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Columna
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Marionetas tontas

Si se confirma la manipulación del tipo de interés, la estafa puede ser gigantesca.

Joaquín Estefanía

El ejecutivo que hace unos meses denunció la cultura empresarial del primer banco de inversión del mundo, Goldman Sachs, en el que trabajaba, dijo que había directores generales de la entidad que calificaban a sus clientes, en los correos electrónicos, de “marionetas”. Lord Turner, presidente de la Autoridad de Servicios Financieros (organismo regulador británico), al analizar la manipulación del tipo de interés interbancario de la City por parte del Barclays Bank, declaró: “Seríamos tontos” si pensásemos que prácticas semejantes no se han aplicado a otros productos financieros.

La cuestión es si lo sucedido en estos u otros bancos que forman la aristocracia financiera del mundo forma parte del mundo de los abusos, las irregularidades o el bandidaje, o constituye la cotidiana forma de trabajar de las entidades de inversión, que actúan como si no hubiera habido una crisis financiera (provocada por ellos) que ha proporcionado al mundo las mayores dosis de sufrimiento desde la Gran Depresión.

Mientras la banca comercial trata de sobrevivir a sus propias dificultades, la de inversión sigue haciendo lo que le viene en gana en un ambiente de laxitud regulatoria, de asombrosa autorregulación o de impunidad.

Mientras la banca comercial trata de sobrevivir , la de inversión sigue haciendo lo que le viene en gana

Según el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervin King, esa banca se caracteriza por sueldos excesivos, maltrato a los clientes, engañosas manipulaciones y continuos escándalos por ventas irregulares persiguiendo su propio interés y no el de los clientes. Cuando todavía no se conoce el monto definitivo de las pérdidas acumuladas por JP Morgan Chase (considerado hasta ahora como “la fortaleza” que proporcionaba seguridad a los inversores en tiempos de turbación) a través de operaciones sofisticadísimas con productos derivados, salta la manipulación del líbor en la City londinense por parte del Barclays y quizá de otras 15 instituciones bancarias.

Cuando querían recibir dinero, estos bancos rebajaban el líbor para financiarse barato, y cuando necesitaban prestar, lo elevaban para ganar más. De nuevo la cuestión es si lo mismo que se ha hecho con el líbor se practicaba con el Euribor. Y en ambos casos la pregunta es la siguiente: ¿cuánto cuesta mi crédito? La inmensa mayoría de los préstamos que conceden las entidades financieras a empresas y particulares, hipotecarios o no, están referidos a esos índices, por lo que la estafa, si se corroboran las irregularidades, puede ser gigantesca. ¿Cuánto nos han cobrado de más y por cuánto tiempo?

Aparquemos un momento las responsabilidades políticas y la inanidad de algunas instituciones supervisoras y reguladores, y analicemos la centralidad de las del propio segmento financiero que, según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), han irrumpido con fuerza en las preocupaciones ciudadanas, detrás del paro y de la situación económica general.

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