El ingeniero innovador al frente de Microsoft

“Cree en lo imposible, pero elimina lo improbable”. Con esa filosofía encara Satya Nadella el día a día al frente de la gestión de Microsoft. Es la tercera persona en dirigir la compañía desde que Bill Gates y Paul Allen la crearan en abril de 1975. Toma el mando en un momento crítico para la firma que dominó durante décadas la computación personal. Como dice el ingeniero convertido a ejecutivo, esta es una industria que solo respeta la innovación.

Examinando la carta que envió a los empleados el día en el que se anunció su nombramiento, se ve claramente que la poesía es una de sus pasiones. Pero va a necesitar mucho más que palabras bien colocadas y en armonía para llevar adelante una compañía de gran complejidad y que se enfrenta a múltiples restos que cambian. De momento, parece que comparte el plan estratégico presentado en julio pasado por Steve Ballmer, su predecesor.

Esa es la hoja de ruta inicial para el de Hyderabad (India). A primera vista, la opción de Satya Nadella es la más conservadora. Microsoft apuesta por alguien de la casa, que conoce la estructura, su cultura y la progresión que tuvo durante los últimos años. Eso, por tanto, debería darle una mejor perspectiva de las cosas que funcionan y las que no encajan, pese a que muchos inversores prefirieran sangre nueva circulando por Redmond.

Compro más libros de los que puedo leer y me apunto a más cursos en línea de los que puedo acabar”. Satya Nadella

Nadella está casado desde hace 22 años, los mismos que lleva al servicio de Microsoft. Antes de trabajar para la dueña del sistema operativo Windows y de la consola Xbox, el ingeniero eléctrico lo hizo para Sun Microsystems. Tiene tres hijos y el críquet es otra de sus debilidades. Se declara una persona curiosa y con ansias por aprender. “Compro más libros de los que puedo leer y me apunto a más cursos en línea de los que puedo acabar”, admite.

Aunque como señala, la tecnológica es una industria en la que no se respetan tradiciones, sí cree que el mundo está dominado en la actualidad por los programas, y ese fue en el pasado el fuerte de Microsoft y lo que le sigue manteniendo como una de las empresas más rentables del sector tecnológico. Nadella tiene claro que a partir de ahí debe centrarse en dos pilares: el móvil y la gestión de datos electrónicos, la nueva materia prima en la era digital.

El nuevo consejero delegado es, de hecho, el creador de la nube de Microsoft y eso le colocó enseguida en lo más alto de la lista de aspirantes. Es un negocio que aporta cada vez más ingresos a la compañía. Esta vez, la ejecutiva de Redmond se movió rápido para preservar su parte de la tarta frente a rivales como Amazon, Google, IBM y Oracle, porque no puede permitirse el lujo de quedar de nuevo rezagada en un mercado en el que es pionera.

Es justo lo que le pasó a su buscador en Internet, que Nadella reconvirtió en Bing, y con el sistema operativo para móviles. El nuevo consejero delegado también fue hasta su ascenso responsable de todos los productos y servicios para empresas, otro de los pilares que explica por qué Microsoft sigue manteniendo su cifra de negocio pese a los continuos reveses con el sistema operativo o a proyectos fallidos como el reproductor musical Zune.

Microsoft quiere poner más énfasis en la nube  justo cuanto termina la integración de Nokia.

La elección de Satya Nadella, por tanto, indica que Microsoft quiere poner más énfasis en la nube y en las empresas justo cuanto termina la integración de Nokia. Que Gates asuma un papel más técnico como asesor tecnológico, podría ayudarle. Pero como se ve también en su perfil, Nadella no es un transformador. Más bien sabe dar un giro a las cosas, como se vio con Bing y otras tecnologías relacionadas con las bases de datos.

En cualquier caso, como coinciden los analistas, Microsoft no es una compañía que esté en riesgo de sucumbir. Los últimos resultados trimestrales muestran que por lo general rinde bien, incluso con las ventas de PC cayendo, por eso no necesitaban a alguien que cambiar radicalmente las cosas. Eso podría haber dañado a las partes que funcionan. Y a la vista de la batalla que se libra ahora por el control de la nube, Nadella era prácticamente la única elección posible.