La caída del real brasileño inquieta a la economía argentina
Las exportaciones de Argentina a su principal socio pierden atractivo al encarecerse
Los problemas de la economía brasileña se están trasladando a su moneda, que se debilita frente a las principales divisas del mundo. Uno de los damnificados por esta situación es Argentina, que tiene en Brasil a su principal socio comercial. El real brasileño se ha depreciado frente al peso argentino un 27% desde el pasado mes de septiembre. Esta situación dificulta las exportaciones argentinas, ya que hace menos competitivos sus productos.
“Hay una preocupación generalizada en Argentina por la depreciación del real, pero no estamos en un estado de histeria como en otras épocas”, explica Dante Sica. Este consultor de la firma Abeceb se refiere a la depreciación de la moneda brasileña en 1999, cuando el peso llevaba ocho años atado al dólar y su fortalecimiento dañaba la competitividad de las empresas argentinas. Por un lado, “la debilidad del real castigaría a las exportaciones de productos argentinos”, que en un 21% van a Brasil, “porque se encarecen frente a los competidores brasileños”, según Sica. Por otro, no se prevé un aluvión de bienes baratos del socio mayor de Mercosur (unión aduanera que también integran Paraguay, Uruguay y Venezuela) porque el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner aplica barreras proteccionistas que los frenan. En 2014, el 22% de las importaciones argentinas provenía de Brasil, menos que el 26% de 2013, una caída que el economista jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA), Diego Coatz, adjudica a la apreciación que sufría hasta entonces el real.
El 75% de las ventas a Brasil del país sudamericano son manufacturas
Los problemas del tipo de cambio de Brasil obedecen al fortalecimiento del dólar y también a su inestabilidad política y económica, pero es el estancamiento de su PIB lo que más afecta a Argentina, según Sica y Coatz. La economía brasileña apenas creció en 2014 y el PIB podría caer un 0,6% en 2015, según las previsiones recopiladas por FocusEconomics. La misma fuente apunta a una caída del PIB argentino del 0,7% en 2014 y del 0,3% en 2015. “A eso se suma que la política cambiaria de Argentina está dislocada del contexto internacional; está evitándose una devaluación porque interesa reducir la inflación, pero se agranda la brecha de competitividad y eso traerá más trabajo para el Gobierno que venga en el próximo mes de diciembre”, añade el analista de Abeceb.
Coatz, de la patronal industrial argentina, opina que Brasil tiene suficientes reservas internacionales para contrarrestar la depreciación del real, pero deja que ocurra por una política deliberada de “exportar la crisis, de venderle más a sus vecinos, como hizo Alemania en la Unión Europea”. El economista jefe de la UIA advierte de que la disparidad entre el real y el peso se encuentra en su peor momento desde 1999, aunque lejos de aquella situación que derivó en la devaluación argentina de 2002, en medio de una feroz crisis económica, social y política.
“Si Brasil cae, nosotros tenemos un problema directo porque el 60% de lo que vendemos al exterior en la industria no alimentaria va a ese mercado”, reconoció recientemente Axel Kicillof. Pero el ministro de Economía argentino prefiere contrarrestar ese efecto con medidas que estimulen la demanda interna. “Si Brasil devalúa violentamente, Argentina tiene que evitar la inestabilidad y lo puede hacer”.
El 75% de las exportaciones argentinas al mercado brasileño son manufacturas no agrícolas, la mayoría coches y sus componentes, pero también productos químicos, plásticos, maquinaria y acero. Pero el presidente de la Cámara de Exportadores Argentinos, Carlos Castelli, que representa a las pymes, opina que la caída del real no les afecta: “Las industrias de automóviles de Argentina y Brasil son complementarias: cada una se especializa en hacer determinados componentes. O sea que no hay problema por la devaluación sino por la menor demanda de Brasil. Y en calzado, marroquinería, textiles, casi no se exporta a Brasil y lo que viene llega con cupos”.
Castelli es dueño de las fábricas y comercios de accesorios para mujer Todo Moda e Isadora. Su grupo cuenta con 250 locales en Argentina y 380 en México, Chile y Perú, pero las exportaciones a esos países solo representan el 2% de su facturación argentina. “No exportamos más porque no nos dan los números”, admite Castelli, férreo defensor de las barreras que el Gobierno de Fernández generalizó en 2012 contra las importaciones y que en 2016 deberán modificarse tras un fallo en contra de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
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