El yuan chino entra en el club de las grandes divisas internacionales
El FMI incorpora la moneda en la cesta que usa como referencia para sus operaciones
El yuan se ha convertido este lunes en miembro de pleno derecho del club de las grandes divisas del mundo, una moneda de reserva, lo que supone un reconocimiento a la pujanza que China ha demostrado como potencia económica y financiera en los último años, pese al frenazo que está viviendo ahora. El consejo ejecutivo del Fondo Monetario Internacional aprobó la inclusión de la moneda en la cesta de divisas que utiliza como referencia para sus operaciones de financiación, pese a que el país aún determina el tipo de cambio de la divisa. Se suma así al dólar estadounidense, el euro, el yen y la libra esterlina.
El yuan, o renminbi o "moneda del pueblo" empezó a circular en China en 1949 y este lunes vivió un gran punto de inflexión en su historia. El Fondo realiza sus operaciones a través de una especie de divisa propia, los llamados derechos especiales de giro (o SDR, por sus siglas en inglés) cuyo valor está determinado por un grupo de divisas del que ahora forma parte el yuan. La medida que acaba de anunciar el FMI será efectiva el 1 de octubre de 2016. Así, un banco central al que se le otorgan esos SDR puede cambiarlo por las monedas que están incluidas en esa cesta.
La decisión del Fondo se daba por descontada una vez logrado el dictamen positivo de los técnicos del Fondo, lo que se conoció justo antes de la última cumbre del G20, el pasado noviembre en Turquía. Un visto bueno que no fue del todo sencillo. Porque el yuan cumple con requisitos técnicos que el FMI demanda: es una moneda "ampliamente utilizada" en las transacciones internacionales y también "ampliamente negociada" en el mercado de divisas, pero resulta muy controvertido que Pekín aún determine el tipo de cambio de su divisa y aplique controles de capital que no dejan de limitar su convertibilidad. Lo que sí ha hecho China a lo largo de los años es ir ampliando la horquilla de fluctuación de la moneda.
La inclusión del yuan "es un hito importante en la integración de la economía china en el sistema financiero global y es también un reconocimiento del progreso que las autoridades chinas han llevado a cabo en los últimos años en reformar su sistema monetario y financiero", dijo la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, a través del comunicado en el que se anunció la decisión. Pero, al mismo tiempo, mandó el mensaje de que no todo el trabajo se ha completado al añadir que "la continuación y la profundización de este esfuerzos traerá un sistema más robusto", un sistema que "respaldará el crecimiento y la estabilidad de China y de la economía global".
El Gobierno de Pekín lleva años reclamando la inclusión en el club de divisas del FMI que refuerza la credibilidad internacional de su economía. EE UU, primer accionista del FMI, fue reticente durante años pero finalmente dio su brazo a torcer si la divisa cumplía con esos criterios técnicos. La demanda había sido rechazada en 2010 y este agosto, cuando la cuestión parecía más encarrilada, sufrió una demora. El FMI decidió esperar un poco más justo después de que China aprobase una devaluación del yuan que justificó en la búsqueda de flexibilización del tipo de cambio para acercarlo más al valor de mercado.
El hecho de que el yuan se convierta ahora en una moneda de reserva debería traducirse en un mayor apetito de los inversores por ella, aunque permanecen las críticas a la falta de transparencia del banco central y hay un consenso en torno a la idea de que China aún tiene reformas pendientes en materia financiera y económica. Unas estimaciones citadas por Reuters señalaban este lunes que podría impulsar la demanda en unos 500.000 millones de dólares y llevar la cuota de participación de la moneda asiática hasta un 5% de las reservas globales, lo que significaría ponerse por delante de los dólares de Canadá y Australia.
El mercado reaccionó sin aspavientos a una inclusión que ya se esperaba. Desde el 13 de noviembre, cuando Lagarde y los técnicos del Fondo dieron el espaldarazo al yuan, su valor ha bajado ligeramente, pasado del 6,39 al 6,42 yuanes por un dólar estadounidense que se encuentra en fase de fortaleza. Con el euro, en cambio, ha subido algo, ha pasado de 6,89 a 6,78 yuanes por euro en el mismo periodo.
Donde sí habrá una reacción inmediata es en el peso que cada divisa tiene en esta cesta que determina el valor de los derechos especiales de giro. El criterio se basa en el valor de las exportaciones o el volumen de reservas denominadas en cada moneda en manos de otros miembros del FMI, entre otros baremos. Con esta revisión, el yuan pesará un 10,9% en la cesta, mientras que el euro bajará del 37% al 30,9%.
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