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Londres: un futuro a la sombra

En la capital británica están proyectados más de 230 rascacielos

Rascacielos en la City londinense, a la derecha The Gherkin (El Pepinillo), diseñado por Norman Foster.
Rascacielos en la City londinense, a la derecha The Gherkin (El Pepinillo), diseñado por Norman Foster.Bloomberg

En uno de los cortometrajes de la película 11'09"01 —el dirigido por el actor Sean Penn—, su único personaje, un anciano Ernest Borgnine, vive los atentados del 11-S en Nueva York como un pequeño milagro. Tras años de penumbra a la sombra de las Torres Gemelas, la luz del sol entra en su apartamento. Lo contrario les puede ocurrir a miles de londinenses si se levantan los más de 200 rascacielos proyectados en la capital, un número insólito en Londres —hasta hace poco de construcciones bajas— que cambiará su skyline.

Un vecino de la zona de Waterloo, en una carta enviada al popular diario gratuito Evening Standard, escribía: "¿Es un problema la proliferación de rascacielos? Solo si te importa que el parque de tu barrio esté en sombra permanente o que debas tener la luz encendida en casa siempre".

Para quienes piensan así, las previsiones son desalentadoras. Según un informe de la consultora GL Hearn y el centro de estudios y debate New London Architecture (NLA), al menos 236 edificios de más de 20 plantas están proyectados en Londres para los próximos años. De ellos, 55 tendrán más de 40 pisos. Casi la mitad, el 48%, dispone ya de licencia y el 19% está en construcción. Tres cuartas partes están proyectados en el centro, sobre todo en el este, la zona más dinámica.

La preocupación en la opinión pública es palpable y raro es el día que no se anuncian iniciativas contra tal proliferación. Setenta personalidades de la cultura y la política, entre ellas el escultor indio Anish Kapoor, han lanzado una campaña contra la avalancha de edificios altos. Incluso el príncipe Carlos ha entrado en el debate para alertar de la "contaminación visual" y reclamar menos torres de apartamentos de lujo y más viviendas asequibles, además de "calles, plazas y parques de escala humana".

Más matizada es la opinión de sir Edward Lister, el responsable municipal de planificación urbanística. A su juicio, hay que conjugar "la protección del paisaje urbano con la necesidad de proporcionar alojamiento a un millón de personas en los próximos años". Según el Ayuntamiento, la ciudad necesitará 400.000 viviendas en 10 años. Quizás por ello, la mayoría de los rascacielos, 180, tendrá uso residencial.

Las encuestas muestran que los londinenses están divididos sobre el tema. Según un sondeo de Ipsos Mori para NLA, el 32% de los encuestados quiere menos edificios altos, mientras que el 26% ve bien que se construyan más. Un tercio piensa que ya hay demasiados, pero el 39% no lo ve así.

En los últimos años, numerosos rascacielos han irrumpido en la ciudad, sobre todo en los dos grandes centros financieros: la City, en el centro, y Canary Wharf, en las afueras, en los antiguos muelles del Támesis. El rascacielos más llamativo, por su altura y su diseño —obra del italiano Renzo Piano—, es The Shard, que recuerda a una esquirla de cristal. Construido en la zona de London Bridge y financiado por Catar, es el edificio más alto de Reino Unido y de la Unión Europea (UE), con 310 metros.

Sin embargo, el más polémico se está terminando en la City y ya ha sido bautizado como el walkie-talkie por su parecido con uno de esos aparatos. El edificio se ganó la atención de los medios locales por achicharrar un jaguar que su dueño había aparcado cerca. Al parecer, su forma cóncava había dirigido los rayos del sol hacia el coche, que terminó con varias piezas deformadas.

El rascacielos favorito de los londinenses es, según la encuesta de Ipsos Mori, The Gherkin (El Pepinillo), diseñado por Norman Foster, que está también en la City y es calcado a la Torre Agbar de Barcelona.

Coincidiendo con la publicación del informe, NLA acaba de inaugurar en su sede una exposición sobre el efecto de los rascacielos que lleva por título London's growing up (El crecimiento de Londres) y podrá visitarse hasta el 12 de junio. La muestra exhibe maquetas de las torres más espectaculares, tanto construidas como proyectadas. Destaca The Pinnacle (La Cumbre), una espiral que alcanzará los 288 metros y se convertirá, en 2017, en el segundo edificio más alto de Londres tras The Shard.

Sin embargo, la pieza más llamativa es una enorme maqueta de la capital británica, de 12 metros de largo, que reproduce las construcciones más representativas. Aunque forma parte de la exposición permanente y no de esta muestra en concreto, los organizadores la han aprovechado para situar buena parte de los edificios proyectados y visualizar su efecto. También se exhiben recreaciones virtuales en varias pantallas. "No tengo nada contra las torres, pero necesitamos entender cuál será su impacto", subraya Peter Murray, comisario de la exposición y director de NLA.

Observando la maqueta, la conclusión más inmediata es que la mayoría de los rascacielos se construirá cerca del Támesis. En algunos casos, la razón es evidente: muchos de ellos están proyectados en lugares estratégicos como la City o Canary Wharf. Pero un buen número se levantará en otros puntos de la ribera, como Battersea, en el suroeste, donde se ha rehabilitado para uso residencial la antigua central eléctrica —que mereció la portada de un disco de Pink Floyd—. Las agencias inmobiliarias lo tienen claro: los compradores con mayor poder adquisitivo valoran especialmente las vistas al río.

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