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JEAN PISANI-FERRY / Comisario de Planificación del Gobierno de Francia

“El BCE subestima las consecuencias de una inflación baja”

Alicia González
Pisani-Ferry participó en Madrid en el Foro de Liderazgo de IE Business School.
Pisani-Ferry participó en Madrid en el Foro de Liderazgo de IE Business School.Claudio Álvarez

Formar parte de la política activa no ha cambiado el análisis sereno de Jean Pisani-Ferry (Boulogne-Billancourt, Francia, 1951). Ahora como comisario general de Estrategia y Planificación del Gobierno francés, observa con preocupación la evolución del euro y la falta de audacia del Banco Central Europeo (BCE) ante la tendencia bajista de los precios. En Francia, admite, ha llegado la hora de la verdad para la presidencia de François Hollande, que se retratará con el recorte del gasto público que abordará en semanas.

Pregunta. Se ha insistido mucho en que Francia era el verdadero enfermo de Europa, pero ese riesgo no se ha materializado.

Respuesta. Tenemos problemas de competitividad y crecimiento y con las finanzas públicas. A diferencia de otros países, Francia nunca ha perdido la confianza de los mercados y, por esta razón, la sensación de urgencia entre la opinión pública no ha sido nunca tan fuerte como en España. Además, el Gobierno ha adoptado una aproximación gradual, buscando cierto consenso, y eso hace que sea un proceso más lento. Pero el síndrome francés, en el que el Gobierno intentaba introducir alguna reforma, la calle rechazaba el plan y, con el Gobierno derrotado, todo se bloqueaba, eso ha quedado atrás. Esta estrategia ya ha logrado más de lo que muchos esperaban. Hemos llevado a cabo reformas del mercado de trabajo, de las pensiones, la formación profesional, y lo haremos con el seguro de desempleo y con el gasto público.

P. ¿También en Francia?

R. El Gobierno tiene que presentar planes de recortes para los próximos tres años, ya que el ajuste vía impuestos ha llegado a su tope. Y eso es doloroso. La percepción ciudadana es que hay demasiado gasto público y que eso debe corregirse, con una cierta ilusión de que se pueda llevar a cabo sin dolor porque es todo una cuestión de despilfarro y fraude, que sin duda lo hay en cierta medida. Pero es insuficiente para hacer el ajuste que necesitan las cuentas públicas.

P. Eso puede suscitar críticas sobre el sesgo ideológico del Gobierno.

Con los próximos recortes, llega la hora de la verdad para el Gobierno francés”

R. Es más una clarificación que un cambio. Pero, sin duda, es el momento de la verdad y se va a producir en las próximas semanas cuando el Gobierno anuncie qué tipo de recortes va a llevar a cabo. Hay mucho potencial para mejorar la eficiencia porque tenemos muchos niveles de gobierno, muchas administraciones, una política social que no siempre sirve para el propósito que fue creada, gasto público que pretendía remediar una organización ineficiente de determinados sectores, como el mercado de la vivienda, así que hay mucho margen para llevar a cabo los recortes sin poner en peligro los objetivos económicos y sociales. Pero en todo caso va a doler.

P. ¿Hay preocupación en Francia por la amenaza deflacionista para la eurozona?

R. Lamentablemente, la estabilidad de precios —por debajo, pero cerca del 2%— para el conjunto del área es un objetivo del que nos estamos desviando sistemáticamente, tanto a corto como a medio plazo. Es preocupante. Primero, porque dificulta el proceso de reequilibrio interno de las economías y la sostenibilidad de la deuda pública y privada, que están en niveles muy altos en términos agregados. Eso dificulta el crecimiento y presenta riesgos en términos de sostenibilidad. Segundo, el reequilibrio de costes salariales y precios en los países se hace más difícil de lo que debería. Así que claramente deberíamos situarnos más cerca del objetivo del 2%. La razón es que el BCE ha sido muy audaz con los problemas de liquidez y las disfunciones del sistema financiero en el último año y medio, y no lo ha sido en el ámbito de la inflación. Parecía que no pudiera ser valiente a la vez en los dos frentes y, claramente, ha subestimado las consecuencias de dejar que la inflación se sitúe por debajo del objetivo.

P. ¿Por error o consecuencia de presiones políticas?

R. Bueno, claramente hay una percepción por parte del público alemán, no de su Gobierno, de que la estabilidad de precios es un objetivo fijado para Alemania y no para el conjunto de la zona euro. Era muy claro que si una parte de la unión monetaria está inmersa en un severo ajuste, otros países, especialmente Alemania, tienen que tener una inflación superior al 2%. Y nadie le ha dicho al público alemán que esas eran las reglas del juego.

La cotización del euro es resultado de nuestros propios actos”

P. ¿Pero eso no pone en riesgo la credibilidad del BCE?

R. Inevitablemente. Cuando una meta de inflación se incumple reiteradamente, se pierde credibilidad, sin duda. También influye la apreciación de la divisa, impulsada en parte por el superávit exterior de la eurozona. Eso contribuye a la revalorización del tipo de cambio y añade presiones deflacionistas a la eurozona.

P. ¿Debería actuar el BCE?

R. No creo que haya que actuar directamente sobre la cotización. Hay un cierto número de países que sí están manejando su divisa, el último ejemplo es China, aunque pretenden hacer ver que no buscan devaluar el tipo de cambio. Y eso tiene que ser abordado en un contexto global y en el marco de las instituciones apropiadas. Pero a nivel europeo, la cotización es resultado de nuestros propios actos. Una inflación baja, un elevado superávit externo y la percepción de que eso va a seguir así, todo contribuye a que el mercado ponga presión para la apreciación del euro.

P. ¿Está Francia cómoda con los avances en la unión bancaria?

R. La supervisión que va a asumir el BCE en noviembre es muy importante, pero el siguiente problema, y más complicado, está en la resolución. La pregunta que debemos hacernos es quién es el responsable final si se produce una quiebra bancaria. Cuando ya has utilizado todos los recursos disponibles hasta ahora, la responsabilidad sigue estando en el Estado soberano. Y si tu sistema financiero está al borde de una quiebra, inevitablemente ello conlleva costes fiscales. La idea de que no los tenga es una ilusión. Lo importante es si al final va a haber un fondo común de rescate o no.

P. ¿Cómo nos afectará la crisis de los distintos emergentes?

R. La desaceleración que están sufriendo nos va a afectar en algún momento. Lo que ha sucedido en China, India o Brasil tiene causas distintas, pero se han dado a la vez. Y ahora hay que sumar la crisis de Ucrania. Pero soy optimista a medio plazo.

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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