Aerolíneas se escabulle de los acreedores
La compañía tiene inutilizados dos Boeing por miedo a que sean embargados fuera del país
Aerolíneas Argentinas, empresa del grupo español Marsans que está en proceso de expropiación y bajo gestión del Estado argentino desde hace un año, no permite que sus dos nuevos aviones propios vuelen al extranjero por temor de que sean embargados por acreedores de este país suramericano. Argentina suspendió pagos en diciembre de 2001, después de la caída del Gobierno del radical Fernando de la Rúa, y reestructuró la deuda, con una fuerte quita, en 2005, cuando el peronista Néstor Kirchner era el presidente, pero los dueños de uno de cada cuatro bonos no aceptaron la operación y la mayoría de ellos lo ha puesto en manos de los tribunales de EE UU, Europa y Japón.
Argentina viene sufriendo desde 2002 las querellas de los poseedores de títulos públicos que habían sido emitidos bajo las legislaciones de países desarrollados. Los embates de los bonistas se toparon, sin embargo, con la inmunidad soberana de la que gozan activos diplomáticos y militares de los países, como las embajadas o las embarcaciones militares. En cambio, han sido embargados en Nueva York otros bienes como fondos del estatal Banco de la Nación Argentina, garantías de títulos públicos o recursos que pertenecían a los fondos de pensiones nacionalizados.
Cuando en julio de 2008 el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner anunció la nacionalización de Aerolíneas, los fondos buitre, que se especializan en comprar bonos impagados a precio de rebaja para después recuperar más dinero con una querella judicial, comenzaron a desplegar su inteligencia para cazar algún activo. Lo mismo ha sucedido hace unas semanas, cuando el Gobierno anunció la nacionalización de las transmisiones del fútbol de la Liga argentina.
Aerolíneas se ha preocupado de sortear embargos a los dos Boeing 737-700 NX que compró en abril, después de 17 años sin adquirir aviones nuevos. Por eso, pese a que tienen una autonomía de 6.000 kilómetros, capacidad para 150 pasajeros y vuelan a 900 kilómetros por hora, la empresa gestionada por el Gobierno de Fernández ha decidido que estas dos naves se usen sólo para vuelos domésticos, salvo algunas excepciones, como viajes a Venezuela, según publicó ayer el periódico La Nación. Los dos aviones costaron 76 millones de dólares, poco dinero en comparación con los 27.997 millones que Argentina no paga a sus bonistas desde hace casi ocho años. En la actualidad, el ministro de Economía, Amado Boudou, está ensayando negociaciones para ofrecer a esos acreedores un nuevo canje de deuda.
Aerolíneas todavía es propiedad de Marsans, mientras avanza con lentitud en los tribunales argentinos el proceso de expropiación. El Congreso argentino ha determinado que sólo se pague a Marsans un peso (menos de 20 céntimos de euro) por la deficitaria Aerolíneas. El grupo español pretende cobrar más, pero, en lugar de demandar una mayor indemnización en un tribunal internacional, ha optado por quitarse de encima unos 30 Airbus que había comprado en 2007 por 1.500 millones de dólares para destinarlos a Aerolíneas. El Gobierno de Fernández está dispuesto a aceptar ese acuerdo, pero se ha venido demorando meses. En julio, el Estado argentino logró algo de financiación para la compra de 15 o 20 de esos aviones, porque el Gobierno español de Rodríguez Zapatero aceptó la postergación del cobro de un crédito bilateral. Lo que falta es que Argentina se ponga de acuerdo con Airbus en la cantidad y el precio de las aeronaves. Fuentes diplomáticas españolas esperan una resolución "bastante inmediata" del conflicto.
Aerolíneas ya no sufre las huelgas que padecía en tiempos de Marsans, pero las disputas entre sindicatos persisten y eso afecta a la puntualidad de los vuelos. Entre la crisis internacional y la gestión estatal, la empresa continúa dando pérdidas, unos 32 millones de dólares mensuales en el segundo trimestre de 2009, según ha denunciado el presidente de la opositora Unión Cívica Radical (UCR), Gerardo Morales, que teme que los Kirchner la lleven a una "muerte natural".
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