Economías emergidas
Las economías no avanzadas crecerán bastante más que las desarrolladas
Las catalogaciones de los países según la importancia o la envergadura de sus economías hace tiempo que quedaron obsoletas. El subgrupo de las consideradas economías emergentes, antes en vías de desarrollo o menos desarrolladas, no ha dejado de cobrar relevancia a lo largo de los últimos años en distintos ámbitos de la escena global. Desde luego en términos de contribución al crecimiento económico. Así será también este año. Aun cuando las economías no avanzadas, las no pertenecientes a la OCDE, crezcan menos que aquel máximo registrado en 2010, lo harán significativamente más que las desarrolladas. Ninguna de estas últimas crecerá más de ese 2% que se prevé para la de EEUU, siempre que no se complique más el desencuentro abierto en relación con la deuda pública. La eurozona seguirá en recesión. Japón y Reino Unido tratan de enmendar sus políticas económicas para evitarla. El FMI prevé que frente al 1,5% correspondiente a las economías avanzadas, el de las emergentes será del 5,6% en 2013.
Más de cinco años después del desencadenamiento de la crisis, las economías emergentes acusan el impacto de esa debilidad en la demanda de las avanzadas. A pesar de ello, también este año seguirán aportando la mayor parte del crecimiento de la economía mundial, que no será muy superior al 3%. Solo China será responsable del 40% de la expansión de la economía global. Y es que esa economía, ya la segunda de mayor dimensión del mundo, de la mano de políticas estimuladoras ha vuelto a encontrar la senda del crecimiento. Atrás ha quedado esa larga década en la que el crecimiento medio anual del PIB fue del 10%, pero es probable que este año alcance un ritmo medio en el entorno del 8%. No muy inferior será la tasa de expansión de India, en el 7% según la mayoría de las previsiones. De mantenerse esos ritmos en los próximos años, ambas economías superarían también en tamaño del PIB a la mayoría de las economías desarrolladas, con la consiguiente paradoja que ofrecerían aquellas instancias multilaterales donde el poder efectivo sigue estando en las antiguas economías avanzadas.
La intensidad del crecimiento de las demás economías emergentes será mucho menor, pero significativamente positivas. Rusia puede crecer en 2013 cerca del 4%, y Brasil, algo menos. La mayoría de las economías latinoamericanas mantendrán ritmos de crecimiento aceptables.
Tan destacable como esa diferenciación en crecimiento es la preservación en la mayoría de esas economías no desarrolladas de los equilibrios macroeconómicos básicos y, en todo caso, de una ausencia de endeudamiento externo. Algunas de ellas, las latinoamericanas de forma particular, hasta la emergencia de esta crisis se habían mostrado muy vulnerables a cualquier episodio de inestabilidad financiera internacional, cuando no lo generaban ellas mismas. Hoy se han convertido en financiadoras de alguna de las economías ricas. Preservar esa diferenciación exigirá atender a la distribución de la renta y de la riqueza y a la extensión de las incipientes clases medias. Eso exigirá una fiscalidad más efectiva y, en todo caso, la ausencia de corrupción que todavía sigue observándose en muchas de esas economías. El juego limpio y la reducción de las desigualdades son condiciones necesarias para que la convergencia sea sostenible a largo plazo.
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