Paradores y los sindicatos pactan 350 despidos y el cierre de un centro

Paradores ha logrado pactar el tijeretazo. La compañía pública hotelera ha llegado a un acuerdo con los representantes sindicales tras casi un mes de negociación que reduce de 644 a 350 el número de despidos planteados y limita los siete cierres de centros inicialmente previstos a la clausura de solo un pequeño establecimiento en Murcia. El plan sí mantiene ceses temporales, incluye rebajas salariales y más flexibilidad laboral. También prevé un periodo de adhesión voluntaria a las bajas, que se indemnizarán con 25 días de salario por año trabajado con un tope de 20 mensualidades.

“Los despidos no gustan a nadie, pero dentro de lo malo, se trataba de perder los menos puestos de trabajo posible porque somos 4.000 familias que viven de esta empresa”, defendió ayer el presidente del comité de empresa del grupo, Enrique Sánchez, de Comisiones Obreras, después de sellar el acuerdo en la medianoche del miércoles al jueves, si bien no esconde toda la incertidumbre que se queda como herencia de este conflicto laboral. “Seguimos con la mosca detrás de la oreja por una posible privatización porque Paradores es una marca emblemática y tememos que el Gobierno tome esa medida como una decisión política”, añadió. Fuentes de la compañía recalcan que tal medida “sería una decisión del Gobierno, no de Paradores” y que, en cualquier caso, “lo que se podría privatizar es la gestión, o abrir un modelo de gestión mixto, pero los paradores son públicos y pertenecen a Patrimonio”.

La compañía presentó el expediente de regulación de empleo (ERE) alegando unas pérdidas acumuladas de 70 millones de euros desde 2008 y una deuda de 110 millones. Ahora, además de los despidos, la compañía y el comité de empresa han consensuado nuevas medidas de flexibilidad como la elaboración de un calendario laboral de turnos, horarios y días de descanso con un mes de antelación (se proponía un año inicialmente). Además, se reducirá la jornada laboral de 400 trabajadores en un 25% y se recortarán y suprimirán algunos complementos salariales y retribuciones variables. Los trabajadores también tendrán que renunciar a los dos días de asuntos propios de libre disposición.

En un primer momento, la dirección planteó el cierre definitivo de los paradores de Ayamonte, en Andalucía; Teruel, Albacete y Manzanares, en Castilla-La Mancha; y los ubicados en los municipios gallegos del Ferrol y Verín, pero ha dado marcha atrás y, de momento, cesarán su actividad por periodos de cuatro a cinco meses. Los ceses por periodos diversos afectarán a otra veintena de centros.

Por el contrario, sí se llevará a cabo el cerrojazo del establecimiento de Puerto Lumbreras, en Murcia, que había visto paralizada ya su actividad como hospedaje y se limitaba a la restauración tras la puesta en marcha de un parador nuevo en la localidad murciana de Lorca, según explica el presidente del comité de empresa. También algunos restaurantes se cerrarán.

El director general de Paradores, Juan José Zaballa, explicó que la demanda actual tiene una marcada estacionalidad, muy diferente de la plena ocupación de hace ocho años, lo que obliga a Paradores a adaptarse a “lo que es moneda habitual en el resto del sector”. Zaballa advierte de que “hay que seguir trabajando en eficiencias y en ingresos para poder asegurar la continuidad” de la compañía. La internacionalización de la demanda también es una asignatura pendiente para la cadena pública, ya que el 70% de su clientela es española.

Los sindicatos recuerdan que Paradores ha sido una empresa rentable hasta 2008 y critican que el lastre de la deuda se debe a grandes obras en edificios que pertenecen a Patrimonio que se dispararon respecto a lo presupuestado.