Barroso muestra su "confianza" en España en plena zozobra en los mercados
El presidente de la Comisión considera que el país "será capaz de afrontar los retos” El BCE se apunta a la política de declaraciones y afirma que lo peor "ha quedado atrás"
A falta de soluciones, declaraciones. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, ha lanzado hoy un mensaje de apoyo al Gobierno y ha mostrado su “plena confianza” en que “España será capaz de afrontar los retos” que tiene por delante. La prima de riesgo española escala hoy a máximos desde que Mariano Rajoy ganó las elecciones. La italiana sigue algo por detrás, pero también en subida libre, e incluso Francia comienza a despertar recelos. El euro y las Bolsas bajan ante la constatación de que esta será una semana muy difícil. Hasta ahora, solo las intervenciones del Banco Central Europeo (BCE) tenían credibilidad en los mercados porque implicaban algo más que palabras.
Pero incluso el Eurobanco ha aparcado su activismo y se abona ahora a esa política de declaraciones: “Lo peor de la crisis parece haber quedado atrás”, decía hoy mismo Jörg Asmussen, el consejero alemán del Banco Central Europeo, en The Wall Street Journal. Asmussen ha amagado con la posibilidad de que el BCE vuelva a comprar bonos. “El programa de compra de bonos existe. Nada más. Nada menos”, ha dicho en referencia a unas declaraciones anteriores de otro consejero del BCE, Benoit Coeuré, que la semana pasada aludió a la posibilidad de volver a usar ese instrumento si la presión se agudiza.
El presidente del BCE, Mario Draghi, y el propio Asmussen han solicitado a España que apruebe los presupuestos “con legislación de emergencia” y ponga en marcha las reformas necesarias ante la constatación de que el Eurobanco considera que ya ha hecho lo que tenía que hacer —inyectó un billón de euros en la banca a través de la barra libre de liquidez desde diciembre— y ahora sostiene que ha llegado el turno de los Gobiernos.
El BCE ha optado por la disciplina de mercado, por dejar que las primas de riesgo actúen, para conseguir que los Gobiernos aprueben medidas. El problema es que pese a los recortes, la presión no se suaviza. El mercado de bonos funciona como una especie de semáforo de la crisis europea. Si los intereses que paga un país por su deuda a 10 años superan en más de dos puntos los de Alemania (es decir, algo más del 3,5% en este momento), se enciende la señal de aviso. Si superan los cuatro puntos (en torno al 5,5%) se disparan todas las alarmas. En torno al 8% se activa la solución final: los bonos de Grecia, Portugal e Irlanda superaban apenas unas décimas esa cota cuando fueron invitados a solicitar las ayudas europeas.
España e Italia están con las alarmas encendidas; Francia, cerca de la señal de aviso. De ahí las declaraciones de Barroso, que explicó que los técnicos de la Comisión “están trabajando estrechamente con los del Gobierno español” en una jornada sobre energía en la que arropó a España a su vuelta de las vacaciones. Y de ahí que el BCE haya apretado el gatillo o esté a punto de hacerlo si sigue la presión.
Las dos próximas semanas son claves para España. El Tesoro se enfrenta a un duro examen con las subastas de mañana y el jueves, que llegan tras las dificultades que encontró Italia la semana pasada. El próximo lunes será Eurostat quien examinará las cuentas de España: Bruselas lleva semanas hablando con recelo del déficit de 2011, que el Ejecutivo cifró finalmente en el 8,51% del PIB después de que el anterior Gobierno asegurara que apenas superaría unas décimas el 6% y que el equipo económico de Rajoy anunciara inicialmente un agujero del 8%. La Comisión ha retrasado también una evaluación completa de los Presupuestos españoles, después de avanzar una primera valoración positiva, reclamando todo tipo de datos en una estrategia de dilación extraña, que el Ejecutivo comunitario no ha explicado y que ha acabado alimentando la tensión sobre España.
Los resultados pueden verse tanto en Bolsa —el Ibex es el peor índice europeo desde hace varios días— como en los intereses de la deuda a 10 años, que superan ya con creces el 6%. El Gobierno ha interpretado esa presión como la necesidad de sumar más y más recortes, y al tijeretazo de 27.300 millones del presupuesto ha sumado 10.000 millones más (aún sin concretar) sobre sanidad y educación, que recaerán sobre las comunidades autónomas. Pero los mercados temen precisamente eso: que España se pase con la tijera y siga mostrando un compromiso total con los objetivos de recorte del déficit, que conducen directamente al “suicidio económico” en toda Europa, según escribe el Nobel Paul Krugman en The New York Times.
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