Deuda autonómica y municipal
El pasivo de la Administración territorial llega al 26% del PIB, una cuarta parte del total, y ha crecido un 10%, por lo que hay que estabilizarla
Una acción decidida del BCE para reducir las primas de riesgo y un cambio a mejor de la política fiscal en Bruselas, permitiendo ajustes graduales del déficit, han permitido a Europa y a España salir de la recesión. Pero los stock de deuda y de paro continúan. En este sentido, la frase más irresponsable de la campaña electoral actual es de Alberto Fabra, presidente de Valencia, la comunidad más endeudada de España, rescatada por el Estado y denunciada por Eurostat por manipulación y ocultación de déficit como Grecia: "La deuda no es un problema". Pero igual de irresponsable es el anuncio de bajadas de impuestos generalizadas, donde Esperanza Aguirre es la más destacada en Madrid.
La deuda autonómica y municipal supone el 26% del PIB, una cuarta parte del total. Pero el déficit de comunidades autónomas en 2014 ha superado el de 2013, la deuda ha crecido un 10% y la prioridad es estabilizarla. Nos cuentan que 2014 ha sido un gran año, pero los ingresos de las comunidades autónomas han caído. Las comunidades tienen asignadas la sanidad y la dependencia y aquellos ciudadanos que voten opciones de bajadas de impuestos generalizadas tendrán que asumir más recortes. Más determinante para el crecimiento a largo plazo es la educación. En un mundo global y con la revolución tecnológica más intensa de la historia de la humanidad la estrategia actual de España SA —"yo te lo hago más barato"— es perdedora, como estamos comprobando. El futuro del empleo, de nuestros salarios y de nuestro estado de bienestar dependerá del capital humano. Pero nuestro gasto público en educación por habitante es un 20% inferior a la media de la Eurozona. Por lo tanto, los votantes que opten por partidos que proponen bajadas masivas de impuestos deberán asumir una peor educación y un declive económico en la próxima década.
El Ayuntamiento de Madrid es un caso único en el mundo de gestión irresponsable. La deuda de todos los municipios españoles se ha doblado desde el año 2000. La de Madrid se ha multiplicado por seis desde entonces. En los presupuestos para 2015, la deuda total de municipios supondrá el 55% de sus ingresos. En Madrid la deuda supondrá el 140% de los ingresos. Lo más desmoralizante es que la nueva derecha de Ciudadanos haya copiado los vicios de sus antecesores y prometan irresponsablemente bajadas generalizadas de impuestos con una deuda creciente.
Los españoles de nómina tenemos un esfuerzo fiscal de los más altos de la OCDE. Hay margen para reducirlo, pero gradualmente y cuando la deuda esté bajo control. Y la reducción debe ir acompañada de una reforma integral que elimine los agujeros negros de nuestro sistema fiscal, que refuerce la lucha contra el fraude y que no ponga en riesgo la creación de empleo y la mejora de salarios. ¿Habremos aprendido los españoles la lección de la campaña de Rajoy de 2011 o de Tsipras en Grecia este año, haciendo los dos promesas imposibles de cumplir? Nos jugamos el futuro de la próxima década el domingo. El futuro está por escribir y en democracia la ventaja es que está en nuestras manos. Tenemos una gran oportunidad para dar una lección a Europa y al mundo de madurez democrática.
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