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Centroamérica sale en busca de dinero

La crisis en EE UU, el mayor socio económico del istmo, lleva a los Gobiernos a mirar a otras regiones

Si las fuerzas del protector flaquean para flotar entre los apuros financieros del momento, es hora de correr. Así lo han entendido los Gobiernos centroamericanos al ver a su mayor socio económico, Estados Unidos, rascarse la cabeza y admitir que casi todas las cifras económicas serán peores a partir de ahora. Los organismos multilaterales, el capital asiático y hasta los petrodólares del presidente venezolano, Hugo Chávez, son salvavidas que tientan a las autoridades al saber que las remesas y los negocios con estadounidenses caerán sin remedio.

Centroamérica no está dispuesta a sufrir en solidaridad con Wall Street y ya ha dibujado el boceto de su ruta de escape: elevar el 30% de comercio intrarregional, engrosar las alianzas comerciales con otras regiones del mundo, ofrecer su relativa salud financiera para captar recursos alternativos y comunicar a su Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) que ha llegado el momento de destinar 2.000 millones de dólares a los bancos para mantener el nivel de reservas y evitar una congelación del crédito.

Los estadounidenses ya han abandonado inversiones inmobiliarias en zonas turísticas del istmo, las aerolíneas han cancelado vuelos, los consumidores han empezado por recortar los prescindibles productos centroamericanos y no pocos salvadoreños, guatemaltecos o nicaragüenses deben de estar entre los 160.000 nuevos desempleados que dejó septiembre en EE UU, donde trabaja el 8% de los 45 millones de centroamericanos.

Golpe a las remesas

El golpe más directo lo sufrirán las remesas, la fuente del 10% del producto interno regional, según el informe académico Estado de la región 2008. En 2007 llegaron 12.180 millones de dólares, cuatro veces más que en 2000, pero un bache aparece en las previsiones para 2008 que hacen los expertos y Adriana, una costurera de la zona sur de Costa Rica cuyo hijo reparte mercancías en Nueva York. "Él tenía dos empleos, pero ahora tiene solo uno y tiene que sobrevivir allá. No creo que en noviembre reciba los 400 dólares de siempre".

La merma en las remesas, sin embargo, golpeará con mayor fuerza a los países más dependientes de ellas: Guatemala, el Salvador, Honduras y Nicaragua. El efecto de la crisis en Estados Unidos llegará a Costa Rica y Panamá en las cuentas de inversión, turismo y comercio. Hay un riesgo alto de que la menor cantidad de dólares impacte en el tipo de cambio, en la capacidad de compra de bienes importados, en la inflación y, por tanto, en los esfuerzos por reducir la pobreza, explicó Jorge Guardia, ex presidente del Banco Central de Costa Rica.

"Los Gobiernos tendrán que disminuir el gasto en lo que no es urgente, para aumentar la inversión en lo social, por lo menos un par de años, porque no se ve un ajuste en menos de dos años", consideró el economista, quien estimó convenientes las propuestas suscritas este sábado en Honduras por los presidentes del istmo, de salir a buscar dinero a entidades multilaterales y negocios con otras regiones menos constipadas, mientras siguen confiando en que el tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos garantice la estabilidad en el envío de mercancías hacia el norte y de capitales hacia el sur, como dijo el secretario de Comercio de Estados Unidos, Carlos M. Gutiérrez.

China, en el punto de mira

La coyuntura ha provocado un mayor entusiasmo por las negociaciones de un acuerdo de asociación con la Unión Europea, pero también ha hecho que los Ejecutivos de la zona dirijan el radar hacia Pekín, por sugerencia de Costa Rica, y, cómo no, ondeen algunas banderas ideológicas. "La crisis mundial no es más que una enfermedad terminal que sufre el sistema capitalista", manifestó el mandatario de Nicaragua, Daniel Ortega, corresponsal en Centroamérica del proyecto bolivariano de Hugo Chávez, cuyos programas de cooperación ligados a las reservas petroleras tientan hasta a Óscar Arias, uno de los gobernantes más alérgicos a la corriente izquierdista latinoamericana de los últimos años. "La cooperación venezolana es cuatro o cinco veces mayor que la que da Washington", dijo hace un mes el mismo presidente que un año atrás fustigaba las formas chavistas. Washington no ocultó su sorpresa.

Con la estabilidad comercial del TLC con EE UU, el aceptable crecimiento real registrado por los centroamericanos en los últimos años (5,7% en 2007, según la Secretaría de Integración Económica Centroamericana), la inflación merodeando el 10% y un manejo cambiario razonable, la región tiene herramientas suficientes para capear al menos en parte la crisis financiera de su gran protector, opinó el economista Guardia. Si a ello suman el comercio intrarregional, algunas palancas para los bancos centrales y comerciales y la endémica parsimonia tropical, parece haber suficientes flotadores para superar sin demasiados traumas las aguas agitadas del Norte.

Aníbal Quiñónez (izquierda) y Celso Amorim, ayer, en Río de Janeiro.
Aníbal Quiñónez (izquierda) y Celso Amorim, ayer, en Río de Janeiro.AP

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