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Rehn descoloca al Gobierno holandés

El Ejecutivo de Rutte se niega a bajar el déficit más allá del 3% del PIB

Isabel Ferrer

Holanda no entiende a Bruselas, para la que cumplir con el déficit no es suficiente. Olli Rehn, el eurocomisario de Asuntos Económicos y Monetarios, ha aconsejado al actual Gobierno de centroizquierda que recorte 6.000 millones extra de euros en 2014, y mantenga para esa fecha el déficit en el 2,8%. Ambas sugerencias han estremecido a Mark Rutte, primer ministro liberal, que las ha calificado de “intrínsecamente contradictorias”. En su opinión, “llegar al 3% ya es lo bastante duro. No hace falta buscar encima ese margen de seguridad”. El mandatario no pudo contenerse el pasado viernes, cuando analizó la recomendación de Bruselas, y está dispuesto a pelear contra la opinión europea.

Rehn ha señalado “desequilibrios y rigidez en el mercado de la vivienda holandés”. Ha pedido un cambio del sistema hipotecario, cuyas ventajas fiscales a la hora de pagar “genera grandes y largas deudas en los hogares, sometidos a las fluctuaciones del precio de las viviendas”. Y ha aconsejado la reforma de la legislación laboral, las pensiones y la asistencia sanitaria prolongada, la dependencia. En suma, pide darle un mordisco al Estado de bienestar, que se mantiene en pie a pesar de que el país sigue en recesión y el paro asciende al 8,2% en una población de 16,7 millones de habitantes.

“La economía se estabiliza, pero la gente sigue preocupada por su trabajo, las jubilaciones y el precio de sus casas. Hay que recuperar la confianza general”, defendió Henk Kamp, ministro de Economía, poco antes de conocerse los consejos de Bruselas. Holanda tiene hasta el próximo 1 de octubre para presentar sus nuevos ajustes, pero lograrlo será especialmente doloroso.

El pasado abril, la coalición de liberales de derecha y socialdemócratas en el poder, acordó con los sindicatos retrasar un ajuste de 4.300 millones de euros que parecía inevitable. Aflojando las medidas de austeridad se pretendía “favorecer el crecimiento”. Ahora, con las recomendaciones de Bruselas, ese pacto social está abocado a una revisión urgente con el consiguiente desgaste del Ejecutivo.

A corto plazo, sin embargo, lo que más molesta en Holanda es que está obligado a aportar al menos 350 millones de euros a Bruselas. Se trata de un primer pago destinado a cubrir problemas de la liquidez comunitaria. El titular de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, cree que su país puede llegar a tener que pagar al final hasta 500 millones de euros. Y mientras busca de dónde sacarlos, el Parlamento nacional ha dado su opinión: está furioso.

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