Mucho más que azafrán
Irán abre poco a poco su economía en busca de inversión extranjera tras años de aislamiento por su plan nuclear
En Teherán y otras urbes iraníes proliferan las tiendas que ofrecen productos tecnológicos fabricados en Corea del Sur. Mientras, en los supermercados, comienza a ser frecuente llenar la cesta con alimentos importados del Golfo Pérsico o de India y China. Son sólo algunas señales entre muchas que afianzan la impresión de que el país vive un proceso de apertura tras años a la greña con Occidente por su programa nuclear, lo que le costó severas sanciones que lo aislaron internacionalmente.
El cambio de Gobierno producido hace poco más de un año ha sido crucial. Apenas un mes después de asumir el cargo, el presidente Hasan Rohaní dio muestras de deshielo gracias a una conversación con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Más tarde, en el Foro de Davos (Suiza), celebrado el pasado mes de febrero, afirmó que Irán es un país de bajos costes, moderados riesgos y muchas oportunidades.
Esta opinión es compartida por Antonio Pina, director general de PinaSaffron y presidente del consejo de administración de la filial en Irán. Esta compañía dedicada al azafrán, con base en Novelda (Alicante), lleva cinco años en el país persa. “Soy muy optimista, veo un futuro muy aperturista. Los jóvenes, pero también la burguesía comercial, presionan mucho al régimen para acercarse a Europa”, dice el empresario. “La cultura del país es la de la hospitalidad. Y aunque algunos puedan tener recelos a la hora de hacer negocios con Occidente, a nosotros nos han ayudado mucho para no tener más problemas que los meramente burocráticos”.
Según los datos publicados por el ICEX (Instituto de Comercio Exterior) apenas una docena de compañías españolas operan en la República Islámica de Irán. Un número que se sitúa a gran distancia de las establecidas en otros mercados más cercanos como Turquía, donde rozan la centena, según la web emprendedores.es. El Gobierno de Teherán aspira a que esta situación cambie a media que se consolide la apertura económica, y que el país se convierta en un lugar apetecible para hacer negocios a escala local y regional.
Aparte de energía, el sector de bienes de equipo y servicios de ingeniería promete
El producto interior bruto (PIB) iraní alcanzó en 2013 los 280.000 millones de euros, colocándolo en el puesto 98 de 182 países, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI). El país cuenta con 77 millones de habitantes como clientes potenciales, de los cuáles un 41% se encuentra entre los 30 y los 40 años y hay cerca de 14 millones de millonarios. El PIB per cápita es de 5.950 dólares anuales, pero su capacidad de compra es bastante superior. El gasto anual medio de cada hogar iraní es de 4.500 euros anuales. El 28,1% es absorbido por la atención del hogar: alquiler, agua, electricidad, gas. Otro 26,1% se destina a la alimentación y bebidas.
“A priori, no damos información sobre nuestras actividades en Irán”, responde una responsable de Azud, una multinacional con base en Murcia que fabrica sistemas de riego y de canalización. Casi todas las empresas consultadas se muestran reticentes a aportar datos sobre su inversión en Irán. ¿Por qué? El miedo aún atenaza a muchos empresarios. Durante la última década, las sanciones por parte de Europa y Estados Unidos a las empresas que invertían en el país persa provocaron la desaparición de las que ya estaban asentadas y espantaron a nuevos emprendedores.
La patronal empresarial española (CEOE) lo tiene claro: “Irán es un mercado interesante no sólo por las oportunidades que ofrece sino también por su capacidad financiera. Desde la llegada al poder del presidente Rohani y la consecución de un acuerdo inicial entre las cinco potencias e Irán en materia nuclear, que provocó un levantamiento parcial de las sanciones aplicadas a la nación persa, se han creado muchas expectativas sobre las ventanas de negocio que ofrece este gran mercado”, asegura Álvaro Schweinfurth, director adjunto de Política Exterior y Relaciones Multilaterales. “Además de los sectores financieros, energéticos y petroquímicos, otros ámbitos de gran interés son los relacionados con los bienes de equipo (material de transporte ferroviario, equipos de fluidos o maquinaria agrícola, por ejemplo), los componentes de automoción y los servicios de ingeniería”, añade.
En mayo pasado, 16 empresas agrupadas en la Asociación Nacional de Bienes de Equipo (Sercobe) acudieron en Teherán a la XIX Exposición Internacional de Petróleo, Gas, Refinados y Petroquímicos. Marcel Riudavets, director de exportación de Sercobe, cree que “todo está pendiente del proceso de las negociaciones del programa nuclear”, pero que las impresiones son “entre moderadamente positivas y muy positivas. Las empresas chinas han tomado una posición que pertenecía a las europeas. “Hay que volver con fuerza renovada”, enfatiza Riudavets.
“Dentro de las incertidumbres generales que hoy sobrevuelan las relaciones internacionales, tenemos confianza en que poco a poco se alcance una normalización de relaciones que será positiva para todos”, explica Manuel Teruel, presidente de Taimweser, compañía encargada del tratamiento de residuos o energías renovables. “Irán posee abundantes recursos naturales en los que nuestra línea de producto encaja muy bien. Además, cuenta con grandes empresas y profesionales de muy alta cualificación. Las posibilidades de ampliación dependerán de un escenario internacional en el que se relajen las tensiones”, concede, “y eso producirá un refuerzo y un incremento de nuestras actividades en el país”.
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