“Hay que democratizar el acceso a la inversión”
El fundador de la plataforma de ‘crowdfunding’ Indiegogo ve en los mercados hispanohablantes un enorme potencial de crecimiento
Financiar la creación de un nuevo producto sin necesidad de buscar dinero en bancos o inversores de capital riesgo. Esa es la propuesta de Indiegogo, una plataforma de financiación colectiva online con sede en San Francisco que cuenta con nueve millones de usuarios activos mensuales. Mientras que Kickstarter, líder en el mercado, está cada vez más dedicado a campañas de financiación de aplicaciones móviles, en Indiegogo florecen proyectos para crear todo tipo de utensilios. El récord lo ostenta un ingenioso panal doméstico para recolectar miel de manera sencilla, que recibió más de 12 millones de dólares. Su modelo de negocio se basa en cobrar un 5% de la inversión total, siempre y cuando se llegue a la meta propuesta por el inventor, que a cambio de las aportaciones suele vender el producto a los usuarios. Slava Rubin, actualmente consejero delegado, creó el servicio en 2008 junto a Eric Schell y Danae Ringelmann.
Pregunta. ¿Cómo surgió la idea de fundar Indiegogo?
Respuesta. Fue en 2006, fruto de la frustración. Mi padre tenía cáncer y no podíamos costear el tratamiento. Soy hijo de emigrantes, de Brooklyn, nos vinimos en 1979. Creo en el "sueño americano": he vivido por todo el país, desde Filadelfia a Chicago o Nueva York. Pensé que San Francisco era el mejor lugar para lanzar algo que uniese Internet y los fondos de inversión basados en la gente normal.
P. ¿Cuáles han sido las campañas más destacadas?
R. Los supermaderos 2, una película, superó los cuatro millones de dólares recaudados. Comenzaron durante el festival de Sundance, en 2008, y dieron con una de las claves de nuestro servicio. Combinaron creatividad, ganas de emprender y personalidad.
“En realidad, somos de gran ayuda para los fondos de capital riesgo. Les ayudamos a ver qué le interesa al mercado”
P. ¿Cómo es su relación con los fondos de capital riesgo? ¿Los ven como competencia?
R. En realidad, somos de gran ayuda para ellos. Desde que nos estrenamos hemos superado los 300 millones de dólares de financiación. Muchos nos ven como un aliado, como el mejor radar para saber qué interesa al mercado de una manera muy certera. Uno de los ejemplos sería Misfit, una firma dedicada a medir la actividad deportiva, que consiguió 65 millones de inversión después de su campaña inicial en nuestra plataforma. De media, cuando entran los inversores tradicionales, el capital invertido desde Indiegogo se queda en el 10%.
P. ¿Cuál es la tasa de éxito?
R. No tenemos una cifra concreta. Nuestra meta no es tanto promover grandes cifras como democratizar el acceso a la inversión. Queremos hacer lo mismo que hizo eBay con el comercio electrónico o YouTube con el vídeo online: cambiar las reglas del juego.
P. ¿Qué tal funciona fuera de Estados Unidos?
R. Muy bien. En EE UU se recauda un tercio de todo el dinero que manejamos. España cada vez presenta cifras más interesantes, pero el español es lo que verdaderamente marca la diferencia. América Latina es muy activa. Yerka, una bici que no se puede robar, ha sido nuestro gran éxito allí. Sin embargo nos encontramos con una dificultad, la gran diversidad y oscilación entre monedas. Tenemos ganas de fomentar Brasil, pero todavía no tenemos versión en portugués.
P. Una de las claves de sus campañas reside en cómo los propios creadores las promocionan, ¿qué ayuda les proporcionan?
R. Lo primero que recomendamos es que creen un vídeo. Con un vídeo se puede enganchar a la audiencia y explicar bien qué se quiere hacer. Nosotros ofrecemos asesoramiento, pero no es obligatorio recibirlo. En el caso de que la campaña sea parte del programa dedicado a proyectos sin ánimo de lucro, pensados para mejorar la vida de las personas, el asesoramiento es gratuito.
P. ¿Se puede hablar de un despegar de los proyectos de hardware en su plataforma?
R. No estoy seguro. Creo que se unen dos factores. Por un lado, es más sencillo convencer al consumidor final que a un inversor. Por otro, que a los medios de comunicación os gusta mucho destacar los dispositivos electrónicos, así que dais más eco a esas campañas. Hace 15 años el hardware era la moda, ahora es más caro.
P. ¿Qué no se puede hacer en Indiegogo?
R. No tenemos restricciones más allá de drogas, armas o productos bioquímicos, todo está explicado en nuestras normas. La gran diferencia es que nosotros, al contrario que los inversores y los bancos, no juzgamos. Aquí todo el mundo tiene opciones si es capaz de convencer a la gente. Hacemos que todo sea más abierto.
P. ¿Cree que su plataforma sería posible sin las redes sociales?
“Sin las redes sociales no existiríamos. Eso lo tengo muy claro”
R. Sin las redes sociales no existiríamos. Lo tengo muy claro. Facebook y Twitter generan
P. ¿Han encontrado algo novedoso que suceda dentro de su propio servicio?
R. Sí, una tendencia curiosa, alianzas entre los que promueven proyectos. Colaboran y ofrecen recompensas combinadas a los inversores. Un ejemplo es el de Misfit con un medidor de sueño. Hacen un paquete para conseguir ambos a mejor precio.
P. ¿Qué sucede si una campaña no consigue su objetivo?
R. Les pedimos a los creadores que sean honestos desde el principio. Depende de cómo se hayan dado de alta: puede ser una campaña que pide financiación flexible, en ese caso, siguen adelante. O puede que necesiten una cantidad marcada; si no la alcanzan deben devolver la inversión.
P. Muchos consideran Indiegogo como una tienda online. Pero al ver que las entregas se demoran se multiplican las quejas en redes sociales. ¿Cuál es su postura?
R. Procuramos hacer seguimiento de los plazos para evitar esta situación, pero no es fácil. Mi consejo para los creadores es que sean claros, que sean transparentes. Lo que realmente molesta es la desinformación. Hay que valorar mucho a estos primeros financiadores. Al fin y al cabo, son particulares que se han enamorado tanto de nuestros productos como para dar dinero por adelantado. Una de las medidas que tomamos fue contratar un seguro para que, si no sale el producto al mercado, si no se hace realidad, el dinero vuelva al consumidor.
P. ¿Dónde se ven de aquí a cinco años?
R. Como la mejor alternativa al capital riesgo, que consideramos como un sistema con demasiadas barreras que rompen la creatividad. En la actualidad, el 5% de los nuevos productos que se crean en Estados Unidos nacen del crowdfunding. En poco tiempo llegarémos al 10%. En nuestros planes está el tener versiones en más idiomas y aceptar más formas de pago. El bitcoin será una de ellas.
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