España emite 4.000 millones en letras a tres y seis meses y baja los tipos de interés
El instituto emisor español reduce la rentabilidad de los títulos al 1,3% y al 1,45%
España sigue haciendo caja y aumentando deuda para pagar a los acreedores en 2013 en estos momentos de tregua de los mercados toda vez que ha cubierto con holgura sus necesidades de financiación para este año. En su última subasta de noviembre, celebrada este martes, el Tesoro ha cubierto objetivos y ha sumado otros 4.000 millones de euros al colchón del Estado en letras a tres y seis meses. Además, en plena resaca —en este caso positiva— del acuerdo entre Europa y el FMI para suavizar el programa de rescate de Grecia, ha logrado rebajar los intereses.
A tres meses, el instituto emisor ha colocado 1.482,34 millones de euros con una rentabilidad marginal, que es la última antes de cerrar la operación, del 1,3%. Hace un mes tuvo que ofrecer un 1,45%. Con las letras a seis meses ha emitido 2.605,22 millones. El interés máximo a este plazo ha sido del 1,71%, inferior al 2,10% previo, y lo que supone el tipo más bajo desde abril.
En cuanto a la demanda, el apetito de los inversores por el papel del Estado, colectivo en el que han ganado algo de peso los internacionales tras su huida de los meses precedentes, ha más que duplicado a la oferta con 11.204,5 millones.
El Tesoro tenía a cierre de octubre 29.319 millones en su cuenta del Banco de España. Desde entonces y contando con la subasta de este martes, ha emitido deuda por 17.666 millones de euros. Frente a esta cantidad, ha tenido que afrontar unos compromisos de pago por 5.426 millones, lo que arroja un saldo neto a favor del Tesoro de 12.240 millones que se sumarán al colchón del Estado. Además, cuenta con otros 3.274 millones de una emisión suscrita en exclusiva por el fondo de reserva de las pensiones durante la semana pasada. Con todos estos fondos podrá afrontar con holgura los 8.640 millones de deuda que vencen en diciembre y los 28.000 millones que debe devolver a sus acreedores en el primer mes de 2013.
Además de España, quien también ha acudido este martes al mercado a emitir deuda ha sido Italia. En su caso, ha colocado 3.500 millones a dos años y, para ello, le ha bastado con comprometer la menor rentabilidad desde octubre de 2010 con un 1,923%. Un verdadero salto cualitativo con vistas a lograr dejar atrás la crisis a medio plazo, aunque la demanda ha mostrado signos de agotamiento ya que no ha llegado a duplicar a la oferta. La última vez que España emitió bonos a este plazo en octubre tuvo que ofrecer un 3,39%.
Junto a estos títulos, el Tesoro italiano también ha subastado más papel de dos bonos ligados a la inflación a diez y quince años que ya estaban en el mercado. Con ellos, ha colocado 1.000 millones, el máximo esperado.
El FEEF emite 3.000 millones tras el traspiés causado por Moody's
El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) ha colocado este martes 7.000 millones de euros en bonos con vencimiento a un año a un tipo de interés del 0,22%. La operación contó con una demanda cercana a los 9.000 millones. "Esta emisión a un año nos ha permitido no sólo completar los 3.600 millones que faltaban para cerrar la financiación de este año, sino adelantar el comienzo de 2013", dijo Christophe Frankel, director financiero del fondo temporal de rescate.
El FEEF decidió realizar esta emisión a un año como alternativa a la reciente decisión de posponer por motivos técnicos una subasta de deuda a tres años después de que Moody's quitara la Triple A a Francia, lo que inhabilitaba las garantías a largo plazo del país de acuerdo con los estatutos del fondo europeo de rescate.
"Como consecuencia de la decisión de Moody's sobre Francia, las nuevas emisiones a largo plazo del FEEF, actualmente con una nota 'Aaa' por parte de Moody's, ya no cumplirían este criterio", reconoció la entidad con sede en Luxemburgo que, por otra parte, hoy ha visto como la Justicia Europea confirmaba su legalidad. La corte, que también tiene sede en Luxemburgo, ha echado por tierra la demanda del parlamentario independiente irlandés Thomas Pringle, que sostenía que su creación violaba la norma comunitaria.
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