Letonia apuesta por el euro
El país báltico confía en lograr ser el miembro 18 de la unión monetaria
Justo cuando la eurozona inicia su cuarto año consecutivo navegando en aguas bravas, desde el norte llega una ráfaga de aliento. Letonia, república báltica de 2,1 millones de habitantes, solicitará en los próximos días su ingreso en el euroclub. Funcionarios letones están afinando los últimos detalles con el Banco Central Europeo y con la Comisión Europea. “Por ahora solo falta atar algunos detalles técnicos, confío en que para julio el proceso de integración haya llegado a buen puerto”, dijo recientemente el primer ministro de Letonia, Valdis Dombrovskis.
Por ingreso per cápita, Letonia es la tercera economía europea más desvalida después de Bulgaria y Rumanía. De hecho, la república báltica está aún saliendo, gracias a un rescate internacional, de una profunda recesión. Puede parecer paradójico, pero con este movimiento Letonia busca seguridad y estabilidad para su desarrollo económico.
“No tenemos dudas, los líderes europeos han sido claros, están decididos a mantener la vigencia del euro. Tendremos euro para los próximos 20 o 30 años, y para una economía pequeña y abierta como la nuestra la integración es la mejor alternativa. Como miembros de la eurozona tendremos acceso a los mercados financieros y voz y voto allí donde se toman las grandes decisiones”, dice el economista jefe de Swedbank para Letonia, Martinš Kazaks.
“Pero no solo hay razones económicas y financieras, también hay aspectos como la seguridad y la geopolítica. Cuando Finlandia y Estonia se integraron en la eurozona también lo hicieron con ese trasfondo para separarse más de Rusia. O nos integramos en el euro o quedamos en un espacio neutral, como en el limbo, entre Europa y Asia”, afirma Kazaks.
El déficit, del 1,5% del PIB, y la deuda pública, del 42%, cumplen con Maastricht
Letonia ingresó en la Unión Europea en 2004 y desde entonces sus líderes políticos han manifestado el deseo de unirse a la Unión Monetaria. Entre 2004 y 2007, la economía de Letonia registró un crecimiento de vértigo, hasta representar el lado más agresivo de lo que se llamó los tigres del Báltico. Pero ese crecimiento no estaba asentado sobre pilares sólidos y la burbuja financiera e inmobiliaria terminaron por recalentar la economía, que entre 2007 y 2009 se contrajo casi un 24%.
El desempleo se disparó hasta el 28% y la emigración pasó a ser la única salida para toda una generación. Tanto la Comisión Europea como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial acudieron al rescate de la economía letona. La inyección de 7.500 millones de euros fue para el saneamiento del sector público y del sistema financiero. A cambio, el Gobierno de centroderecha de Dombrovskis estableció un durísimo programa de austeridad, que ha recibido calurosos parabienes tanto de la directora de FMI, Christine Lagarde, como de muchos economistas neoliberales.
El Gobierno subió la edad de jubilación a los 62 años, eliminó la protección laboral y las prestaciones sociales y sanitarias se recortaron drásticamente. El sector público fue reducido un 30% y los salarios, un 40%. Se introdujo una batería de nuevos impuestos; el precio de las viviendas cayó un 30% y la pobreza se hizo presente en el 70% de las familias. La recuperación se inició en 2011, pero los datos aún están lejos de los niveles de antes de la depresión. El desempleo, por ejemplo, se mantiene en 14%.
“Letonia ha decidido morder el polvo. Ante la alternativa de prolongar el sufrimiento por varios años, han decidido ir al fondo del problema y resolverlo lo más pronto posible. Sus logros son verdaderamente impresionantes”, dijo Lagarde en Riga.
La mayoría de la opinión pública se muestra reticente a la integración
“La generación que sufrió la crisis de 2008-2009 es la misma de la transición de la economía soviética a la economía de mercado a comienzos de 1990. En aquella época, el PIB se contrajo un 60% en tres años y muchos letones recibían sus salarios en especies que después tenían que vender en el mercado”, recuerda Kazaks.
“Los letones han sido muy comprensivos con las políticas de austeridad de sus líderes. La razón es que ellos perciben que hoy por hoy viven mucho mejor que en la época soviética”, asegura la economista Annika Lindblad, responsable del banco Nordea para los países bálticos.
Otro factor que ayudó a Letonia a salir de los números rojos fue la rápida acción de los bancos nórdicos, causantes a su vez de la burbuja financiera. En particular, los bancos suecos que dominan el mercado financiero en los países bálticos. Estos bancos, además, registran mejores cifras de capitalización y no han estado expuestos a las crisis del sur de Europa.
Según el economista de Swedbank, las reformas estructurales implementadas por el Gobierno letón son necesarias para estar dentro o fuera de la unión monetaria. “El 70% del comercio exterior es con la eurozona y el 46% de todos los depósitos tanto de institucionales como privados están en euros”, asegura.
En la actualidad, Letonia cumple con todos los criterios de Maastricht, algo de lo que no todos los miembros de la eurozona pueden presumir. El déficit presupuestario es del 1,5% del PIB, la mitad de lo establecido en el Tratado; la deuda pública llega al 42% del PIB, muy lejos del límite del 60%. Aparentemente, toda la parte técnica parece cumplir con los requisitos comunitarios, pero hay un factor que preocupa en Fráncfort y en Bruselas: la opinión pública.
Según las últimas encuestas, el 66% de los letones se muestra reticente a la integración. El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha salido a calmar susceptibilidades: “En 2014 la eurozona puede estar compuesta por 18 miembros. No hay ningún criterio de Maastricht que esté relacionado con las encuestas de opinión. No podemos descalificar a un candidato por encuestas de opinión o por criterios políticos. Para nosotros el contenido debe ser más importante que el calendario, por tanto, tenemos que asegurarnos de que la economía letona es sostenible”, dijo hace unas semanas.
Según el economista y empresario Janis Ošlejs, en Letonia el sector exportador es el único que puede considerarse sostenible. “El sector servicios y el agrario se sustentan sobre pilares muy débiles. Otro hecho que demuestra la fragilidad de la economía es que la tercera fuente de ingresos del erario público son las remesas de los emigrantes. Por otro lado, las cifras del desempleo se mantendrán en dos dígitos aún por mucho tiempo”. Ošlejs es consejero delegado de su empresa de cementos y estructuras sólidas, con presencia en una veintena de países.
Según Ošlejs, Letonia debería esperar mejores tiempos para su ingreso en la eurozona. “Para una economía tan débil como la nuestra, el ingreso es un juego muy peligroso. España es un buen ejemplo, si eres más débil que Alemania, terminas pagando un alto precio. En un hipotético caso de que España pida un rescate, nosotros como país pobre terminaríamos pagando rescates a países más ricos que nosotros”, afirma el empresario. El salario medio de un trabajador letón es de 664 euros y la paga de un pensionista, de 263 euros.
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