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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La crisis que vendrá no es la primera

Juan Ignacio Crespo

Hace 35 años la situación que presenta la economía mundial al comenzar 2015 le hubiera parecido envidiable a casi todo el mundo: la inflación controlada; los tipos de interés cercanos al (o incluso por debajo del) cero por ciento; el precio de las materias primas cayendo (-25% desde 2011) y el precio de una de ellas, el petróleo, derrumbándose a la mitad en menos de seis meses. Por si eso fuera poco, las Bolsas de EE UU subiendo sin apenas límite; su economía (motor del resto) creciendo sin aparente amenaza; los conflictos de Oriente Próximo sin afectar al precio de la energía como era tradicional; con el oro cayendo de precio sin miedo ya a la inflación y sin actuar como activo refugio en tiempos de paz; con la cotización del dólar al alza y habiendo perdido (quién sabe si transitoriamente) su aureola de moneda refugio también.

Le hubiera llamado mucho, sin embargo, la atención a los expertos de entonces el que cuando aumenta la inestabilidad en los mercados se diga, como se dice, que el activo refugio es el yen, la moneda de un país con terremotos; sin energía; con conflictos territoriales con China; justo al lado de la agresiva Corea del Norte y con la deuda pública más descontrolada del planeta.

Qué diferente resulta nuestra visión contemporánea, limitada, como es natural (igual que lo estaba la de entonces) por las incertidumbres del presente: el desempleo elevado; la carga de la deuda; las dificultades para controlar el déficit o la falta de efectividad de la política monetaria.

Pero, qué parecida, a pesar de todo, es la corriente subterránea que condiciona ahora como entonces la marcha de la economía global: los tipos de interés reales de la deuda pública estadounidense a 10 años, ese activo en torno al que gravita todo lo demás, están subiendo desde hace tres años, igual que comenzaban a subir en 1980.

2015 será el preámbulo de lo que pudiera ser la última réplica de la recesión, de la que quedan momentos duros

De modo que es muy probable que con tipos de interés reales al alza (bien sea porque la Reserva Federal decida en EE UU subir los de corto plazo, bien porque la inflación se torne muy negativa o por ambas cosas a la vez) las Bolsas se mantengan refrenadas o retrocediendo en el año 2015 y que las economías occidentales terminen sintiendo su efecto recesivo en 2016, a pesar del balón de oxígeno de una energía mucho más barata.

Otro efecto de la subida de los tipos de interés reales del dólar será la apreciación de éste, que continuará seguramente imparable hasta alcanzar los 1,10 dólares por euro dentro de 2015, algo que beneficiará a la eurozona y, más cerca, abaratará el parque de inmuebles ociosos de España para quien tenga financiación en dólares o tenga el dólar como moneda de origen.

Pero será la inestabilidad en las economías de los países emergentes lo que probablemente domine el panorama de 2015, con el nivel de actividad mermado por la caída del precio de las materias primas y la capacidad de pago de sus empresas deteriorada por la intensa depreciación de sus monedas frente al dólar (hay que recordar que el endeudamiento en divisas del sector privado no bancario de esos países asciende a 10 billones de dólares) al tiempo que la fuerte posición de reservas de divisas que han conseguido acumular se va deteriorando. La inestabilidad política que se derivará de ese declive retroalimentará la sensación de caos económico.

El encarecimiento del dólar junto con la subida de sus tipos de interés reales llevará, pues, a algunos países emergentes a la suspensión de pagos y a la renegociación de su deuda. El colmo de la ironía es que todo apunta a que Venezuela (si no lo es la atribulada Ucrania) será, ahora como en los años ochenta, el primer candidato a pasar por esa tesitura.

El año 2015 será probablemente el preámbulo de lo que bien pudiera ser la última réplica de esta crisis, de la que aún quedan momentos muy duros por pasar.

Juan Ignacio Crespo es estadístico del Estado y autor de Las dos próximas recesiones.

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