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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La EPA del primer trimestre

El deterioro en la evolución del empleo es consistente con la caída del PIB en el primer trimestre

EL PAIS

En los últimos meses la economía española está viviendo momentos tensos y turbulentos en el ámbito financiero que, más allá de la volatilidad y las tendencias negativas de los mercados, reflejan una asfixia financiera. Y eso pasa factura a la economía real. Esta última semana el Banco de España adelantaba su estimación de crecimiento del PIB en el primer trimestre del año, con una caída de cuatro décimas porcentuales (-1,6% en tasa anualizada), y el INE publicó la Encuesta de Población Activa (EPA), también del primer trimestre. Ambos datos son consistentes. La caída del PIB supera en una décima a la del trimestre precedente y la caída del empleo, corregida de estacionalidad, también es algo mayor que en dicho trimestre. Este factor, la estacionalidad, es en todo caso muy relevante en los primeros trimestres del año, en los que incluso cuando la economía está en expansión no se crea empleo y aumenta el paro. Por ello, para interpretar correctamente los datos de la EPA hay que desestacionalizarlos, como machaconamente recordamos en esta página de coyuntura.

En estos términos, el número de ocupados descendió en unos 250.000. El dato es manifiestamente negativo, pero no sorprendió, porque coincidió bastante bien con las previsiones. Ello supone una caída del 5,5% en tasa anualizada respecto al trimestre anterior, cifra que recuerda a los momentos más duros de la recesión [gráfico superior izquierdo]. En los últimos cuatro trimestres los ocupados han disminuido un 4%, o 730.000 personas en valores absolutos. Y desde que el empleo empezó a descender, hace ya cuatro años, el ajuste ha sido de casi tres millones, un 15%.

Desde que el empleo empezó a descender, el ajuste ha sido de casi tres millones, un 15%

La causa de que el ritmo de caída del empleo se haya acelerado en este trimestre es la evolución del sector de la construcción que, como se ve en el gráfico superior derecho, destruye puestos de trabajo a un ritmo anualizado del 22%. Ello es consistente con otros indicadores del sector también conocidos esta semana, como la caída del consumo de cemento, que en el primer trimestre ha descendido a una tasa anualizada cercana al 40% respecto al trimestre anterior, o la constitución de hipotecas sobre viviendas, que en los dos primeros meses también caen a un ritmo similar al del cemento. Detrás de ello está el fuerte recorte de la inversión pública y una intensificación del deterioro del sector inmobiliario. El empleo en la industria y los servicios también sigue cayendo, pero en este trimestre lo ha hecho a un ritmo algo inferior al anterior, en sintonía con la evolución también algo menos negativa de otros indicadores de actividad de esos sectores, como venimos comentando en esta página.

Por categoría profesional, destaca el hecho de que el empleo no asalariado, corregido de estacionalidad, crece por segundo trimestre consecutivo, concentrándose, por tanto, el descenso del empleo en los asalariados. Dentro de estos, vuelve a acelerarse fuertemente la caída de los trabajadores con contrato temporal, lo que se explicaría por la evolución del empleo en la construcción y en las administraciones públicas, que ya llevan dos trimestres ajustando plantillas, a un ritmo del 8% anualizado en el último. Ello se traduce en un descenso de más de un punto porcentual de la tasa de temporalidad en los dos últimos trimestres, hasta el 24,2%, algo que era deseable, aunque no por estos motivos.

También descendió a buen ritmo en este trimestre (100.000 personas) la población activa [gráfico inferior izquierdo]. Este descenso se explica en su mayor parte por la disminución de la población en edad de trabajar (16-64 años), pero también por una ligera caída de la tasa de actividad, lo que denota que parte de la población (jóvenes, sobre todo) se retiran del mercado laboral ante la dificultad de encontrar empleo.

Los datos del empleo por edades reflejan un mercado laboral roto que costará años en recomponer

El descenso de la población activa impidió un mayor avance del paro. Aun así, este aumentó en unas 150.000 personas en términos desestacionalizamos. La tasa de paro ascendió hasta el 23,7% (24,4% sin corregir la estacionalidad). Pero esta media esconde cifras muy diferentes entre jóvenes y adultos, entre nacionales y extranjeros, entre colectivos con alto o bajo nivel de formación, entre sectores productivos o entre comunidades autónomas. Ello refleja un mercado laboral roto, que costará muchos años recomponer.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).

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