La fórmula de un superventas
Muchas personas creen que su vida es una novela que está pidiendo a gritos ser contada. Yo no era diferente. Siempre quise escribir, pero de joven dejé a un lado mis sueños de escritor y me centré en montar una empresa y crear una familia. Ya saben cómo es esto. Pasaron los años y las décadas. Todo resultaba muy gratificante, pero nunca conocí la alegría y la satisfacción que se siente al escribir un libro.
Así pues, a los 58 años, tomé algunas decisiones. Reduje mi negocio, eliminé el estrés y empecé a escribir las novelas que siempre había pensado escribir. No era literatura propiamente dicha, sino novelas divertidas, de lectura fácil, diálogos ágiles y acción sin fin. Quería que mis libros engancharan, impactaran e hicieran reír, que cada frase mantuviera al lector en vilo y le hiciera pasar un buen rato. Escribía pensando en gente angustiada que quiere quitarse problemas de la cabeza. Libros de vacaciones. Para leer en la playa, el aeropuerto o una estación.
Nunca quise publicar de forma tradicional. No creía que ningún editor le daría una oportunidad a un empresario sin experiencia literaria. Me puse a escribir libros en lugar de cartas de presentación. Sin cesar. Los autoeditaba y seguía escribiendo. Unos expertos me convencieron para invertir 25.000 dólares en promocionarlos de forma tradicional. No funcionó. Y decidí empezar a bloguear y a tuitear para darlos a conocer. Contacté con cientos de personas e hice amigos que corrieron la voz.
En enero de 2011 me llamó la mujer que formateaba mis libros para Kindle. "¿Sabe lo que se están vendiendo sus libros?", me preguntó. Estaba tan ocupado escribiendo, tuiteando y contestando e-mails, que no había tenido tiempo para comprobar los récords de ventas. ¡En diciembre de 2010 había vendido más de 15.000 e-books! Muchos de mis lectores habían escrito comentarios positivos y recomendado mis libros. En junio, Amazon anunció que era el octavo autor de la historia en vender un millón de e-books, y el primer escritor autoeditado en hacerlo. Ninguna editorial, ni anuncio, ni artículo de prensa intervinieron. Sucedió por el boca a boca.
Creo que todos tenemos un motivo para hacer lo que hacemos. Nunca escribí para ganar dinero. Quería entretener a la gente. Mientras, cumplí el sueño de mi vida. Y, lo más importante, hice miles de amigos. Ahora, gracias a las traducciones al español, espero hacer muchos más.
Traducción de Virginia Solans
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