Dinamita pura para los derechos adquiridos
Tras ganar las elecciones por mayoría absoluta en 1982, Alfonso Guerra avanzó el plan socialista de reformas con una frase que hizo fortuna: "A España no la va a reconocer ni la madre que la parió". El profesor Mario Monti jamás utilizaría un lenguaje tan descamisado, pero sus propósitos son idénticos. Por si fuera poco, el primer ministro italiano ni cuenta con el cheque en blanco de los partidos ni con mucho tiempo por delante: su mandato expira en la primavera de 2013 y Europa y los mercados -sus valedores- quieren ver ya los resultados. Así que Monti -según los borradores que se vienen filtrando a la prensa, tal vez en forma de globos sonda- tiene en cartera acometer una serie de liberalizaciones que afectarán a sectores hasta ahora intocables. Dinamita pura para los derechos adquiridos.
- El comercio: las tiendas pueden ofrecer rebajas cuando y cuanto les plazca, sin tener que avisar antes -como sucedía hasta ahora- a la Administración. Los consumidores tendrán más facilidad en la reclamación de abusos. Las quejas deberán ser resueltas en 40 días y las indemnizaciones -si se diera el caso- deberán ejecutarse dentro de un plazo máximo de 90 días.
- Las tarifas profesionales: abolidas. Hasta ahora, determinados colectivos -como los de los abogados y arquitectos- tenían el derecho de exigir unas tarifas predeterminadas a sus clientes. Ya no. Serán sustituidas por las que se pacten en cada caso. Además, las prácticas para el ingreso en determinadas profesiones -imprescindibles para colegiarse- se podrán compatibilizar con los dos últimos años de carrera. Los notarios son, sin duda, uno de los colectivos más golpeados por la reforma de Monti. No solo sus tarifas serán menos onerosas para los clientes -se pretende así abaratar la adquisición de viviendas-, sino que la reforma prevé la incorporación de 1.000 notarios en dos años. Por tanto, mucha menos tarta a repartir.
- El combustible: la liberalización del sector es tal que las gasolineras podrán comprar al distribuidor que más les interese para ofrecer mejores precios. También pueden convertirse por su cuenta en pequeños supermercados.
- Playas: las concesiones de servicios playeros -incluidas las tarifas de acceso que rigen en Italia- serán adjudicadas por un máximo de cuatro años. Se eliminan, por consiguiente, las concesiones de por vida. Su renovación estará sujeta a concurso.
- Los trenes: la red ferroviaria será liberalizada. Llega la competencia como en cualquier otro transporte público.
- Las farmacias: el aumento considerable del número de farmacias es uno de los asuntos más polémicos, porque repartirá entre muchos más un pastel hasta ahora muy suculento.
- Taxis: aquí Monti se enfrenta a sangre y fuego -las calles de Roma y de otras ciudades son estos días una prueba de ello- con un sector muy poderoso en Italia. En resumen, más licencias de taxis.
- Correos: la propuesta del Gobierno de Monti prevé la liberalización definitiva del muy ineficaz -por ser suaves- actual monopolio de Correos.
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