¿Puedo permitirme reformar mi casa?
Dependiendo de la complejidad y el coste de la obra, hay distintas opciones de financiación
Hacer reformas en casa es una decisión importante, y no siempre se hace por un simple motivo estético. A veces, el mero deterioro de la vivienda exige cambios. En otras ocasiones, una obra es necesaria para mejorar la eficiencia energética del inmueble, lo que a largo plazo supone un ahorro. Y también están los que reforman la vivienda para mejorar su valoración —tanto la objetiva del tasador como la subjetiva de los posibles compradores— a la hora de venderla.
Financiar esa reforma siempre es un desafío. Obviamente, la primera opción es poder contar con un dinero ahorrado, pero esto no siempre es posible. A falta de ahorros, se puede pagar a través de una hipoteca, por medio de un préstamo personal, o pidiendo dinero prestado a familiares o amigos. Todas esas opciones tienen sus pros y contras que habrá que analizar para pagar lo justo según nuestras necesidades. Hay gente que le tiene pánico a la palabra "hipoteca", un pánico, dicho sea de paso, no del todo injustificado. Pero no siempre es la única opción. Si bien para la compra de un inmueble es difícil acceder a otro producto bancario, las reformas nos permiten valorar varias vías de financiación.
¿A dónde acudir si necesito 15.000 euros?
Imaginemos ahora que nuestra reforma es superficial y puntual, presupuestada en 15.000 euros. En este caso solicitar un préstamo hipotecario no suele ser la opción más acertada, por los costes fijos de constituir una hipoteca (por ejemplo, los gastos de notaría son casi iguales se soliciten 15.000 o 100.000 euros). Un préstamo personal, en este caso, pasa a ser una opción viable. Si, por ejemplo, solicitamos este dinero en Cofidis, a pagar en un plazo de 3 años, nos resulta una cuota mensual de 463 euros al mes. Al final de los 3 años la reforma nos habrá supuesto pagar de intereses 1.961 euros más (un 13%).
¿Mi reforma costará 50.000 euros?
Una familia ha de reformar su casa en profundidad y necesita 50.000 euros. Por ingresos y demás características de los solicitantes, los bancos les aprueban tanto un préstamo hipotecario como uno personal. Para decidirse por uno y otro, además de valorar las mensualidades que acabarán pagando, han de estudiar las características de cada producto.
Una hipoteca de 50.000 euros, al 0% de apertura y a Euribor +2%, supone pagar a 20 años una cuota de unos 265 euros mensuales iniciales. Constituir esta hipoteca cuesta unos 2.000 euros, que deberíamos tener ahorrados. Un préstamo personal de 50.000 euros del Banco Pastor, por ejemplo, nos cobraría una comisión de apertura de 500 euros y los gastos de notaría de aproximadamente 150 euros. En cuanto a la cuota mensual, a 10 años, supone pagar 570 euros.
En cualquier caso, después de hacer números cabría analizar la vinculación obligatoria en cada caso y lo que se acaba pagando en intereses, dato que en el caso de tipos variables no se conoce hasta el final del préstamo. Los simuladores del Banco de España nos ayudarán en estos cálculos.
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