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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ajustes para reavivar la demanda

Deberíamos observar más y mayores caídas de precios, dada la situación de la economía

La inflación correspondiente al mes de abril ha tenido un comportamiento claramente mejor al esperado en las predicciones del Boletín de Inflación y Análisis Macroeconómico (BIAM) de la Universidad Carlos III de Madrid, fundamentalmente en los precios de los alimentos elaborados y de los grandes grupos de servicios. En estos últimos el dato de abril es una buena noticia pues la inflación de servicios se coloca ya al nivel de la zona euro. Por el contrario la inflación ha sorprendido al alza en los coches y en determinados alimentos frescos. ¿Qué análisis más fundamental relacionado con la economía global es factible?

Con los datos del IPC se espera poder medir la situación inflacionista en la actividad económica nacional resultante de la acción de la oferta y la demanda. Los datos actuales del IPC se ven distorsionados principalmente por las subidas del IVA, medicamentos y tasas universitarias y por las bajadas debidas a los planes de ayuda a la compra de coches. Como consecuencia de dichas distorsiones la” inflación real“ actual es más baja que la observada. Los tres efectos fiscales de impuestos y tasas mencionados ascienden a 1,4pp (los efectos del IVA solamente serían de 1pp) si se computan de acuerdo con el procedimiento utilizado en el BIAM. Este procedimiento se diferencia del oficial porque no descuenta los efectos impositivos que se han traducido en reducciones de calidad de los productos o de los márgenes de explotación. Es decir, descontando dicho impacto, la inflación en abril sería cero. Con el dato de marzo componentes del IPC que suponían una ponderación del 33,2% en dicho índice, tenían inflación negativa una vez descontados los ajustes –en octubre de 2009 ese porcentaje fue del 44,5%. ¿Es esto suficiente?

En la segunda parte de esta crisis se ha conseguido que las expectativas de inflación en los precios al consumo de los bienes industriales no energéticos en España se hayan igualado sobre el 0,8% con las de la zona euro y que las de los servicios estén algo por debajo (1,3%) de las de la zona euro (1,6%). Pero este ajuste de precios no parece suficiente, pues a largo plazo se estima un diferencial positivo en la inflación global de unas tres décimas con la zona euro. En cualquier caso en alimentos –con una mayor preferencia por los alimentos frescos por parte de los consumidores españoles respecto a los europeos- y en energía – campo en el que en España se consumen productos más inflacionistas que en Europa- la inflación en España tiende a unos valores altos comparados con la euro área.

Esta divergencia de expectativas inflacionistas es más preocupante al observar que las expectativas sobre el PIB de la economía española son, según el BIAM, de una caída del 1,6% (±1pp) en 2013 frente a una caída del 0,1% (±0.9pp) en la EA y de crecimiento cero (±1.7pp) en 2014 frente a un crecimiento de 0,9% (±0.9pp) en la EA. Se puede concluir que la situación de la demanda requiere un mayor ajuste de precios del que se está realizando en la economía española, que tampoco es acorde con la evolución de los salarios. Es decir, deberíamos observar más y mayores caídas de precios, lo que no habría que ver como un peligro de espiral deflacionista, sino como un ajuste necesario para reavivar la demanda.

Antoni Espasa es director del Boletín de Inflación y Análisis Macroeconómico de la Universidad Carlos III

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