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Siria se hunde en la guerra civil

La oposición acusa a las tropas del régimen de matar a más de 200 personas en el bombardeo de Homs - Los rebeldes armados anuncian una "ofensiva general"

Enric González

Siria ha dado el paso definitivo hacia la guerra civil. Homs es un campo de batalla con cientos de cadáveres. La ciudad, controlada por los rebeldes, sufrió el sábado de madrugada varias horas de bombardeo por parte del Ejército gubernamental. Las fuerzas rebeldes, cada vez más activas, anuncian una inminente "ofensiva general" para vengar la matanza, la más sangrienta desde el inicio de la crisis. La gravedad de los acontecimientos añade presión a las discusiones en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

El ministro francés de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, habla de "crimen contra la humanidad". Barack Obama exige la dimisión del presidente Bachar el Asad. Rusia, aliada del Gobierno sirio, mantiene que no se puede condenar solo a una de las partes en conflicto. Un delegado de Moscú viajará el martes a Damasco para intentar algún tipo de mediación, pero la dinámica bélica parece haber desbordado ya cualquier posibilidad de transición pactada.

Homs ha caído desde hace semanas en una espiral de violencia sectaria
Los militares apenas entran en algunas zonas y solo tienen puestos fortificados
Una fuente rebelde admite que las bajas del Ejército en Homs son "muy elevadas"
Túnez rompe relaciones diplomáticas con el Gobierno sirio
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El Gobierno de Bachar el Asad asegura que las imágenes difundidas por la oposición muestran víctimas de los rebeldes, no del Ejército, y niega haber ordenado el bombardeo de Homs. "Es propaganda para presionar al Consejo de Seguridad de la ONU", dijo un portavoz en Damasco.

El bombardeo, sin embargo, se produjo. Resulta imposible verificar los detalles del ataque por las trabas impuestas por el Gobierno al trabajo de los periodistas en territorio sirio. Pero distintas fuentes, de uno y otro bando, confirmaron por teléfono a este periódico que las fuerzas gubernamentales, desplegadas en torno a Homs, lanzaron durante la noche del viernes al sábado un durísimo ataque de artillería.

Homs ha caído desde hace semanas en una espiral de violencia sectaria. Los barrios suníes son patrullados por milicias vinculadas a los Hermanos Musulmanes y los barrios alauíes permanecen bajo control de los shabiha, una milicia armada por el Gobierno. Las continuas represalias entre unos y otros impiden llevar la cuenta de los asesinatos y secuestros. El Ejército apenas se atreve a adentrarse en algunas zonas y se limita a mantener posiciones fortificadas. No hay comercio y los servicios públicos funcionan de forma muy limitada.

Existen diversas versiones sobre el desarrollo de los sucesos desde el viernes por la tarde. La oposición dice que el bombardeo comenzó de forma imprevista y destruyó más de 30 edificios de viviendas llenos de familias. Más de 260 víctimas mortales han sido recuperadas de los escombros, según la oposición, y dos hospitales no dejan de recibir heridos.

Una fuente de Hezbolá en Beirut, simpatizante de Bachar el Asad pero habitualmente bien informada sobre la crisis siria, definió el bombardeo como "un hecho lamentable pero provocado por los propios rebeldes". Esa fuente explicó que durante el viernes se sucedieron las operaciones de hostigamiento contra posiciones del Ejército dentro de Homs, y que las fuerzas rebeldes del llamado Ejército de la Siria Libre, compuesto principalmente por desertores, lograron secuestrar a más de una docena de soldados. Eso habría provocado, de acuerdo con esa versión, una "reacción furiosa e incontrolada" por parte de las tropas gubernamentales apostadas en las afueras.

El cerco a Homs está dirigido por Maher el Asad, hermano menor del presidente y jefe de dos unidades de élite compuestas casi exclusivamente por alauíes: la Guardia Republicana y la Cuarta División Mecanizada. La fuerza creciente de los rebeldes, en Homs y en otras ciudades (incluyendo suburbios de la capital), ha impulsado al Gobierno a recurrir a tropas de reemplazo regulares, en su gran mayoría suníes y propensas a la deserción. En lugar de decantar la situación a favor de El Asad, el despliegue de efectivos adicionales parece haber contribuido a engrosar con nuevos desertores el Ejército de la Siria Libre. Una fuente de la oposición admitió que las bajas del Ejército gubernamental en Homs eran "muy elevadas", y anunció que los rebeldes preparaban "una contraofensiva inminente" para vengar el bombardeo y obligar a retroceder al Ejército. "Si el mundo no nos ayuda, tendremos que liberarnos solos", añadió.

El bombardeo de Homs coincide con el trigésimo aniversario de la destrucción de Hama por parte de Hafez el Asad, padre del presidente. El 2 de febrero de 1982, el Ejército sirio inició un bombardeo sobre Hama, escenario de una rebelión organizada por los Hermanos Musulmanes. Cuando cayó el último proyectil, el 28 de febrero, la ciudad era un cementerio en ruinas. Nunca se ha sabido con exactitud el número de muertos, ya que el régimen sirio procura borrar de la historia esos hechos, pero las estimaciones oscilan entre los 10.000 y los 20.000. La coincidencia en las fechas, unida a la brutalidad del bombardeo sobre Homs, marca un hito. La rebelión contra El Asad (mayoritariamente rechazado por la población suní, pero respaldado por las minorías alauí y cristiana) entra en una nueva fase.

Las reacciones en el exterior han sido inmediatas. Túnez, como ya hizo Libia, ha roto relaciones con el Gobierno de Damasco y anunciado que expulsará del país al representante diplomático de Siria. Simpatizantes de la oposición intentaron asaltar las embajadas sirias en El Cairo, Londres y Kuwait City, y se manifestaron frente a las embajadas en Washington, Berlín y Atenas.

Entierro en Homs de presuntas víctimas del bombardeo del Ejército sirio. La foto fue recibida por la agencia.
Entierro en Homs de presuntas víctimas del bombardeo del Ejército sirio. La foto fue recibida por la agencia.REUTERS

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