Sin perras que tragar
El sector de máquinas recreativas valenciano prevé una caída de recaudación del 25% en 2009
La falta de liquidez y el paralelo crecimiento del ahorro familiar en tasas desconocidas desde la posguerra dejan a las máquinas recreativas sin perras que tragar. La Federación de Asociaciones de Máquinas Recreativas (Famar) estima una caída de la recaudación de las máquinas de tipo B, las habituales en bares y salones de recreo, del 25% al final de 2009 en territorio valenciano. "El sector de las máquinas recreativas de la Comunidad Valenciana prevé cerrar el año 2009 con un 25% de pérdidas en la recaudación", reza textualmente la nota.
El informe anual sobre el juego en la Comunidad Valenciana correspondiente al ejercicio 2008, que fue aprobado por el Consell que preside Francisco Camps hace tres semanas, anota un descenso del 11% de la recaudación de las máquinas recreativas en 2008 respecto a 2007. Fue la primera vez, según la federación, que se produjo un descenso en la recaudación. Pero este año pintan bastos y la caída se estima muy superior.
Famar solicita "medidas urgentes que eviten una grave crisis sectorial, con una fuerte incidencia en el sector de la hostelería". Los empresarios de tragaperras apuntan que entre 2007 y 2008 se redujo el parque de máquinas en territorio valenciano por encima de un 4%. Las 31.605 tragaperras accesibles al público en 2007 se quedaron en 30.262 un año después "a causa de la imposibilidad de sufragar la tasa de juego correspondiente".
Además, Famar pide "una reducción de la actual tasa de juego" que cobran los gobiernos autonómicos y asegura que sus asociados en toda España ingresan en las arcas autonómicas un total de 900 millones de euros procedentes de 250.000 máquinas recreativas, un total de 3.600 euros al año por cada tragaperras.
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