El gancho maltés
La nueva Malta da la espalda a la crisis y atrae inversión y mano de obra cualificada
Los 69 diputados que forman el Parlamento de Malta se han quedado hasta tarde para discutir los Presupuestos. Pasadas las once de la noche abandonan el antiguo Palacio del Gran Maestre, hoy sede parlamentaria, disparados en distintas direcciones por la vieja plaza principal de La Valeta. El debate ha sido intenso entre los 35 diputados del Partido Nacionalista, de derechas, y los 34 del Laborista, de izquierdas. Es tan ajustada la diferencia, que no permite descuidos, aunque tampoco es que existan muchas discrepancias a la hora de trazar las líneas económicas de la nueva Malta, un país tan pequeño como estratégico en la Unión Europea, que ha sorteado la crisis y al que, gracias al ahora depauperado euro, acuden cada vez más empresas y ciudadanos de la Europa deprimida, muchos de ellos españoles.
A esa hora, tres muchachos que rondan los 30 años pasean por la plaza. Son españoles, pero no son turistas (el turismo español está en aumento) ni estudiantes de inglés (cada año vienen a la isla con ese fin unos 70.000 jóvenes, muchos de ellos españoles). Son tres licenciados que han encontrado en el país una solución a los problemas del mercado laboral nacional. No es difícil escuchar hablar español en las calles de La Valeta o en cualquier terraza de la costanera vecina. Licenciados en distintas materias, trabajadores especializados, empleados de algunas empresas que se han ubicado en el lugar se esparcen por las zonas de ocio. Entre las empresas españolas que han llegado al reclamo de los incentivos isleños las hay del sector servicios (Mapfre), farmacia (Combino Pharma, Gadea y Medichem), turismo (Riu) y comercio minorista (Inditex, Springfield, Mango, Cañas y Tapas).
Cuando se acuñaron las monedas del euro, los malteses presumieron de que las suyas eran las más bonitas de toda la Unión. Sin embargo, la pequeña isla no figura en los billetes. Las autoridades han reclamado y aseguran que tienen el compromiso de que lo que será un punto diminuto en el Mediterráneo, debajo de Sicilia, aparecerá en próximas ediciones. De momento, tienen que conformarse con que en las monedas de dos euros resalte la gran cruz de Malta, símbolo nacional que remite a cuando, hace cinco siglos, el rey Carlos I de España cedió el territorio a los caballeros hospitalarios (o de la Orden de Jerusalén, luego de Malta) expulsados de Rodas.
“Con el euro hemos pasado de nadar en un charco a estar en un océano”, afirma el responsable de canalizar la inversión extranjera
Puede que no aparezca en los billetes, pero esta isla de apenas 410.000 habitantes cuya extensión es menos de la mitad de Menorca o, si se quiere, casi 1.600 veces más pequeña que España, vive un particular esplendor dentro de la atonía general. Además de pertenecer al euro, el hecho de ser un territorio independiente y políticamente estable, contar con una economía muy saneada, estar en un lugar estratégico entre África y Europa y tener el inglés como lengua oficial, hace a Malta diferente. Si a eso se añade que cuenta con un régimen fiscal y unos incentivos a la inversión muy beneficiosos, su atractivo aumenta exponencialmente.
Desde la incorporación a la UE, en 2004, y al euro, en 2008, ha tenido un crecimiento sostenido, con algún que otro bache superado. “Lo importante en Malta es la calidad y no la cantidad”, dice Bruno L’Ecuyer, director de Finance Malta, institución que actúa como puente entre el Estado y el sistema financiero. “En Malta apenas hubo crisis financiera. Se pasó de puntillas por ella en 2007, ha habido un enfoque conservador de los 24 bancos instalados \[ninguno español\] que evitó exponerse a amenazas de intervención”, subraya. Tan ilustrativo como L’Ecuyer es Allan Camilleri, presidente de Malta Enterprise, la agencia que se encarga de canalizar las inversiones extranjeras, así como apoyar a las pymes y al desarrollo. “Con el euro hemos pasado de nadar en un charco a estar en un océano”, enfatiza.
La realidad económica de Malta comenzó a fraguarse en los años ochenta, con un cambio regulatorio en la supervisión de los servicios financieros. El objetivo actual es llegar a 2015 con el desarrollo de nuevos y viejos pilares de la economía: el turismo, los servicios financieros, el transporte aéreo y marítimo (la flota de bandera es la primera de Europa y la sexta del mundo, y su puerto compite por el liderato en el Mediterráneo), las tecnologías de información y la comunicación (TIC), la salud y la biotecnología.
Turismo, servicios financieros, el puerto y la I+D son los pilares de la economía
El turismo casi camina por sí solo. Es la principal fuente de ingresos, con el 15% del PIB. Los visitantes españoles son los quintos por detrás de Reino Unido, Alemania, Francia e Italia. Ese primer puesto lo disputan las manufacturas (14%) y los servicios financieros, el 12%, pero con una previsión de que se duplique en los próximos 10 años. El sector financiero ha crecido de forma notable, pasando de tener una banca local a ser un centro internacional bancario.
A eso ayuda, seguramente, que las empresas que se establecen se beneficien de un entorno fiscal muy atractivo y con tratados de doble imposición con 58 países, una combinación que hace que los inversores puedan obtener una eficiencia fiscal muy alta. El impuesto de sociedades es complicado, de manera que el fijo es el más alto de Europa, el 35%; pero las deducciones por distintas materias lo hacen el más barato, quedándose en una horquilla entre el 0% y el 6,5%, según Doreen Fenech, socia de KPMG.
En la isla se han rodado películas como Ágora o series como Juego de Tronos
La pujanza se demuestra en que, en 15 años, las licencias de fondos de inversión han pasado de 15 a cerca de 500, con más de 8.000 millones de euros, según L’Ecuyer. También se comprueba con la llegada de aseguradoras y las firmas de trusts. Tanto L’Ecuyer como Camilleri resaltan que la jurisdicción permite el establecimiento de holdings internacionales. Más de 200 firmas extranjeras (principalmente de la UE) han invertido o están operando: Lufthansa, HSBC, Baxter, Playmobil, ST Microelectronics... También ha crecido como plató para películas de época, como Ágora, de Alejandro Aménabar, o series de televisión como Juego de Tronos.
Quizá donde más se ha notado la modernización es en el campo de las tecnologías de la información y la comunicación. Este sector cuenta con profesionales muy cualificados, pero no los suficientes para abarcar la demanda, lo que ofrece una oportunidad para especialistas de otros países con dominio del inglés. Destaca la instalación de SmartCity, una especie de ciudad tecnológica en construcción con todos los servicios y lugares de ocio con destino a firmas de tecnología punta. Está impulsada por capital de Dubai. “El objetivo”, explica su responsable, Suleiman al Riyami, “es crear una red global que sea punto de partida para otros mercados”. “Es como un hub de la sociedad del conocimiento”, resume.
En este tiempo, la Administración de Malta se ha volcado también en el puerto, uno de los tradicionales motores de la economía. Está gestionado por Malta Freeport Terminals, sociedad privatizada en 2004 después de segregarse de Malta Freeport Authority, de control estatal. Tiene conexión con más de 165 puertos, explica Caroline Borg, directora de marketing. En 1994 se hizo la terminal2, y en 2000 alcanzó el millón de contenedores al año. En 2004 entró la firma francesa CMA-CGM con un contrato de 30 años, que se amplió a 65 años, tras realizar una inversión de 175 millones en grúas nuevas (las más grandes del Mediterráneo). El año pasado, la turca Yildirm compró el 50%.En el puerto pueden entrar los barcos más grandes, hasta con 13.500 contenedores. El año pasado hubo 2,36 millones de movimientos, con 1.800 barcos. Sus competidores son Algeciras y Tánger.
Y del sector marítimo, a la aviación. El Gobierno ha invertido 17 millones en Hal Safi Aviation Park, un nuevo parque de aviación de 200.000 metros cuadrados. SR Technics, con sede en Zúrich, pero de capital árabe y dedicada a la reparación de aviones, se instaló hace dos años. La alemana Jutta Trimmel, directora general, explica que eligió Malta por ser muy competitiva tras buscar más de 50 sitios. “Tiene cultura europea y se habla inglés”, resalta entre las ventajas, aunque el factor principal es que tiene los precios más baratos. Cuenta con 146 empleados, 16 de ellos extranjeros y tres españoles.
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