Más bonificaciones, menos beneficios
La gran mayoría de expertos considera que la subvención a los contratos no crea empleo La nueva ley amplía las ayudas a más colectivos
Jonathan Ropero puede considerarse afortunado. En un país con casi la mitad de sus jóvenes en paro, empieza a trabajar el próximo lunes en una empresa de mecanizado de pieza en Getafe (Madrid). Ropero, de 22 años, disfrutará de un contrato bonificado en virtud de la nueva reforma laboral. Pero los efectos beatíficos de las subvenciones públicas a la contratación no están tan claros. Ni en este ejemplo concreto ni en general. En el caso de Jonathan, el propio gerente de la empresa, Mario Lobato, admite que lo habría contratado igual, con bonificación o sin ella. Y en el general, porque, según coinciden la inmensa mayoría de expertos, estas herramientas no son las más adecuadas.
En un ámbito como el laboral, en el que el diagnóstico varía tanto según la adscripción ideológica del que opina, sorprende encontrar tanta unanimidad. “Los efectos de las bonificaciones son muy pequeños para crear empleo y para darle estabilidad”, sostiene Florentino Felgueroso, investigador de Fedea, un think-tank financiado por las grandes empresas. “Las bonificaciones generan discriminación porque las empresas solo van a contratar a los beneficiados por las subvenciones. Solo tienen sentido en el caso de colectivos muy concretos y reducidos a los que se quiere ayudar”, abunda Paloma López, secretaría de Empleo de CC OO. Únicamente en la patronal se oyen voces en defensa de extender aún más este tipo de ayudas a la contratación.
Y, sin embargo, el Gobierno decidió en su nueva norma laboral avanzar en este tipo de instrumentos. Avance que, en palabras de Felgueroso, constituye “un paso atrás”. “A partir de la reforma de 2007 asistimos a un boom de las bonificaciones. En 2010 se redujeron al mínimo y esta norma las recupera. De alguna manera, esta reforma se parece a la de 1997, que introdujo el contrato de fomento de empleo”, asegura este profesor de Economía en la Universidad de Oviedo.
Pero, ¿qué novedades trae en este aspecto la norma impulsada por la ministra Fátima Báñez? “Para fomentar la contratación indefinida de los jóvenes, se establece una bonificación de hasta 3.600 euros a la contratación de jóvenes parados de entre 16 y 30 años. Para fomentar la contratación indefinida de parados de larga duración mayores de 45 años, se establece una bonificación de hasta 4.500 euros”, decía la presentación que preparó el Gobierno para presentar su reforma.
Las ayudas que conlleva el “contrato indefinido de apoyo a los emprendedores” que nació con la reforma del pasado 10 de febrero van dirigidas a empresas que tengan hasta 50 empleados, lo que engloba a un 98% del tejido empresarial español. Pues es aquí donde la CEOE encuentra una pega a la nueva norma. Porque al contrario de los cinco profesores consultados para este reportaje y a la responsable de CC OO, la patronal critica la norma precisamente por no extender aún más las bonificaciones.
La subvención para todos no incentiva a ningún colectivo
“La reforma introduce incentivos fiscales y bonificaciones en las cuotas empresariales a la Seguridad Social vinculados a la contratación de colectivos menores de 30 años o mayores de 45 años mediante el contrato de trabajo por tiempo indefinido denominado ‘de apoyo a los emprendedores’. La postura empresarial es la de generalizar este contrato, que ahora solo pueden formalizar empresas con menos de 50 trabajadores, al resto de las empresas”, señalan fuentes de la CEOE.
La responsable de CC OO enumera algunos de los colectivos a los que sí tendría sentido bonificar: personas con alto riesgo de exclusión social, mujeres víctimas de malos tratos o jóvenes sin ningún tipo de formación. Carlos García Serrano, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares, comparte esta visión. “En la medida en que se subvenciona a todo el mundo, no se incentiva a contratar a ningún colectivo concreto. La OCDE también recomienda que se destinen a colectivos muy específicos. Porque, por ejemplo, ahora se amplían a todos los menores de 30 años. La tasa de paro juvenil es de casi el 50%, pero el problema no es igual para todos ellos. Las diferencias son enormes entre los que tienen estudios y los que no; y se está tratando igual a colectivos con problemas distintos. En cambio, las bonificaciones sí que han ayudado a aumentar la estabilidad en el empleo entre los más jóvenes, pero de forma marginal”, asegura García Serrano.
CEOE reclama que se generalice el contrato bonificado a todas las firmas
En lugar de subvencionar los contratos, los expertos abogan por que ese dinero vaya a otro tipo de políticas activas. “Bélgica y España son los países que más invierten en bonificaciones. En España, todo ese gasto equivale al que se destina a formación e intermediación laboral a través de los servicios públicos de empleo. En otros países la distribución es muy distinta; y sería conveniente que aquí siguiéramos también esa tendencia”, dice el profesor de la Universidad de Alcalá de Henares.
Descendamos de nuevo al caso concreto. El gerente de Tecnide, la empresa en la que trabajan 17 personas y de la que Jonathan Ropero formará parte a partir del lunes, sí que reconoce que la subvención ha modificado algo sus decisiones. “Yo habría contratado a Jonathan antes. Pero he esperado a que entre en vigor la ley para poder beneficiarme de la subvención”, asegura Mario Lobato. Quiere formar a su nuevo empleado como a Ropero y sabe que para eso necesita tiempo. “No va a tener un mal sueldo. Rondará los 950 euros netos. Pero a pesar de todo el paro que hay, no te creas que es fácil encontrar a alguien para este puesto”, concluye.
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