España superó en noviembre los 6,1 millones de parados para Eurostat
El paro sube hasta el 11,8% en una eurozona lastrada por el mercado laboral español El país acapara el 43% del aumento en el desempleo de larga duración entre 2008 y 2011
El pronóstico más sombrío en el horizonte laboral español ya se ha cumplido. España superó en el último tramo del año la barrera de los seis millones de parados, según estimaciones de Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea (UE). Pese a que el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se despidió del año confiando en alejar las cifras de esa nueva cota, los desempleados sumaban 6,16 millones en noviembre. La cifra, divulgada ayer, eleva la tasa de desempleo al 26,6% de la población activa, la mayor de toda la Unión Europea. España aporta un tercio de los parados de la zona euro.
Los cálculos de Eurostat ofrecen un adelanto de cómo puede haberse deteriorado el escenario laboral español en el cierre de 2012. La agencia comunitaria toma como base una encuesta europea de fuerza laboral que analiza cada trimestre a 1,5 millones de ciudadanos comunitarios. En el caso de España, esas cifras se corrigen con la encuesta de población activa (EPA) —la referencia oficial en cuestiones laborales— y el paro registrado en las oficinas del antiguo Inem. La tendencia negativa de esos indicadores hacen que Eurostat haga evolucionar la última EPA relativa a septiembre (5,8 millones de desocupados) hacia los seis millones con datos más recientes. El Instituto Nacional de Estadística despejará el próximo 24 de enero la duda de si ya se han alcanzado los seis millones de parados en 2012.
La elevada tasa española choca con los países que se anotan las mejores cifras: Austria (4,5%), Luxemburgo (5,1%) y Alemania (5,4%). Y la media de la zona euro continúa agravándose. El 11,8% alcanzado en noviembre supera en más de un punto la cifra de hace un año. La situación es algo mejor en el conjunto de la Unión Europea, con un 10,7% de la población activa sin posibilidad de trabajar, según Eurostat.
La situación preocupa a la Comisión Europea, que ha constatado una brecha sin precedentes entre las tasas que arrojan el norte y el sur de la zona euro. El "nuevo patrón de divergencia" coloca a los países más desfavorecidos con una tasa de desempleo 7,5 puntos superior a la de los más ricos. Mientras los del norte (Austria, Bélgica, Alemania, Finlandia, Francia, Luxemburgo y Holanda) tienen un paro medio del 7%, los del sur y la periferia (España, Grecia, Italia, Irlanda y Portugal entre ellos) muestran cotas del 14,5%, según un informe sobre empleo presentado ayer por el comisario del ramo, László Andor.
Es la primera vez que la zona euro alcanza una distancia semejante. Paradójicamente, en 2006 la situación era la opuesta: los países hoy más asfixiados exhibían mejores medias de desempleo que los de la Europa rica. El Ejecutivo comunitario urge a encontrar “mecanismos más eficaces de estabilización macroeconómica”.
La tasa de paro subirá hasta el 28% en 2013, según el IEE
El Instituto de Estudios Económicos (IEE) ha plublicado que según sus estimaciones el paro alcanzará el 27,9% en 2013, según las previsiones del Instituto de la Economía Mundial.
A pesar del fuerte incremento de la tasa de paro en España (2,8 puntos) recogida en estas previsiones, el IEE apunta que será Grecia el país con el desempleo más elevado de la UE, 29,3%. Para el conjunto de la Unión, el IEE sitúa la tasa de paro en el 11,1%, seis décimas más que el año pasado.
El análisis de la Comisión —relativo a 2012 aunque en muchos casos utiliza cifras de 2011 y, por tanto, susceptibles de empeorar— arroja más cifras alarmantes para España. La economía española aportó casi la mitad (el 43%) de los nuevos parados de larga duración en Europa entre 2008 y 2011. Y la renta disponible de los hogares sufrió el mayor deterioro después de Grecia. “Los datos negativos del desempleo probablemente están tocando a su fin”, quiso tranquilizar el comisario de Empleo, aunque su equipo no ofreció bases sólidas en las que anclar ese vaticinio. Andor valoró la reforma laboral pero recordó que existen otras vías para impulsar el mercado de trabajo. Como ejemplos citó el autoempleo y la economía social, aunque la Comisión se revela mucho más eficaz en el diagnóstico del problema que en la búsqueda de soluciones.
Más innovador —y en cierta medida opuesto a la medicina administrada en casi todos los países— resulta el análisis de los salarios. El informe constata los riesgos de las reducciones salariales que se están aplicando. “Recortar los salarios puede mejorar la competitividad, pero también reduce la demanda interna a la producción de las empresas, lo que conduce potencialmente a una pérdida de empleo”, advierte. Si todos los Estados ensayan a la vez esa misma receta, el resultado puede ser “una espiral de deflación de salarios”, concluye. El informe recoge la defensa que ya realizó la Comisión el año pasado sobre el papel del salario mínimo como una forma de atenuar las brechas salariales y de hacer más atractivo el trabajo frente a la prestación por desempleo. Asimismo, recomienda rebajar la fiscalidad del trabajo (las cotizaciones) a costa de incrementar otras figuras como el IVA o los impuestos medioambientales.
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