El jefe del fondo europeo de rescates cree que a España le irá “muy muy bien”
Regling, director del MEDE, espera que el ajuste fiscal termine pronto para fomentar el crecimiento
A pesar de que España terminará el año 2013 con un PIB en negativo y que el crédito a las empresas se desploma hasta niveles de 2006, Klaus Regling, director del fondo de rescate europeo, se muestra optimista con la situación económica. El alemán ha afirmado en un encuentro con periodistas que a España le irá "muy, muy bien" tras las últimas reformas, y que el ajuste fiscal “terminará pronto”, si bien no especifica cuándo. Una vez se haya completado, España volverá a crecer.
El optimismo del dirigente tiene límite. Morgan Stanley afirmaba el pasado marzo en un informe llamado “Viva España” que tras el sacrificio, este país se convertirá en el motor de Europa, sustituyendo incluso a Alemania. En ese documento animaba a invertir en deuda española a largo plazo. A pesar de que Regling ha mencionado esta predicción hasta en dos ocasiones, ambas han estado seguidas por el mismo comentario: “no es mi pronóstico”. En general, “lo peor ha pasado”, aunque Europa tardará entre cuatro y cinco años en superar del todo la recesión, y no alcanzará los niveles de crecimiento de China, según las perspectivas del máximo responsable del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).
La situación española es “muy especial”, según Regling, debido a la burbuja inmobiliaria. Lleva tiempo superar un problema del tamaño del boom de la construcción, cuya aportación al PIB llegó a tasas cercanas al 20% en 2005 y que hoy no llega ni al 7%. Aunque Europa salga de la crisis, España no volverá a crecer a los niveles previos a la caída. “No se puede continuar como antes”, asegura el alemán.
Que la burbuja inmobiliaria salga del sistema bancario español es un ajuste “que lleva tiempo y es doloroso”, admite Regling, que antes de convertirse en la cabeza de los dos resortes que garantizan que Europa se mantenga estable en los mercados —el MEDE y el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera—, trabajaba en un fondo de capital-riesgo en la city de Londres. Sin embargo, una vez que complete la senda de las reformas, encontrá al final la del crecimiento.
España “todavía tiene mucho que hacer”. De las reformas llevadas a cabo hasta ahora, la laboral es la mejor indica cómo la situación se va lijando. Aunque los ingresos de las familias sigan bajando y la tasa de desempleo descienda “muy poco a poco”, Regling cree que los indicadores macroeconómicos apuntan el inicio de la reconversión. ¿Por qué lo sabe? “Es la experiencia histórica”, responde el director, que pone de ejemplo a México, Tailandia o Indonesia. “Estos países tienen uno de los mejores crecimientos”, relata el alemán, “después de superar graves crisis durante la década de los ochenta".
Grecia, el caso más complicado
De los países a los que el MEDE ha tenido que ayudar, Regling reconoce que Grecia es “el caso más complicado” y que probablemente necesitará un tercer rescate “que no se dará sin condiciones”, ha asegurado el dirigente. Su vuelta a los mercados es todavía “una pregunta difícil de contestar”, mientras España “ya lo está consiguiendo” e Irlanda podrá seguramente financiarse por sí misma hacia finales de año. De los que aún no puede decirse nada son Portugal y Chipre; del primero no se sabrá nada hasta mediados de 2014 y el programa chipriota “acaba de empezar”.
Regling no espera “sorpresas” de los bancos, porque los países a los que el MEDE está prestando dinero “lo están haciendo muy bien”. Si se diera el caso de que algunas entidades necesitaran ayudas, estas serían “aisladas”. En ese caso, el mecanismo de rescate, primero a nivel nacional y después europeo, funcionaría sin problemas porque “ya está creado”, minimizando la necesidad de invertir dinero público, señala el responsable del fondo de rescate.
La unión bancaria es el otro asunto que trae de cabeza a los líderes europeos. Regling baraja distintas posibilidades pero confía en que “se acabará produciendo”. Entre las opciones estaría que todos los Estados miembros se unieran al MEDE, o crear una nueva institución o filial para la eurozona. El segundo caso “no sería fácil”, porque implicaría la modificación de los tratados “y la ratificación de 18 parlamentos”. El alemán considera importante dotar al MEDE de una “profunda base legal” y que todos los países de la eurozona estén de acuerdo en que necesitan este tipo de institución.
Si la unión bancaria prospera, el divorcio de la troika estaría más cercano. Pero para que salga de este organismo el FMI, Europa deberá ser “lo suficientemente fuerte” como para no necesitar la ayuda del organismo que encabeza Christine Lagarde, ha aclarado Regling.
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