Berlín y París apoyan el activismo del BCE para arreglar la crisis del euro
Draghi se reunirá con el Bundesbank para conseguir el apoyo alemán a una nueva batería de medidas extraordinarias que alivien a España e Italia
Parece un juego macabro. Un día, el anuncio del penúltimo sacrificio-tijeretazo de 65.000 millones de euros más el rescate europeo de 100.000 millones no impiden que la prima de riesgo rompa todos los récords y España parezca abocada a una intervención total, a una depresión duradera, a años de sangre, sudor y lágrimas, a un largo invierno del descontento. Al día siguiente, con apenas un guiño del Banco Central Europeo (BCE) refrendado por los mensajes de los dos grandes de Europa, Alemania y Francia, parte del miedo se desvanece, la Bolsa sube como un cohete, los mercados de deuda dejan de ser una apisonadora y se limitan a agarrar con fuerza el cuello de España, pero sin acabar de asfixiar una mínima posibilidad de salir de esta. La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, señalaron este viernes por enésima vez en esta crisis que harán “todo lo que haga falta” para proteger la Eurozona, pero sobre todo arroparon las palabras del presidente del BCE, Mario Draghi, que el día anterior provocó una sacudida en los mercados al asegurar que hará todo lo necesario para sostener el euro con esta apostilla que causó estragos: “Créanme, será suficiente”.
Draghi, Merkel, Hollande y hasta Wolfgang Schäuble: el ministro de finanzas alemán respaldó este viernes de forma expresa el anuncio de Draghi. Eso sí, dejó claro que “la condición previa es que los políticos [en clara referencia a España e Italia] adopten las medidas necesarias para hacer frente a la crisis financiera y de confianza”. El mensaje de Schäuble —el más europeísta de los miembros del Gobierno alemán— llegó justo después de que el banco central alemán recordara que el programa de compra de bonos por parte del BCE —una de las opciones que se barajan, pese a que el Eurobanco solo ha insinuado esa posibilidad— no es el mejor camino para atajar la crisis de deuda. La ofensiva diplomática para convencer al Bundesbank ha comenzado: la prueba de que algo está pasando es que el BCE quiere acallar ese flanco tradicionalmente contrario a medidas excepcionales, alejadas de la ortodoxia. El propio Draghi se reunirá en los próximos días con el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, para vencer sus reticencias, según fuentes oficiales citadas por Bloomberg.
Tras haber conseguido el respaldo de Berlín y París, Draghi trata de ganarse al ala más dura del BCE con el objetivo de poner en marcha una nueva batería de medidas excepcionales, que incluirían las compras de bonos (como ya hizo el Eurobanco en 2010 y 2011), pero también una flexibilización de los avales que Draghi exige a los bancos para obtener liquidez, o programas de compras de otros activos, como deuda empresarial o cédulas hipotecarias. La propuesta de Draghi se incluye en una respuesta más amplia: el BCE quiere que el fondo de rescate europeo compre bonos en el mercado primario (esto es, en las emisiones del Tesoro español e italiano), que el Eurobanco respaldaría con compras de bonos en el mercado de segunda mano. El objetivo último es asegurar la transmisión de la política monetaria, que a pesar de tener los tipos próximos al 0% tiene escasa tracción por la falta de confianza, la recesión que viene y el hecho de que Europa está metida en una trampa de liquidez.
Con el banquero central convertido en la figura capital de la solución a esta crisis, el efecto balsámico de esa batería de declaraciones ha sido notable en los mercados. La Bolsa española subió este viernes cerca del 4% y se ha recuperado casi un 10% en apenas dos días. Los efectos benéficos del discurso de Draghi continuaron el viernes por segundo día consecutivo. La prima de riesgo española, que había colocado a España en una situación insostenible, volvió a caer: ya está en 535 puntos básicos cuando hace solo dos días rondaba los 650. El rendimiento del bono a 10 años cayó al 6,7%. Las palabras de Merkel y Hollande también se dejaron oír en Italia, cuyo Tesoro logró este viernes colocar letras a tipos más bajos que en la anterior subasta equivalente y donde las tensiones del mercado de deuda también se han hecho menos acuciantes. Estas buenas noticias se contagiaron a las Bolsas. El Ibex madrileño retomó la cota de los 6.600 puntos.
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