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Bruselas legisla para recortar más las emisiones de dióxido de carbono

Plantea un rediseño del mercado eléctrico para fomentar las renovables y el autoconsumo

Lucía Abellán
El comisario de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete.
El comisario de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete.EFE

La Comisión Europea puso este miércoles la primera piedra para hacer realidad el compromiso de recortar más intensamente las emisiones de dióxido de carbono en los próximos años. Bruselas reducirá a un ritmo mayor el volumen de derechos de emisión que asigna a las industrias y limitará los sectores que pueden contaminar sin coste. El plan, presentado por el comisario de Energía, Miguel Arias Cañete, incluye un rediseño del mercado eléctrico para fomentar las renovables y estimular el autoconsumo.

Europa pisa el acelerador ante la proximidad de la cumbre del clima que Naciones Unidas celebrará en París a final de año y en la que el mundo tratará de fijar objetivos ambiciosos para luchar contra el calentamiento global. El Ejecutivo comunitario hizo pública su propuesta para lograr en 2030 un descenso del 40% en las emisiones de carbono respecto a los niveles de 1990. Los países miembros y el Parlamento Europeo deberán ahora transformar esta iniciativa en una ley firme, algo que puede demorarse dada la cantidad de intereses que rodean este paquete de energía y clima.

Autoconsumo para ahorrar

La Unión Europea quiere dar al consumidor de energía un papel mucho más activo en este mercado. Con la opacidad que caracteriza a esta industria —el consumidor desconoce el proceso de formación de precios y apenas puede elegir entre supuestos competidores—, Bruselas se propone “dar a los consumidores un papel central en la transición energética de Europa”, en palabras del vicepresidente comunitario para la unión energética, Maros Sefcovic.

Las energías renovables representan hoy una cuarta parte de la producción de electricidad en la UE. Para 2030 se espera que esa cuota ascienda a la mitad de la generación eléctrica. Además de un mayor intercambio de energía entre Estados miembros, esos porcentajes requerirán el auge de una práctica ahora residual en Europa: el autoconsumo de renovables.

La reducción de los costes tecnológicos ha facilitado al consumidor la producción y el almacenamiento de su propia energía, incluso la venta de una parte a terceros. Con los esquemas públicos de fomento de renovables muy mermados en los últimos años, la Comisión espera que esa actividad particular movilice la inversión privada en renovables.

Consciente de las dificultades de reducir aun más los gases de efecto invernadero en un momento en que Europa comienza a ver más allá de la crisis, el comisario español avisó: “Mi mensaje para las empresas y los inversores es que inviertan en energías limpias, que están aquí para quedarse”. Cañete admitió que el objetivo es más ambicioso que el perseguido hasta ahora —lograr una reducción del 20% en 2020— y que alcanzarlo resultará “más difícil”.

Con ese objetivo, Bruselas reforma un sistema de comercio de emisiones que presenta “debilidades”, en palabras del comisario, y lo adapta a los nuevos objetivos. A partir de 2021, los derechos de emisión que Europa concede —y que las empresas venden a otras en caso de no utilizarlos— se reducirán un 2,2%, un ritmo algo más acelerado que el 1,74% vigente hasta 2020. Además, habrá menos negocios que reciban sus derechos de emisiones gratis en lugar de acudir a las subastas del mercado. De las 180 industrias que los disfrutan en la actualidad se pasará a 50. Sin abundar en todas, Cañete citó el acero, la industria química y la de aluminio por su alto riesgo de deslocalización hacia otros territorios. Las pequeñas y medianas empresas con bajo nivel de emisiones están excluidas de este sistema de reparto de derechos.

Fondos de innovación

Para compensar a los países con menores recursos para adaptarse a las nuevas normas, Bruselas creará un llamado fondo de modernización al que destinará un 2% de los derechos de emisión disponibles entre 2021 y 2030. Habrá otro fondo de innovación para proyectos que fomenten las energías renovables en la industria europea.

Las empresas emitieron la primera señal de que no aceptarán de buen grado la propuesta europea, lo que puede llevar a los Estados miembros a intentar suavizarla. “La propuesta eleva el riesgo de fuga de inversiones, exponiendo a nuestra industria a la competencia injusta de otros países que no hacen esfuerzos climáticos comparables”, reprochó Markus Beyrer, director general de Business Europe, la patronal europea. El sector de las renovables, en cambio, juzga las propuestas insuficientes. “No bastarán para estimular la inversión en renovables”, considera la Asociación Europea de Energía Eólica.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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