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Las cestas de la compra alemana y española, las más baratas de la UE

En Irlanda, el más caro, los mismos productos cuestan casi un 40% más que la media

La cesta de la compra española es una de las más baratas de la Unión Europea, sólo por detrás de la alemana, según un estudio que publicado por la Comisión Europea sobre el funcionamiento del mercado interior con datos de 2003.

El informe sobre el funcionamiento del mercado interior compara los precios de un conjunto de veinticuatro productos (IVA no incluido) que pueden encontrarse en los Quince, con la excepción de Luxemburgo. El estudio también incluye el precio de estos productos en Estados Unidos.

Así, la cesta de la compra en España y Alemania cuesta el 80% de la media de los 15 países (Unión Europea a 14 más Estados Unidos), mientras que en Irlanda estos mismos productos cuestan casi un 40% más que la media.

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Sorprendentemente, Dinamarca y Suecia, popularmente considerados países caros, se encuentran por debajo de la media. Los autores del estudio advierten de que eligieron para la estadística productos de marcas no conocidas. "Si se hubiera elegido artículos de marca, estos países habrían figurado entre los más caros", argumentan.

La convergencia de precios entre los países de la Unión Europea es un indicador del buen funcionamiento del mercado interior, ya que la libre circulación de mercancías debería asegurar que los precios que los consumidores pagan no varía entre países, según informó la Comisión Europea.

Sin embargo, en el mismo estudio, el Ejecutivo comunitario muestra la gran variedad de precios existente entre los países miembros. Este es el caso de algunos productos de marca reconocida que presentan márgenes muy diferentes entre Estados. Entre septiembre de 2000 y agosto de 2003, una coca-cola costaba en España 79 céntimos de euro (IVA no incluido), mientras que en Finlandia este precio ascendía a 145. Algo parecido sucedía con la crema Nivea que podía adquirirse en España por 75 céntimos mientras que en Portugal el cuidado de la piel costaba más del doble, 174 céntimos.

En el caso de los productos de etiqueta no reconocida, las diferencias de precios registran amplias variaciones. Así, en España se podía comprar una sopa instantánea por 43 céntimos, mientras que en Bruselas, el mismo producto se pagaba a 256 céntimos.

Asimismo, un paquete de comida para bebés costaba en España 66 céntimos, mientras que los italianos adquirían el mismo artículo por 173 céntimos. Por otro lado, en 2003 los suecos pagaron por el arroz 182 céntimos, un producto que los portugueses compraban por sólo 45 céntimos.

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