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Argentina reabrirá el canje de su deuda impagada

La decisión llega después del fallo de la justicia de EE UU, que ordenó al país que pagara el 100% de lo adeudado a acreedores

Alejandro Rebossio
La presidenta argentina, Cristina Fernandez de Kirchner.
La presidenta argentina, Cristina Fernandez de Kirchner. G. LEGARIA (AFP)

Cristina Fernández Kirchner espera que la tercera sea la vencida. La presidenta de Argentina anunció este lunes que enviará un proyecto de ley al Congreso para que se abra por tercera vez el canje de la deuda que entró en suspensión de pagos en 2001. Es una respuesta del país sudamericano ante el fallo del pasado viernes de la justicia de EE UU, que le ordenó que le pagara a acreedores litigantes el 100% de lo adeudado. Pero Argentina ofrece una quita de entre la mitad y dos tercios del valor de la deuda impagada. Ya lo hizo en 2005 y 2010 y consiguió que el 93% de lo adeudado fuera cambiado por nuevos títulos públicos con quitas de capital e intereses y plazos más largos. Pero el problema radica en el 7% restante.

El Tribunal de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York ratificó el viernes un fallo de un juez de esa ciudad que en 2012 había ordenado el bloqueo de los pagos de la deuda reestructurada (el 93%) hasta que se abonara lo exigido por un grupo de acreedores, que incluía a los llamados fondos buitres, de capitales norteamericanos aunque radicados en paraísos fiscales, y ahorradores argentinos. Como Argentina se niega a pagar al 7% litigante el 100% de lo reclamado, la sentencia conducía a la suspensión de pagos del 93% del pasivo canjeado. Pero el Gobierno de Fernández ha apelado el fallo al Tribunal Supremo de EE UU, que debe decidir primero si acepta o no el análisis del caso, pues rechaza la mayoría de las apelaciones que le llegan.

Antes de la sentencia del viernes, Argentina había dicho que reabría el canje de deuda solo si el Tribunal de Apelaciones neoyorquino fallaba a su favor. Pero ese condicionamiento no convenció a los magistrados. De ahí que ahora Buenos Aires haya relajado sus pretensiones y reanude la reestructuración antes de que se conozca cualquier decisión el Tribunal Supremo estadounidense. Solo falta ahora que lo aprueben las dos cámaras del Parlamento argentino, donde el kirchnerismo y sus aliados cuentan con mayoría absoluta.

Los acreedores que rechazaron los canjes de 2005 y 2010 y que llevan 12 años sin cobrar ahora podrán aceptar unos bonos con quita. La pregunta es si los querrán, teniendo en cuenta que ya ha habido dos sentencias favorables en la justicia norteamericana. Sus representantes han dicho recientemente que no están interesados en un tercer canje de deuda. Pero la decisión de Argentina apunta más a mostrarle al Tribunal Supremo de EE UU su voluntad de pago. Claro que Fernández no quiere abonarle al 7% más que al 93% y además, al igual que su antecesor y fallecido marido, Néstor Kirchner (2003-2007), asegura que tampoco se puede comprometer a pagar una deuda sobredimensionada como la que tenía Argentina hasta su crisis de 2001.

“Así como fuimos el país que entró al (libro) Guiness (de los récords) por ser la deuda soberana más importante que se ha defaulteado (suspendido pagos), debemos estar también en los países que más hemos pagado y cumplido con nuestras obligaciones en los últimos diez años”, reivindicó la jefa de Estado argentina, que recordó que entre 2003 y 2012 su país abonó deudas por 173.733 millones de dólares. Fernández contestó al Tribunal de Apelaciones de Nueva York, que calificó a Argentina de “deudora recalcitrante”: “Digamos que más que 'deudores recalcitrantes' somos pagadores seriales, con un aditamento, esto lo hemos hecho con recursos genuinos”. Argentina redujo su pasivo público neto del 164,2% del PIB en 2002 al 18,8% en 2012, gracias a los canjes y a que el país no ha refinanciado vencimientos de deuda sino que los ha ido cancelando. Fernández admitió que su país carece de acceso a los mercados de capitales. A diferencia de países como Bolivia, que consiguen financiación barata, Argentina la ha perdido por la manipulación de estadísticas, entre otras medidas que han despertado suspicacias entre los inversores.

La presidenta argentina esgrimió los argumentos de por qué su país no quiere pagar el 100% de lo que reclama la minoría de acreedores demandantes: "Recuerdo que Kirchner dijo que los muertos no pagan las deudas. El argumento para la quita fue que se pagaban tasas (tipos de interés) exorbitantes, y el que invertía (antes de 2001) sabía de los riesgos". Fernández dijo que su antecesor instauró una nueva lógica de que “hay que crecer para pagar, y no viceversa”. Y remató su idea de reabrir el canje: “Queremos una vez más demostrar la profunda vocación de hacer frente a los compromisos que tiene la República Argentina”. Cuando falta solo dos meses para unas elecciones legislativas, Fernández se anticipó a críticas por izquierda: "Por allí hay unos sectores mínimos que dicen que no hay que pagar nada, lo que sería disparatado, pero bueno es recordar que la República Argentina tiene además 40 millones de habitantes, que exigen responsabilidad por parte de las autoridades del Gobierno y poder seguir garantizando el crecimiento de Argentina en un marco de seguridad jurídica y de hacerse cargo de las obligaciones".

Ante el riesgo de que el fallo de segunda instancia de EE UU quede firme y de que los acreedores de la deuda reestructurada vean bloqueado el cobro de su dinero, Fernández también anunció este lunes que a ellos se les ofrecerá otro canje de bonos con las mismas condiciones de moneda, capital, tipos de interés y plazos, pero con legislación argentina, en lugar de norteamericana. De este modo, podrían seguir cobrando sin problemas, pero perderían el derecho de litigar el día de mañana ante la justicia de EE UU. Fernández se encomendó a Dios para pedirle que el Tribunal Supremo norteamericano falle a su favor y alertó que una sentencia contraria podría desalentar otros canjes de deuda en tiempos en que países como Grecia corren riesgo de requerir un nuevo rescate: “Mi primera decisión es pedirle a Dios que ilumine a la Corte Suprema de Estados Unidos, porque estaríamos ante un caso que tiraría abajo la reestructuración de deuda y que invalidaría otras reestructuraciones".

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