Reinvención del crédito
Los nuevos préstamos están creciendo ya para pymes y bajando para las grandes empresas
Todo apunta a la vuelta inminente del crédito, pero ni va a ser el mismo en cantidad (visto lo visto, mejor que así sea) ni va a ser exactamente el tipo de crédito que se venía concediendo en los años anteriores a la crisis (sin burbuja, no hay paraíso). El cambio cualitativo viene inducido, en gran medida, porque habiendo quedado en gran parte atrás el monoteísmo inmobiliario, los préstamos tienen que orientarse a un tejido productivo dominado por las pymes en un amplio número de sectores.
Tras limpiar los balances, reforzar el capital, aligerar estructuras, desprenderse de activos y buscar alianzas y fusiones, el sector bancario deja atrás las estrategias defensivas y adaptativas y pasa obligadamente al ataque. Es tiempo para el crecimiento orgánico, el que viene inducido por el negocio y no por operaciones corporativas. Por ahí pasa la rentabilidad y el valor de franquicia de un banco y ya es tiempo de que sea así. En estos días las entidades financieras españolas están anunciando con particular énfasis sus objetivos de crédito para 2015, lo que cabe acoger con cierto optimismo. Son objetivos en muchos casos ambiciosos, como si con ello se sumaran finalmente a empujar el carro del crecimiento. Y lo van a hacer en la base empresarial. De hecho, el nuevo crédito está creciendo ya para pymes y bajando para las grandes empresas.
Aunque ahora estemos todavía en los albores de este cambio, la competencia va a ser intensa y va a requerir transformaciones en los bancos para acercarse a las pymes de forma más proactiva. También en las empresas, para hacer su información más atractiva y manejable. En todo caso, el problema de información asimétrica cuando se financia un nuevo proyecto a una pequeña sólo puede resolverse con modelos de evaluación (scoring) suficientemente flexibles y, en ningún caso, equiparando a las pymes con particulares.
Los sistemas tradicionales de evaluación de créditos no sirven cuando un componente fundamental de la información es relacional, se genera por la experiencia de la relación bancaria o por el conocimiento del medio, la empresa o el empresario evaluado. Ya antes de la crisis los modelos de evaluación de préstamos a pymes en España eran mucho más limitados en su diversidad que en Estados Unidos. Ahora, la eclosión de este tipo de financiación en España se va a producir en un ambiente de negocios distinto, donde la economía colaborativa y los canales de información requieren mucha flexibilidad y habilidad más allá de un “cara a cara” en una oficina.
La evidencia empírica en revistas de prestigio —tan poco valorada estos días en relación con las opiniones de sube y baja por las que se juzga la calidad de los economistas— está ofreciendo de forma robusta algunos resultados de los que podemos aprender mucho. Por ejemplo, que aplicar modelos de scoring estandarizados a las pymes dispara las tasas de morosidad. Y que ese tipo de scoring deniega crédito a muchas empresas cuya calidad crediticia puede acreditarse mediante modelos más “relacionales”. O que si la competencia bancaria es demasiado elevada en el ámbito local, las entidades tienden a conceder préstamos de mala calidad.
En un entorno de economía colaborativa y de canales de financiación alternativos, los bancos van a afrontar más competencia, pero también tienen la oportunidad de absorber el valor informativo de esos canales y, mediante la colaboración, crear una red informativa que aumente los préstamos a pymes sin detrimento de su calidad. Los bancos siempre han hecho lo mismo, sólo cambian la forma de hacerlo. Y estos tiempos requieren nuevas formas que ya se perciben.
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