Los usuarios de Metro contraatacan

Los carteles de la campaña publicitaria lanzada por Metro con el lema Más por menos han desatado las críticas de los usuarios. El malestar se ha hecho patente con pintadas y octavillas en los propios carteles, reclamaciones por escrito a la empresa del suburbano y la creación de una plataforma en la web de ciberactivismo Actuable que ayer llevaba recogidas 4.000 firmas para exigir la retirada de la publicidad que consideran "engañosa". En ella se pretende resaltar que el precio del billete sencillo es más barato que el de suburbanos de otras grandes ciudades del mundo. Metro, que admite haber recibido quejas de los usuarios, aseguró ayer a través de sus portavoces, que pese a ello va a mantener la campaña.

El pasado agosto la empresa pública provocó otra polémica entre los viajeros y asociaciones de consumidores por la subida del 50% del billete sencillo que, de costar 1 euro pasó a tener el precio de 1,5 euros. A partir del pasado 15 de diciembre, numerosas estaciones y bocas del metro comenzaron a exhibir vistosos carteles publicitarios que tenían en común el lema Más por menos. En algunos de ellos se compara el precio del billete sencillo en la capital (1,50 euros) con el de otras ciudades, como París (1,70), Nueva York (1,83), Oslo (3,61) y Londres (4,64); mientras que otros ponen el acento en la cantidad de estaciones y kilómetros que ofrece la red por ese dinero. "No encontrarás otro Metro en el mundo que te ofrezca tanto por tan poco", se lee bajo el lema principal.

Una portavoz de Metro subrayó a este diario que se trata de una campaña informativa que "no está vinculada" al aumento de las tarifas y las quejas que provocó. "Simplemente trata de fomentar el transporte público y de informar de las ventajas del Metro a cambio del dinero que vale un billete sencillo", añadió. No lo han interpretado así numerosos usuarios de Metro.

Algunos de los usuarios de Metro han transmitido su rechazo a la campaña publicitaria Más por menos a la propia empresa pública, por escrito. Según fuentes de Metro, desde el inicio de la campaña el 15 de diciembre han recibido 38 reclamaciones relacionadas con la iniciativa en atención al cliente. En un mes, este servicio suele tramitar unas 800. A pesar de las críticas, en la empresa no se plantean quitar los carteles antes de la fecha prevista para ello, a finales de enero. "Como todas las campañas, unas gustan más, otras gustan menos", responde.

Otros usuarios han hecho patente ese malestar bolígrafo en mano. En uno de ellos, por ejemplo, puede leerse "¿Y qué pasa con los salarios?". En otros, han escrito junto a los ejemplos de precio del billete en otras capitales, la comparativa de los salarios mínimos correspondientes a estas ciudades: "Madrid, 641 euros", "París 1.300 euros", "Oslo, 2.000 euros"... Además, hay quien ha comenzado a colocar unas pegatinas con el lema Más paro, menos salario, que también incluyen comparaciones con los salarios. Las fotografías de los carteles manipulados corren como la pólvora por Twitter y Facebook.

Por su parte, un internauta creó el pasado día 26 una plataforma en la web de ciberactivismo Actuable que anoche ya llevaba recogidas cerca de 6.500 firmas para pedir que se retire la "publicidad engañosa". El lunes por la noche solo eran 600.

"Todos nos hemos indignado", señala la plataforma, porque se da "una información comparativa de precios del billete sencillo de Metro de Madrid con otras ciudades de mucho mayor nivel de vida, e incluso con información errónea (por ejemplo, el billete en Londres no es un sencillo, es un billete para todo el día)". Cada vez que un usuario apoya la contracampaña, la protesta se envía por correo al organismo de Autocontrol, que gestiona las quejas relacionadas con la publicidad. Actuable recogió 152.000 firmas a favor de una referéndum en la reforma de la Constitución.

Otro motivo de queja gira en torno al coste de la campaña. Metro no ha facilitado cifras al respecto, aunque señala que se ha hecho con recursos propios y que los carteles se han instalado en ubicaciones no contratadas por comerciantes dentro de la red, incluyendo las bocas de metro en superficie, donde normalmente no hay publicidad.

Con información de Victoria Torres Benayas y Pilar Álvarez.