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Diez consejos para ahorrar carburante

Pese al auge del vehículo eléctrico, el combustible aún va a ser parte importante del presupuesto familiar durante mucho tiempo

Thiago Ferrer Morini
Una gasolinera en Madrid.
Una gasolinera en Madrid.CARLOS ROSILLO

El mundo del automóvil está en medio de una revolución histórica. El venerable motor de explosión, que en sus dos variantes (dos y cuatro tiempos, diésel y gasolina) ha movido a la humanidad durante los últimos 110 años, está, poco a poco pero de manera imparable, perdiendo terreno frente a los coches eléctricos y los híbridos. Según la última edición el Observatorio del Automóvil del banco Cetelem, el 39% de los españoles piensa comprarse un automóvil eléctrico o híbrido la próxima vez que cambien de vehículo.

Pero mientras la revolución cobra cuerpo, las cifras cantan: la mayoría absolutísima de la flota de turismos española tiene que pasarse de vez en cuándo por la gasolinera, y, según los datos de la patronal del automóvil Anfac, en los nueve primeros meses de 2014 el 98,7% de los turismos que se vendieron en España eran de motor químico.

El carburante, en consecuencia, seguirá siendo durante algunos años una parte fundamental del presupuesto de muchas familias españolas. El Instituto de Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) sugiere, en la última edición de su Guía de Turismos, una serie de consejos para limitar, en la medida de lo posible, ese gasto.

  1. ¿Es necesario? El primer consejo no consta en la guía del IDAE: antes de coger el coche, lo prioritario es decidir si no es un viaje que podríamos hacer a pie o en bicicleta. No solo porque el trayecto en coche que menos gasta combustible es el que no se hace; además, más que probablemente, será mucho mejor para nuestra salud.
  2. El mejor camino para ahorrar. Hoy en día casi todos los teléfonos móviles incluyen aplicaciones que muestran, en tiempo real, cuál es la mejor ruta hasta nuestro destino, lo que incluye evitar los siempre costosos atascos de tráfico. Una buena planificación nos ahorrará tiempo y dinero.
  3. Ligeros de equipaje. En su inmensa mayoría, los coches están diseñados para ser aerodinámicos y, en consecuencia, permitir moverse más rápido con menos energía. Poner cosas que sobresalgan, como las bacas, aumenta el consumo de combustible (hasta un 35%, según el IDAE). Además, por cada 100 kilogramos de peso adicional, el gasto en carburante aumenta en un 5%.
  4. El dinero se escapa por la ventana. La temperatura recomendada en el interior de nuestro automóvil oscila entre los 23 y los 25 grados. Mientras que circular con las ventanas totalmente abiertas gasta un 5% más de combustible, utilizar el aire acondicionado aumenta en un 25% el consumo de carburante. Así que lo mejor es usar los ventiladores y tirar de aire acondicionado solo cuando sea imprescindible.
  5. Menos aire, más gasto. Hay que revisar la presión y el alineado de los neumáticos. Si están por debajo de la presión adecuada o no están correctamente alineados, aumenta la superficie de rodadura, el rozamiento y, en consecuencia, el consumo de combustible. 
  6. Motor en regla, consumo en regla. Un coche mal reglado puede consumir hasta un 9% de carburante que uno que no lo está. Poner a punto el coche, con el aceite correcto y las bujías y los filtros limpios, no solo evita averías —que siempre son más caras que mantener el coche en buen estado, sobre todo en los viajes— sino que a largo plazo ahorra combustible. 
  7. No corras. Con la velocidad, crece el gasto de combustible: por ejemplo, según el IDAE, pasar de 90 a 120 kilómetros por hora supone aumentar el consumo un 40%. 
  8. En marcha con las marchas. Un motor en altas revoluciones consume un montón de combustible. Hay que usar la primera solo para arrancar y poner el vehículo en segunda lo antes posible. Y después, subir de marcha entre las 2.000 y 2.500 revoluciones por minuto (1.500 y 2.000 en los vehículos de gasóleo), y, por el contrario, retrasar los cambios de marcha a la hora de desacelerar. Y, por supuesto, no pisar el acelerador al poner el vehículo en marcha: el "rún-rún" queda muy bien en las películas, pero es un desperdicio de carburante. 
  9. ¿Por qué sigue encendido? El ralentí consume combustible (entre 500 y 700 mililitros por hora). Si cree que el coche va a estar más de un minuto parado —como, por ejemplo, en un gran atasco— apague el motor. 
  10. Trata al motor con cariño. Evita acelerones y frenazos bruscos. Ante un obstáculo o una reducción de velocidad —como una retención— levanta el pie del acelerador y utiliza el freno motor. Obviamente, para eso es imprescindible mantener las distancias de seguridad.

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Sobre la firma

Thiago Ferrer Morini
(São Paulo, 1981) Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad Complutense de Madrid. En EL PAÍS desde 2012.

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