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Contenido patrocinado por Banca March
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

China: ¿corrección o problema de fondo?

Confiemos en que la caída de la bolsa no esté descontando un futuro económico peor

S e suele afirmar que los mercados anticipan la evolución de la economía real. Ante el desplome de los índices bursátiles de China en las últimas semanas, quizás sea importante tratar de deducir si se debe a una mera corrección o hay un problema de fondo en la economía.

Las acciones chinas, sobre todo las denominadas en yuanes, que pueden comprar los ciudadanos chinos —clase A—, han experimentado una fortísima subida en los últimos meses. El índice Shenzhen Composite llegó a experimentar una revalorización máxima en el año, a mediados de junio, del 126% —un 200% en el caso de las clase A— y en el caso del Shanghái Composite del 60% —un 46% las de clase A—.

Las subidas se produjeron por las reformas económicas estructurales, la política monetaria expansiva del Banco de China, la unificación de los mercados de Shanghái y Shenzhen —que dio lugar al segundo mercado más grande del mundo— y su conexión con el de Hong Kong, así como por las expectativas de que las acciones chinas de clase A se incorporarían a los índices mundiales MSCI. También hubo un fuerte componente especulativo, derivado del dinero que salía del sector inmobiliario.

Desde los máximos se han producido fuertes correcciones y en la actualidad las revalorizaciones anuales se han recortado al 38% en el Shenzhen Composite y al 14% en el Shanghái Composite, mientras las Bolsas han perdido un tercio de su valor. El detonante fue la no inclusión de las acciones chinas en el MSCI, la reducción de la financiación a operaciones apalancadas y las altas valoraciones, que no estaban teniendo en cuenta los resultados de las compañías.

Para evitar una caída del calibre de 2008 y frenar el desplome, las autoridades han tomado medidas: suspensión de la cotización de 1.300 valores (un 40% de la capitalización), compra de valores por fondos dirigidos por el Estado, aumento de las garantía para realizar operaciones de venta de futuros, prohibición de venta de valores a las empresas públicas y a los directivos, así como amplias medidas de liquidez por parte del banco central chino para evitar una crisis bancaria.

Buena parte de los inversores que propiciaron la subida son particulares que han visto una manera fácil de ganar dinero, con muy poca cultura financiera, y que han comprado las acciones endeudándose. También son los que están precipitando los recortes.

En las últimas sesiones las caídas se han detenido: las valoraciones de las Bolsas son más razonables en relación con los resultados de las empresas y las medidas de emergencia han calmado a los mercados. Confiemos en que se trate de una corrección y no que se esté descontando un futuro económico peor. En el primer trimestre el PIB chino creció al 7% y los datos más recientes muestran que la economía podría encontrarse en un punto de inflexión.

Quizás faltaría un mejor comportamiento del sector exterior, pero la confianza de los empresarios, medida por los gerentes de compras, anticipa una expansión en el sector manufacturero y en el de servicios, las ventas al por menor llevan un mes repuntando y la producción industrial, dos.

A diferencia de Grecia, que no funcionara la economía china sí que sería grave y cambiaría nuestro enfoque de la inversión en los distintos activos y zonas geográficas.

Miguel Ángel García Muñoz  es director de Estrategia de Mercados de Banca March

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