El Parlamento portugués rechaza el ajuste y fuerza la dimisión de Sócrates
La crisis política aumenta el riesgo de que la UE y el FMI tengan que salir al rescate - La Oficina Estadística Europea pone en duda las cuentas públicas de 2010
"Seamos claros, una coalición negativa de fuerzas políticas ha impuesto la dimisión del Gobierno porque le retiró las condiciones mínimas para gobernar", dijo anoche el primer ministro portugués, José Sócrates (socialista) después de presentar la dimisión al presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva. La Asamblea de la República acababa de certificar la crisis política al rechazar las nuevas medidas de ajuste contenidas en el Programa de Estabilidad y Crecimiento (PEC) presentado por el Gobierno, que solo contó con el apoyo de sus 97 diputados de los 230 escaños.
La oposición en bloque, desde la derecha a la izquierda radical, dio la puntilla al Gobierno al aprobar cinco proyectos de resolución contra el plan gubernamental. Sin la confianza de la Cámara, el primer ministro puso anoche su cargo a disposición del presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva, quien, después de recibir mañana a todos los partidos, convocará elecciones anticipadas en un periodo máximo de 55 días. "Lo que ha pasado en el Parlamento no tiene que ver conmigo ni con el Gobierno", subrayó Sócrates en su mensaje a los portugueses. "Hoy el país perdió. A las dificultades económicas se añaden las dificultades políticas". Las consecuencias serán gravísimas para Portugal ante las instituciones y los mercados, dijo con el mayor énfasis.
El primer ministro ratificó que no tira la toalla y será candidato a la próxima consulta electoral. "El país no queda sin Gobierno. Me someteré a las elecciones con la voluntad de siempre. Vivimos tiempos difíciles pero sabremos vencerlos". La crisis política estalla justo la víspera del Consejo Europeo, que debe aprobar los nuevos mecanismos de estabilidad financiera en la zona euro. Sócrates acudirá, pues, a esta importante cumbre como primer ministro en funciones y sin haber logrado el apoyo suficiente en su país al PEC, que fue aplaudido por las autoridades comunitarias el pasado 11 de marzo.
Además de la incertidumbre política en la que vivirá Portugal los próximos dos meses, también afrontará la presión de los mercados. El ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, advirtió en su discurso que tras el rechazo del PEC, Portugal correrá grave riesgo de acudir a una ayuda exterior, a través del fondo de rescate de la UE o del FMI.
Todos en el debate parlamentario siguieron el guión asignado. El conservador Partido Social Demócrata (PSD), principal grupo de la oposición que ha apoyado al Gobierno socialista (sin mayoría parlamentaria) los dos primeros años de su segundo mandato, insistió en que el país está en un camino sin retorno, porque se agotó la confianza en el Ejecutivo.
Los partidos de izquierda, tanto el Bloco de Esquerda como el Partido Comunista, criticaron al Gobierno y las medidas de austeridad por penalizar "a los de siempre", en palabras del diputado comunista Bernardino Soares. "Más impuestos a las pensiones, liberalización de los alquileres, aumento del precio de transportes públicos, y disminución del copago en los medicamentos. Ni una sola medida contra la banca y el sector financiero", dijo Soares. El primer ministro fue blanco de los ataques de todos los oradores. Pero no estaba allí para escucharles. Su presencia en el hemiciclo, con aspecto circunspecto, duró lo que el discurso inicial del ministro de Finanzas.
Antes del debate, los portugueses se levantaron con otra pésima noticia: Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea, pone en duda las cuentas públicas de Portugal de 2010. En concreto, el déficit inferior al 7% comprometido por el Gobierno con la Comisión Europea y los mercados de deuda sería, en realidad, superior al 8%. El agujero tiene que ver con el impacto financiero de la nacionalización del Banco Portugués de Negócios (BPN), de 2.000 millones de euros, y los gastos con empresas públicas de transporte que no tienen contratos de gestión con el Estado.
En España, fuentes de Moncloa confirmaron ayer que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha hablado en varias ocasiones desde el pasado fin de semana con Sócrates, a quien ha trasladado su solidaridad y apoyo, y con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, también portugués. Fuentes gubernamentales reconocieron ayer que la crisis portuguesa "podría condicionar" a España y provocar nuevos ataques especulativos contra la deuda española, como los que siguieron a los rescates de Grecia e Irlanda, pero insistieron en que "no afectará a los fundamentos de la economía española", a pesar de los importantes intereses que empresas españolas tienen en el país vecino.
La tormenta portuguesa pasó desapercibida en los mercados. Prácticamente todas las Bolsas europeas registraron avances. Cedió terreno el PSI 20 portugués, un 1%. Más impacto tuvieron las turbulencias En los mercados de renta fija, la prima de riesgo portuguesa subió 16 puntos básicos y se situó en 493. En cambio, los bonos españoles se mantuvieron estables, y la prima de riesgo quedó en los 193 puntos del día anterior.
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