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Bañuelos echa raíces en Brasil

El fundador de Astroc crea un emporio con una fórmula similar a la que desarrolló en España

Enrique Bañuelos ataca de nuevo gracias al boom olímpico de Brasil con Agre (Amazon Group Real Estate), el tercer grupo constructor e inmobiliario del país. Tras la junta de accionistas, se han consolidado en el nuevo grupo las compras de una constructora y una inmobiliaria con una ampliación de capital, además de bendecir el control accionarial por parte de Bañuelos y sus amigos inversores.

Los números de Brasil son 14.400 millones de dólares de inversión entre los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol de 2014. Y Bañuelos, que se maneja bien en Bolsa, ha elegido Brasil para repetir la operación realizada en el mercado español con Astroc: creó en 2008 un vehículo de inversión junto a misteriosos inversores españoles y locales, la sociedad Veremonte Participaciones, presidida por Marcelo Paracchini, que da la cara de momento.

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Tras varios intentos fallidos de adquisición de complejos o sociedades hoteleras, compró junto al grupo brasileño Agra dos compañías, Abyara Planeamiento Inmobiliario (con cartera de suelo en São Paulo y en el sur) y Klabin Segall (constructora con presencia en Río de Janeiro), en febrero y mayo, que estaban siendo fuertemente castigadas en Bolsa por su endeudamiento. En Brasil, el sector ha vivido su propio infierno, que se está saneando a costa de un proceso de concentración. Estas tres compañías dan lugar a Agre.

Fusión bajo el paraguas de Agre

La historia es la siguiente: antes de finales de 2008, Bañuelos compró el 7% de Agra a Luiz Roberto Silveira Pinto, por cerca de 19 millones de euros y de paso se convirtió en socio a través de Veremonte. Con esta sociedad y Silveira Pinto, adquirió participaciones de control en Abyara y Klabin (posee más del 60% junto a su socio). El resto de la historia pasa por ventas entre socios de Agra y él mismo que le aseguran el control del nuevo grupo, y que han desembocado en la puesta en equivalencia de las sociedades para fusionarse bajo el paraguas de Agre, y de paso ampliar capital.

Bañuelos tiene un talento especial para jugar en Bolsa. Ha desembolsado 90 millones de euros en participaciones que hoy por hoy han duplicado su valor. Y al tiempo, ha conseguido una compañía con un valor de mercado de 895 millones de euros, y un patrimonio líquido de 583,5 millones. Agre emitirá además 100 millones de acciones nuevas para los accionistas de las tres compañías. Pero no todo son buenas noticias; el grupo tiene que asumir una deuda neta de 200 millones de euros.

En paralelo, Bañuelos tiene negocios o los está buscando en Dubai, China, México, Rusia, Ucrania, Estados Unidos, Reino Unido y España, donde no sería descartable que estuviera buscando socios para desarrollar los proyectos que surjan al calor de los Juegos Olímpicos. Será cuestión de tiempo comprobar si este inversor de fortuna da su segundo golpe financiero en las tierras olímpicas.

Enrique Bañuelos, valenciano crecido al calor de la figura del agente urbanizador que se instaló en la Comunidad Valenciana, aprovechó las lagunas jurídicas de esa figura, que permite mediar en la compra de suelos y convertirlos en urbanizables sin poner un euro ni terrenos propios.

El 'bluff' de Astroc

Bañuelos creó sociedades que virtualmente se arrogaban la tenencia de suelo, con el que obtenía jugosas plusvalías en la intermediación y cambios de usos.

Con la fusión de varias sociedades y la inclusión de inversores, sacó a Bolsa en 2006 un producto también virtual, Astroc, cuya participación alcanzó un valor de 4.500 millones de euros, que el mercado puso en su sitio un año después. No había apenas inmuebles ni proyectos y el directivo vendió la empresa al resto de socios que la han reflotado con el nombre de Afirma, pero Bañuelos puso por si acaso distancia con la justicia española.

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