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Reportaje:

Los chicos de negro existen

La asociación de los técnicos de artes escénicas cumple 10 años - El reconocimiento profesional y la formación son sus conquistas

Cuando trabajan visten de negro de la cabeza a los pies porque su función debe pasar desapercibida a los ojos del público. Sin ellos, el espectáculo teatral no existe, pero los técnicos que controlan las luces o el sonido, manejan la maquinaria escénica o se ocupan de la escenografía, entre otros oficios del mundillo de las tablas, han sido tan poco visibles que su consideración profesional era inexistente hasta hace poco.

En 2002 un grupo de chicos de negro, y otros compañeros de trabajo como utilleros, sastres, caracterizadores o regidores que trabajaban en Bilbao y su entorno, decidieron formar una asociación para conseguir su reconocimiento profesional y la mejora de sus condiciones laborales. La Asociación de Técnicos de Artes Escénicas (ATAE) celebra su décimo aniversario con más de 300 socios de toda España y el avance en la dignificación de su trabajo.

La ATAE, que nació en Bizkaia, cuenta con más de 300 socios de toda España
Mil personas han pasado por sus cursos de iniciación y reciclaje

"Hace 10 años esto era una selva", recuerda Elías Otaola, uno de los fundadores de ATAE. "Los técnicos entraban en la profesión por contacto familiar, aprendían sobre la marcha, sin formación reglada, y no tenían derechos laborales como cualquier trabajador".

El lema de "el espectáculo debe continuar" no se sostenía en una red cada vez más numerosa de espacios escénicos que requerían personal cada vez más cualificado. El movimiento de ATAE comenzó por el reconocimiento de las diferentes profesiones que participan en las artes escénicas. El Instituto Nacional de las Cualificaciones (Incual), el organismo del Ministerio de Educación que reconoce las distintas disciplinas profesionales, tuvo en cuenta a ATAE para ordenar la situación.

En paralelo se desarrolló la formación. Más de mil personas han pasado por los cursos que la asociación organiza, tanto para la introducción de nuevos proprofesionales como de reciclaje y puesta al día en las nuevas tecnologías.

La prevención de riesgos laborales es uno de los cursos que se repiten. Entre los profesionales el Teatro Principal, de Vitoria, se considera un ejemplo en ese campo. "Te miran antes a los pies que a la cara", bromean. "Si no llevas las botas reglamentarias no entras". Las iniciativas de ATAE evolucionan con los tiempos: ahora se encuentran en plena campaña de concienciación medioambiental en las artes escénicas.

"En los diez años ha cambiado mucho la conciencia de ser profesionales", destaca la coordinadora de ATAE, Carmen Torres García. ATAE es uno de los interlocutores que asesora al Gobierno vasco en el diseño de Eszenika, el Centro Superior de Artes Escénicas del País Vasco que se construye en Bilbao y que formará a intérpretes, directores y técnicos. "Nos creemos como profesión", dice Otaola.

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