La Unión Europea quiere blindar los depósitos bancarios asegurados

El experimento de la eurozona con el rescate a Chipre sigue reverberando sobre la política europea. La presidencia irlandesa de la UE ultima una propuesta para que en caso de rescate de alguna entidad financiera quede claro que los depósitos garantizados —los inferiores a 100.000 euros— quedarán blindados cuando un banco entre en crisis y haya que inyectarle dinero público.

Una gran mayoría de países respaldan esa postura: con la nueva normativa, prevista para 2018, pero cuya entrada en vigor podría acelerarse, pagarán los accionistas, la deuda de menor calidad y la de mayor calidad, y finalmente los depositantes de más de 100.000 euros, como acabó sucediendo en Chipre, según han explicado fuentes europeas. Aunque las mismas fuentes señalan que aún hay algún país —Dinamarca y algún que otro socio europeo— que quiere que paguen también los depositantes con menos de 100.000 euros en el banco. Fuentes diplomáticas danesas señalaron a este periódico, en cambio, que defienden una propuesta que dejaría intactos los depósitos de menos de 100.000 euros siempre y cuando los fondos de garantía de depósitos de cada país contribuyeran a financiar las ayudas a los bancos con una cantidad igual a la que habrían aportado los depósitos asegurados si tuvieran que contribuir.

Alemania se opone al castigo a los pequeños ahorradores. España, y en general todo el frente del Sur, está rotundamente en contra. Y la presidencia irlandesa confía en obtener suficiente apoyo para sacar adelante su propuesta, que dejaría fuera de las quitas a los ahorradores con menos de 100.000 euros en el banco. El primer rescate a Chipre, acordado por unanimidad en la reunión de ministros de finanzas del euro, establecía recortes para los depósitos garantizados, pero fue rechazado por el Parlamento chipriota y levantó tal polvareda —por la posible huida de ahorro desde los países más señalados hacia Alemania y compañía— que finalmente se echó atrás.

El Eurogrupo aprobó finalmente un rescate con duras quitas para accionistas, acreedores y grandes depositantes de los bancos chipriotas, pero dejó intactos a los pequeños ahorradores.