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El Ibex frena las pérdidas al cierre pero la prima de riesgo se mantiene en máximos

El diferencial con el bono alemán marca un récord histórico en 642 puntos básicos El abanico de temores de los inversores va desde el rescate a la quita o el impago La prohibición de las operaciones en corto resucita a la banca y frena las pérdidas en la Bolsa El euro marca mínimos frente al dólar desde octubre de 2010 en 1,20 unidades del 'billete verde'

Ni un momento de respiro. Tras la nefasta jornada del viernes, cuando una improvisada pero no inesperada petición de rescate de la Comunidad Valenciana con los mercados abiertos disparó las alarmas, la presión contra España continúa y ha marcado nuevos máximos ante la incertidumbre de si necesitará un rescate integral de su economía. En la Bolsa, el Ibex ha logrado cerrar con un descenso del 1,1% después de llegar a tocar en su cotización intradía mínimos de los últimos nueve años al desplomarse un 5,44%. El origen de esta mejora ha estado en a decisión de la CNMV de prohibir las operaciones en corto, lo que ha resucitado a la banca, que ha acabado la sesión en verde. También el euro ha ahondado sus mínimos frente al dólar.

Con las dudas de los mercados sobre la cuarta economía del euro disparada, la prima que exigen los inversores por los bonos españoles a diez años frente a los alemanes ha tocado este lunes por primera vez en la era euro los 642 puntos básicos (6,42 puntos porcentuales), aunque al final del día ha moderado el avance a los 631 puntos. La rentabilidad de los títulos con vencimiento en 2022 ha rebasado el 7,5%, un nivel desconocido desde 1996. El viernes, el riesgo país acabó la semana en 610 puntos. Nunca desde que la agencia de información económica Bloomberg recopila estos datos, 1993, se había superado la barrera de los 600 puntos.

Además, para añadir más gasolina al fuego, Grecia, cuya situación había pasado a un segundo plano a la espera de que el nuevo Gobierno se pusiera en marcha, ha vuelto a acaparar la atención de los inversores. El motivo han sido los rumores de que el FMI abandonará a su suerte al país, según publicó este fin de semana el semanario alemán Der Spiegel. Pese a las negativas lanzadas tanto desde el propio Fondo Monetario Internacional como desde la Comisión Europea, que ha confirmado que el próximo tramo de la ayuda se espera para septiembre, la acumulación de problemas que atraviesa Atenas ha resucitado el miedo a que el país tenga que abandonar el euro. La misión de la troika (UE, FMI y BCE) llegará mañana a Grecia para analizar la evolución de sus reformas.

Para el Gobierno, la situación muestra la "irracionalidad" de los mercados, según ha señalado el ministro de Economía, Luis de Guindos, al inicio de su intervención en el Congreso. "Los mercados sobrerreaccionan", ha añadido antes de destacar que, en esos momentos, hay que modular sus oscilaciones. Guindos, preguntado por los periodistas, ha añadido que "por supuesto" descarta una intervención del conjunto del Estado.

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Con este panorama de alta incertidumbre en torno al futuro de la eurozona y sin noticias del BCE, el único capaz de frenar la sangría junto a la puesta en marcha de la compra de bonos por parte de los fondos de rescate, la prima de riesgo italiana también ha empezado la sesión con fuertes subidas. Las ventas sobre la deuda del país transalpino han llevado a su diferencial con Alemania a subir en 26 puntos básicos para cotizar en 528, a 24 del máximo que tocó en noviembre. Su deuda a 10 años se iba al 6,358%. Por el lado contrario, Alemania ha visto como el persistente aumento de la demanda por sus títulos reducía el interés de sus bonos a 10 años a un mínimo histórico del 1,127%.

Tanto Grecia como Portugal se vieron obligadas a solicitar el rescate cuando sus primas de riesgo estaban por debajo del nivel actual que sufre España. En el caso de Irlanda, su diferencial estaba en 662 puntos. No obstante, la rentabilidad de sus bonos era mayor, ya que superaba el 8%. Esto se explica porque los títulos alemanes no estaban tan bajos como en estos momentos.

Los expertos consultados por este periódico ven difícil que en la situación actual España no se vea obligada a pedir el rescate total ante el eventual riesgo de impago. El ministro Guindos, tras comparecer este lunes ante la comisión de Economía del Congreso para explicar el rescate bancario, viajará mañana a Berlín para entrevistarse con su homólogo alemán, Wolfgang Schäuble. Asimismo, el Banco de España ha publicado el primer avance del PIB del segundo trimestre, que muestra un recrudecimiento de la recesión con una caída intertrimestral del 0,4%, una décima más que en el arranque del año. En este punto, las previsiones de una economía que no volverá a crecer hasta 2014 asustan en tanto en cuanto sin recuperación de la actividad no habrá dinero para pagar la deuda.

El Gobierno lleva semanas repitiendo que la deuda a 10 años sobre el 7% es insostenible para que el país pueda seguir financiándose por su cuenta, el factor clave para verse abocado a un rescate integral en la línea de los de Grecia, Portugal o Irlanda. No obstante, el repunte de las dudas también está pasando factura a los otros tramos del papel del Estado.

Así, tanto el bono a dos años como lo que vencen en 2015 o 2017 también han tocado máximos de la era euro en el 6,744%, el 7,332% y el 7,388%. Los italianos, sin embargo, se mantienen aún lejos de sus récords. Al mismo tiempo, el precio de asegurarse contra un eventual impago por parte de España (los conocidos como CDS) ha tocado máximos históricos, lo que abunda en la tesis de que el país está perdiendo la confianza de los inversores a marchas forzadas y que el temor de un default está presente en los mercados. El Tesoro, que la semana pasada ya se vio forzado a pagar un interés récord por su deuda a largo plazo, volverá mañana al mercado a emitir letras a tres y seis meses en plena tormenta con el objetivo de captar hasta 3.000 millones.

En las Bolsas y en los mercados de divisas también se han multiplicado las ventas de los activos relacionados con España y el euro durante la mañana, lo que ha llevado al español Ibex 35 a caer hasta un 5,44% —ha cedido los 6.000 puntos hasta tocar su nivel más bajo desde 2003 en 5.906 enteros— mientras la moneda única ha ahondado sus mínimos frente al dólar de los últimos dos años (1,208 unidades del billete verde). En el resto de plazas de referencia del Viejo Continente solo Milán ha bajado con la misma intensidad que el selectivo español, de hecho ha llegado a sufrir otro recorte del 5%.

Sin embargo, tras unas horas de alarma, tanto el Ibex como el FTSE Mib han puesto freno al batacazo y, al cierre, se han dejado un 1,10% y un 2,76%, respectivamente. La decisión del regulador bursátil español y de su homólogo italiano de prohibir las apuestas en corto ha estado detrás de esta mejora. De hecho, la banca ha logrado darse la vuelta y ha acabado subiendo más de un 1%.

En el lado opuesto, las pérdidas se han ampliado a medida que avanzaba la sesión en las otras Bolsas europeas tras la pausa para comer. Fráncfort se ha dejado al cierre un 3,18%, París ha caído un 2,89% y Londres un 2,09%. El farolillo rojo del día ha sido Atenas, que se ha desplomado un 7,10%. En Wall Street, los números rojos se han ido reduciendo a medida que se acercaba el cierre en Europa, que ha sido el detonante de las ventas al otro lado del Atlántico. Al acabar la sesión en el Viejo Continente, el Dow Jones solo retrocedía un 1,2% y el tecnológico Nasdaq un 2%. Fruto de la incertidumbre, el índice que mide la volatilidad en el mercado ha aumentado un 25% en una sola jornada, algo que no se veía desde noviembre.

La aprobación por parte del Eurogrupo del paquete de hasta 100.000 millones de euros en ayudas a la banca española el pasado viernes no ha servido para disipar la incertidumbre sobre la deuda española, incrementada incluso tras conocerse la decisión de los Gobiernos valenciano y murciano de pedir la adhesión al mecanismo de la liquidez autonómica aprobado por el Consejo de Ministros en su reunión del pasado 13 de julio. Y podrían no ser las únicas en requerir la asistencia de un Estado que, a su vez, ha tenido que pedir ayuda europea para recapitalizar a sus bancos.

Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) anunciaba también que deja de aceptar por el momento los instrumentos de deuda emitidos o plenamente garantizados por el Gobierno griego como avales en las operaciones de política monetaria del Eurosistema. En este sentido, las palabras pronunciadas este fin de semana por el presidente de la entidad, Mario Draghi, sobre el papel del organismo emisor asegurando que "el BCE no está para resolver los problemas financieros de los Estados” han empeorado más si cabe la situación. Este lunes se ha confirmado que el instituto emisor lleva ya 19 semanas sin comprar deuda de los países bajo presión.

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