Francia acelera su crecimiento sin haber hecho las reformas

Francia arrancó este año con un crecimiento trimestral del 0,6%, muy por encima de lo previsto oficialmente, sin haber puesto en marcha profundas reformas como las que se han registrado en una buena parte de la Unión Europea. Para el actual trimestre, el Banco de Francia augura un repunte del 0,3%. El Gobierno francés opina que los datos apuntan a que “la recuperación ha llegado”, pero fuentes del Ministerio de Economía precisan que, pese a todo, hay que profundizar en las reformas emprendidas que exige Bruselas.

El Ejecutivo francés prevé para este año un crecimiento global del 1%. Michel Sapin, ministro de Finanzas, aseguró el lunes pasado que la cifra es “prudente, muy prudente”, porque hay “muchas posibilidades de que sea superior". Este miércoles, Sapin ha dicho que son “muy alentadores” los datos que ha difundido por la mañana el instituto francés de estadística (Insee).

El propio Insee, como el Ejecutivo, había previsto un crecimiento en el primer trimestre de entre el 0,3% y el 0,4%, pero ha sido prácticamente el doble. El dato, además, también duplica el registrado en Alemania en esos tres meses, según los datos difundidos por Bruselas, y es netamente superior a la media de la zona euro (0,4%). La positiva sorpresa llega, además, tras unos meses de estancamiento. Francia solo creció un 0,4% en 2014. Hay que remontarse al segundo trimestre de 2013 para encontrar un porcentaje similar al difundido ahora.

La clave del repunte francés reside en los bajos precios del petróleo en un periodo de elevado gasto energético, un factor que también ha contribuido al aumento del consumo, como lo demuestra el incremento en ventas de automóviles. La mayoría de sectores, como excepción de la construcción (-1%), han experimentado mejoras. Los bajos tipos de cambio y la debilidad del euro frente al dólar son otros dos elementos fundamentales.

Los bajos precios del petróleo han sido la clave fundamental del sorprente repunte de la economía

Los buenos datos se suman a otros ya registrados en las últimas semanas. El déficit público acabó el año pasado en el 4%, y no el 4,1% previsto. Este año se situará en el 3,8%. Y la confianza empresarial sigue en alza.

El aumento del PIB, pese a todo, no ha sido suficiente para reducir el paro, que ronda el 10,5%. El ministro Sapin insiste en que solo será posible cuando Francia crezca por encima del 1%, algo solo previsto a partir del año que viene. El gasto público, que ahora supera el 57%, y la deuda, por encima del 95% del PIB, son otros dos datos alarmantes para la economía francesa. Como lo es el saldo negativo (-0,5%) en este primer trimestre del comercio exterior. Las exportaciones se han ralentizado (0,9%) mientras han crecido las importaciones (2,3%).

Por eso, la Comisión Europea alerta a París de que, pese a los datos positivos, debe hacer reformas para consolidar el crecimiento ante los riesgos de futuras alzas del petróleo o de fortalecimientos del euro. Algunas de las reformas en las que más ha insistido Bruselas hasta ahora, como la laboral, están descartadas por el momento por el Gobierno francés.

Entre las lagunas de la economía francesa destaca la escasa inversión. En ese terreno, París se ha adelantado al resto de países de la UE y ha suscrito el pasado martes el primer acuerdo previsto en el marco del plan Juncker, que incluye la inversión de 315.000 millones en toda Europa. Con ese acuerdo inicial, Francia pretende poner en el mercado un total de 420 millones en préstamos a pequeñas y medianas empresas. El acuerdo ha sido suscrito por el Fondo Europeo de Inversiones y el Banco Público de Inversiones de Francia, que avalarán los préstamos.

El Gobierno ha asegurado este miércoles, tras el Consejo de Ministros, que los empresarios auguran que en este ejercicio la inversión aumentará el 7%, tres puntos más que la cifra registrada en enero.