Sin empleo y sin suerte
La mayor amenaza para España es el paro y no la rebaja de S&P
La cifra más espeluznante en España no es la de su calificación crediticia sino la tasa de desempleo. El número de personas en paro alcanzó el 24,4% en el primer trimestre: uno de cada dos jóvenes españoles carece de empleo. Con la vuelta de España a la recesión, la tasa seguirá aumentando. Esta es una mayor amenaza a la estabilidad social y financiera que una rebaja de la calificación de Standard & Poor’s.
Con la economía en recesión, el aumento del número de parados no es exactamente una sorpresa. Sin embargo, el ritmo se aceleró en el primer trimestre, según los cálculos de IHS Global Insight, con una caída drástica del número de trabajadores con contratos temporales. Lo preocupante es que los empleos no solo desaparecen en el problemático sector de la construcción, sino también en los servicios y la industria.
La reforma laboral española, aunque necesaria, no ayudará a corto plazo. En teoría, la legislación facilita el despido pero también elimina las barreras para contratar a la gente, y hace que sea más fácil mantener a los trabajadores en nómina ajustando sus horarios y su sueldo. Pero es demasiado pronto para ver los efectos de la reforma, y la austeridad del Gobierno y la crisis crediticia harán que el desempleo aumente en los próximos trimestres. Funcas, la fundación de análisis de las cajas de ahorro, prevé que la tasa de desempleo supere el 26% el próximo año, un récord.
Es probable que el desempleo actual sea menor que las cifras oficiales, ya que algunos de los desempleados están encontrando trabajo en la economía sumergida. Eso, combinado con el fuerte apoyo familiar, explica por qué existe una relativa calma social. Los españoles también están acostumbrados a vivir con un desempleo elevado: el paro alcanza unos niveles parecidos a los de 1994, y nunca cayó por debajo del 8%, incluso en los años del boom.
Sin embargo, el aumento del desempleo incrementa el déficit ya que disminuye la recaudación fiscal. También colocará más presión sobre los bancos y pondrá a prueba la tesis del consejero delegado del Santander de que “las hipotecas se pagan en las épocas buenas y en las épocas malas”.
El año que viene, el Gobierno tiene previsto reducir la cuña fiscal —la diferencia entre lo que una empresa paga a sus trabajadores y lo que reciben— para fomentar el empleo. Esto se verá compensado con un aumento del IVA. La medida es bien recibida y se ha aplicado con éxito en otras economías europeas, pero llega tarde y tardará tiempo en funcionar. Incluso el Gobierno calcula que la tasa de desempleo se seguirá por encima del 22% en 2015. Eso, y no una calificación de BBB+, es la verdadera crisis española.
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