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Ofensiva en el BCE y Bruselas para limitar los riesgos bancarios

Berlín considera que, al final, sus bancos acabarán pagando por los agujeros de los demás

Claudi Pérez
El comisario europeo de Estabilidad Financiera, Jonathan Hill, este martes en el Parlamento Europeo.
El comisario europeo de Estabilidad Financiera, Jonathan Hill, este martes en el Parlamento Europeo.

La Comisión Europea aprobó ayer el fondo de garantía de depósitos común, con un esquema gradual para proteger a los ahorradores —hasta 100.000 euros— que mutualizará los riesgos bancarios progresivamente y estará plenamente operativo en 2024.

Bruselas aprobó un proyecto en tres fases que no incluye un cortafuegos fiscal, pero que aun así provocó duras críticas en Berlín, que considera que al final sus bancos acabarán pagando por los agujeros de los demás. La Comisión fue más allá y, juntamente con el BCE, prepara una ofensiva para limitar la exposición del sector a la deuda soberana, y en general para reducir el elevado endeudamiento de la banca.

El brazo ejecutivo de la UE adelantó que a lo largo de los próximos meses hará propuestas al Comité de Basilea —que está preparando una batería de medidas en esa línea— destinadas a “limitar el grado de apalancamiento de los bancos”, según un documento presentado ayer junto al fondo de garantía de depósitos común.

Más estabilidad

Bruselas no pasa aún de los enunciados generales: el lobby financiero, uno de los más potentes en la capital europea, está ya en guardia. Pero el comisario Jonathan Hill dejó claro que ejercerá sus competencias con el objetivo declarado de asegurar “una financiación bancaria estable” y la posibilidad de aumentar la comparabilidad de los activos ponderados por riesgo, para que sea más fácil cotejar la exposición al riesgo de los bancos.

El riesgo vinculado a la deuda soberana es una de las grandes batallas de los próximos años entre los Gobiernos y los sistemas financieros de La Unión. La regulación otorga riesgo cero a los bonos públicos que las entidades poseen en sus balances. Eso va a cambiar: las instituciones pretenden imponer algún tipo de penalización que refleje el peligro de impago. Alemania lidera a los que exigen normas más duras.

España, en cambio, no quiere forzar a las entidades a dotar provisiones para cubrir riesgos. Porque si triunfan los postulados alemanes, la banca española y la periférica tendrán automáticamente mayores niveles de riesgo.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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