Ampliando la definición de pyme
Aunque la medida no tenga un gran impacto sobre el sistema financiero, va en la buena dirección
El pasado 24 de julio, el Banco de España publicó un proyecto de circular, cuya aprobación se prevé en próximas semanas, en el que propone modificar la definición de pequeña y mediana empresa (pyme) que contiene la normativa bancaria de solvencia (Circular 3/2008), y que determina el consumo de recursos propios que los préstamos a las pymes suponen a las entidades financieras.
La actual normativa bancaria define la pyme en función de su tamaño, fijando el umbral en 50 empleados, 5,7 millones de euros de facturación y 2,8 millones de euros de activo, debiendo cumplir dos de los tres criterios durante dos ejercicios consecutivos. Aquellas empresas consideradas como pymes tienen el tratamiento de una exposición minorista para créditos inferiores a un millón de euros, lo que favorece a las entidades en función de las exigencias de recursos propios, pues deben dotar menos capital por cada euro de préstamo que conceden a estas empresas.
La propuesta de nueva circular plantea aumentar los umbrales anteriores, hasta 250 empleados, 50 millones de euros de facturación y 43 millones de euros de activo. Ello supondría equiparar la definición del tamaño de la pyme a efectos de regulación bancaria con los estándares europeos (que datan de una Recomendación de la Comisión Europea, en vigor desde 2005) y que son los que se emplean en España como referencia para otras operaciones con pymes, como en el sistema de garantía recíproca o en muchas líneas públicas de financiación y políticas de ayudas.
Con esta medida se pretende aumentar los incentivos de las entidades en su operativa con las pymes, en el conocido contexto de extremadas dificultades para la financiación empresarial. La menor exigencia de capital puede permitir a las entidades conceder más crédito con el mismo nivel de capital, así como reducir su coste de financiación, pues el capital es un recurso más caro, lo que teóricamente debería conllevar una mayor predisposición a prestar a las pymes. Sin embargo, no estimamos que el impacto cuantitativo resulte muy significativo sobre el conjunto del sistema financiero, por mantenerse el límite del millón de euros para definir una posición minorista.
En cualquier caso, la medida apunta en la adecuada dirección y es complementaria con otras en estudio que buscan solucionar el problema de financiación de las pymes desde una óptica bancaria, visión que consideramos básica en un sistema en el que la financiación bancaria constituye y constituirá el método de financiación ajena casi único de la mayor parte de pymes. Las emisiones de renta fija en mercado, que previsiblemente ganarán importancia en próximos años, están orientadas a un segmento de compañías de mayor tamaño, mientras que la financiación a través de plataformas alternativas (crowdlending y figuras similares) constituye un vehículo de nicho que, aunque es interesante para cubrir demandas de proyectos empresariales puntuales, no puede concebirse como solución a gran escala para las necesidades financieras de las pymes.
Pablo Mañueco y Marta Aylagas son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas de AFI
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