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Un peaje antiatascos

Ferrovial prueba en Texas a cambiar el precio de una autopista cada cinco minutos para garantizar la fluidez. La tarifa depende de la afluencia de coches

Miguel Jiménez
Autopista de peaje North Tarrant Express (NTE) entre Dallas y Fort Worth, construida por Ferrovial.
Autopista de peaje North Tarrant Express (NTE) entre Dallas y Fort Worth, construida por Ferrovial. EL PAÍS

Una autopista de peaje dentro de una autopista normal. Eso es lo que inauguró Ferrovial en Texas en octubre pasado. Sin embargo, la gran novedad de la North Tarrant Express (NTE), el sistema que permite cambiar el precio del peaje cada cinco minutos en función del tráfico para evitar los atascos, quedó pendiente y se ha estrenado esta semana. La concesionaria, no obstante, ha evitado los cambios bruscos y no ha necesitado elevar excesivamente los precios para evitar colapsos, según fuentes de la compañía.

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La NTE es una autopista de 21,4 kilómetros en el eje que une Dallas y Fort Worth. Es una concesión por 52 años y ha supuesto una inversión de 2.100 millones de dólares (unos 2.000 millones de euros al cambio actual). Con su construcción, se duplicó la capacidad a lo largo del corredor. Los conductores pueden elegir entre los carriles gratuitos y los de peaje, pagando un precio que fluctúa a lo largo del día, dependiendo de las condiciones de la vía. Hay sensores instalados que transmiten información de forma continua a un centro de control sobre el estado de la autopista: tráfico, meteorología, congestión... Según esos parámetros, los peajes se pueden reajustar cada cinco minutos, aunque de momento se están evitando las oscilaciones demasiado frecuentes.

Los precios de peaje se anuncian algo antes de las entradas a los carriles de peaje para que los usuarios tengan tiempo para decidir si los utilizan o continúan por los de uso gratuito de la autopista. El precio queda fijado en el momento de la entrada y se respeta aunque cambie durante el trayecto.

El precio se fija de modo que garantice que se puede circular a una velocidad mínima de 50 millas por hora (unos 80 kilómetros por hora) por los carriles de peaje, una velocidad atractiva en uno de los corredores más saturados del país. La responsable ejecutiva de la autopista, Belén Marcos, explicaba en octubre pasado que la intensidad de tráfico del corredor es superior, por ejemplo, a la de la entrada a Madrid por la carretera de La Coruña, de unos 160.000 coches al día.

El sistema garantiza una velocidad mínima de 80 km/hora

Inicialmente, se fijaron precios para distintos tramos horarios, más caros en las horas punta y más baratos en los periodos de menos tráfico. Recorrer los dos tramos de la autopista empezó costando 90 centavos de dólar (unos 85 céntimos de euro al cambio actual) por la noche o los fines de semana a primera hora, pero el precio subía a 3,90 dólares en las horas punta de las mañanas de los días de diario, con varios precios intermedios en otros horarios. Desde esta semana, ya se pueden variar los precios en función de las condiciones. La idea es que cuando la autopista empiece a tener mucho tráfico y amenace con saturarse, el peaje suba disuadiendo a más conductores de incorporarse. En cambio, cuando baja la intensidad de tráfico, el precio baja, haciendo más atractivo su uso.

La autopista no tiene barreras. Hay identificadores de matrículas, de modo que el peaje se cargue en cuenta a quienes estén dados de alta en alguna plataforma o que la factura se envíe por correo. Hay descuentos del 50% para los coches con dos o más ocupantes, registrándose en un ordenador o con una aplicación para el móvil antes del trayecto.

La experiencia de uso de la autopista muestra que, en general, los usuarios no están usando los carriles de peaje tanto porque se vean forzados a ello por grandes atascos, sino simplemente por la mayor fluidez del tráfico, la mayor seguridad y la mayor comodidad del viaje, al tener menos incorporaciones y salidas. Eso permite que haya tráfico también en horas valle.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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