Ghaleb Jaber Ibrahim, puente entre culturas

Araguaney: árbol de flores amarillas, propio de climas tropicales y subtropicales que florece en la estación seca formando en la tierra una alfombra de un gran espesor y belleza. Por la dureza de su madera, permite la fabricación de instrumentos musicales; es el árbol nacional de Venezuela. Según parece es de origen árabe y su expansión por el mundo fue posible gracias a la intensa actividad comercial de los fenicios. Ghaleb Jaber Ibrahim, en tanto que hombre emprendedor y empresario, asoció siempre este árbol con una parte importante de su intensa y diversa actividad económica.

Ghaleb es originario de Einabus (Palestina), una pequeña aldea a 50 kilómetros de Jerusalén, en la que está una parte importante y numerosa de su familia: papá Jaber, mamá Najieh y una amplia parentela de la que él siempre se precia por su milenaria sabiduría y grandes afectos. Esta tierra y la recuperación de sus derechos ocupa una parte importante de su corazón y de su trabajo y, por supuesto, de su identidad y la de su familia compostelana. Es normal encontrarlo en el hotel en el mes de Ramadán, o recibiendo a niños y niñas palestinos para que, durante algunos días, vivan sin violencia y sin bombas.

Este hombre, médico de formación, doctor en Periodismo, emprendedor y empresario de oficio y profesión, está asociado a un árbol y a un nombre, el araguaney. Aunque sus actividades son numerosas y variadas, desde el mundo del audiovisual hasta la publicidad, la hotelería a y un largo etcétera, Araguaney es el nombre del hotel que soporta físicamente una parte importante de su actividad empresarial y Araguaney también se llama la fundación que preside, en cuyo patronato se agrupa una parte de sus familias y en la que tiene cabida quizá su actividad más internacional, el Festival de Cine Árabe Amal. Esta fundación está definida por él mismo como "puente de culturas" pues Ghaleb fue quien de unir, desde su llegada accidental a Santiago, a principios de los años 70 - como otros muchos estudiantes palestinos que, expulsados de su territorio, buscaban la posibilidad de vivir y formarse- Palestina con Galicia, comprendiendo que la resistencia de dos pueblos milenarios, con una rica cultura y con un territorio propio, debe convertirse en derecho de ser y de actuar libremente. Bien cierto es que en esta comprensión y convivencia tuvo mucho que ver el amor, simbolizado en Regina, mujer gallega de origen venezolano y alemán y en sus cinco hijos e hijas que hoy forman parte del tejido empresarial y del árbol de flores amarillas. Porque si de Venezuela, a través de la familia de Palestina, llegó el apoyo económico que a Ghaleb le permitió iniciar sus estudios, de Venezuela también venían la prosperidad y el sentido de los negocios de la familia de su mujer y compañera. Ambos compartían la emigración como fuente nutricia.

Galicia y Palestina, emigración, riesgo, olfato y capacidad para emprender; buscando siempre la cultura y la dimensión humana en las actividades económicas, el árbol, el araguaney, con las raíces bien profundas en la tierra propia para después florecer fecundando el suelo en los momentos duros de sequía, dando luz con las flores amarillas y las familias como estrellas que marcan el camino que nunca se debe perder. Esto es lo que Ghaleb Jaber Ibrahim tiene siempre como norma en su carnet de ruta, un emprendedor y empresario que afirma: "Lo más duro de la guerra es que nada bueno se aprende de ella"