Barroso critica a los líderes por tratar las cumbres como “combates de boxeo”
El presidente de la Comisión Europea dice que este comportamiento genera problemas de credibilidad
Un mensaje de optimismo envuelto en una crítica abierta a los líderes europeos por cómo han abordado la crisis hasta ahora. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, ha presentado su proyecto de futuro para la UE a corto, medio y largo plazo. Pero para lograr el objetivo de ahondar en la unión económica y política hay un requisito sine qua non: la solidaridad entre Estados ricos y pobres. "Tenemos que entender que estamos en un mismo barco en medio de una tormenta. Hace falta unión, sobre todo entre la tripulación", ha dicho el portugués en su discurso sobre el Estado de la Unión que ha pronunciado esta mañana en la sede de Estrasburgo del Parlamento Europeo.
Lo primero y más urgente es avanzar en la unión bancaria, para lo que el Ejecutivo comunitario aprobó este martes por unanimidad su propuesta de supervisor único. El modelo, que suscita recelos en Alemania, ha recibido, sin embargo, el visto bueno del Banco Central Europeo. "Es un paso importante para sentar la bases de una unión del mercado financiero con el objetivo de garantizar la estabilidad financiera en la eurozona y en la UE", asegura la institución, muy vinculada a los intereses de Berlín.
A partir de la unión bancaria, Barroso ha fijado los próximos pasos para una nueva arquitectura institucional imprescindible para superar la crisis económica, social y de confianza: este otoño llegará el documento en el que Bruselas presentará sus planes para avanzar en la unión económica y monetaria. La Comisión dejará para 2014, antes de las elecciones europeas, sus planes para cambiar los tratados europeos. La estación final de este viaje que ha dibujado Barroso llegará cuando Europa se convierta en una federación de Estados nación.
Hasta aquí los planes de futuro. Pero el presidente de la Comisión también ha hablado del pasado. Ha criticado a los líderes europeos que aprueban alguna resolución para desdecirse a las pocas horas y que presentan las decisiones como victorias o fracasos. “Es inaceptable presentar las cumbres como combates de boxeo”, ha señalado.
En su discurso, Barroso ha dejado recados para varios Gobiernos de la UE. Primero para Alemania, al que, como socio más rico de la UE, se dirigía al reclamar solidaridad para los Estados más pobres de la Eurozona. Pero ha habido más mensajes destinados a Angela Merkel. La Comisión apoya un cambio en los tratados, sí, pero no tiene tanta prisa como la canciller alemana, que pretendía comenzar con la redacción de un borrador que avanzara en la unión fiscal este mismo año. Barroso ha pospuesto este nuevo texto a 2014.
Los países que arrastran los pies a la hora de poner en marcha reformas dolorosas también han recibido su reprimenda por parte de Barroso. “Solo con esas reformas se podrá superar la crisis y mejorar el futuro. Volver al status quo anterior es imposible”, ha señalado. La Comisión quiere que Grecia siga siendo parte del euro, pero solo si se compromete a cumplir con todos sus compromisos: “Si se atiene a lo que decidió, seguirá siendo miembro de la familia europea”.
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