Cómo construir edificios que permitan renovar las instalaciones sin hacer obra
Un nuevo sistema constructivo crea una galería central que posibilita acceder a las instalaciones y añadir energías renovables
Las viviendas quedan obsoletas, como la tecnología. Muchas son arcaicas, inflexibles, insostenibles y ni siquiera se adaptan a las necesidades de sus usuarios. Cada cierto tiempo se aprueban nuevas exigencias en cuanto a instalaciones eléctricas, ahorro de energía, telecomunicaciones... ¿Cómo incorporar los nuevos avances en los bloques de viviendas existentes si no es con grandes obras imposibles de asumir por sus propietarios?
Pedro Martín, de Artefacto Arquitectos, se ha hecho esta pregunta. Es uno de esos valientes que arriesga, que sigue investigando, al que no importa que el sector inmobiliario agonice. Piensa que hay que seguir construyendo casas, pero de otra forma.
La industrialización ya da pasos en firme. Y hay ejemplos de empresas que proponen viviendas unifamiliares prefabricadas, tanto de precios asequibles como de gama alta.
Artefacto Arquitectos ha ideado el sistema Smart Gallery, pensado para vivienda colectiva. "Se trata de un método híbrido para construir bloques de pisos, en el que las partes húmedas (baños y cocinas) se hacen en el taller a base de módulos tridimensionales, y el resto (dormitorios, salón...) se finaliza en la obra. El trabajo en la fábrica es totalmente industrializado", señala Martín, que colabora estrechamente con el industrial Antonio Zerolo. Este arquitecto retomó su trabajo con la construcción industrializada que había dejado colgado en 2009 tras leer en prensa que 7.000 damnificados de Lorca aún no habían podido regresar a sus casas.
Prefabricar parte del inmueble abarata un 10% los cotes y reduce un 30% los plazos
La principal innovación de este sistema constructivo es una galería vertical (Smart Gallery) -que se forma después de apilar en obra los módulos construidos en el taller-, preparada para albergar todas las instalaciones comunes del inmueble, accesible y ampliable en cualquier momento.
Con esta galería se garantiza la independencia entre servicios y estructura. "Desde ella se accede a todas las instalaciones del edificio y a las acometidas de cada vivienda, lo que permite incorporar en cualquier momento de su vida útil cualquier red novedosa o energía renovable, o que por coste no se haya podido hacer durante su construcción", dice este arquitecto. Y es posible tanto por la cubierta (por ejemplo, para incorporar energía eólica o nuevas telecomunicaciones), como bajo el terreno (energía geotérmica, reciclaje de aguas grises o almacén de agua de lluvia). Así, las instalaciones no condicionarán nunca el edificio ni agotarán su edificabilidad, una traba para los bloques residenciales existentes.
Primera ventaja. Otras: el ahorro puede ser, al menos, del 10% en costes y del 30% en tiempo respecto a un sistema convencional. Lo que se tarda en construir un bloque depende de dos cosas: de la cantidad de contenido que se dote al módulo en la fábrica y de los sistemas elegidos para la obra in situ .
El porqué es sencillo. En el taller se construyen los módulos tridimensionales que albergan tanto las cocinas y baños, como las acometidas de las instalaciones que irán por la galería. Todo ello equipado. "Este módulo hace la función de placa base para los distintos puertos de la vivienda (agua, electricidad, energías renovables, telecomunicación, ventilación...). Se trata de darle el mayor contenido posible en el taller, pero sin pasar de las 25 toneladas para evitar que el transporte a la obra sea especial y por tanto muy caro", explican en Artefacto Arquitectos.
En la fábrica (mejor control de costes y de calidad, más eficiente...) se hace lo más complicado y lo más tecnológico. El resto es aire, ya sea compartimentado (salón, dormitorios...) o totalmente diáfano, y esto es lo que se remata en la obra. Luego se trasladan al terreno esos módulos, que pueden ser prefabricados de hormigón o de estructura ligera metálica. No hay limitación en el material.
Total flexibilidad, ya que la vivienda es una caja diáfana entre módulos que el propietario puede distribuir a su antojo, "incluso se podría dar al usuario como una casa básica libre. Y si se le da bien el bricolaje podría terminarla a su gusto", añade Martín.
Así, se consigue un edificio reciclable y transformable, con múltiples distribuciones posibles y distintos tipos de viviendas. Y además, cumple con más facilidad el Código Técnico de la Edificación (CTE).
En la obra los módulos se apilan en vertical creando un edificio en altura. En estos momentos "los que estamos diseñando están programados para seis plantas". En principio, se ha pensado para vivienda social, pero el concepto se puede aplicar a vivienda de alto standing , incluso a hoteles o residencias.
Smart Gallery se ha patentado en España y se ha solicitado Patente PCT (protección internacional). El estudio busca ya socios locales, prefabricadores, promotores, administraciones, arquitectos e ingenieros para despegar.
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